El cáncer de mama es una de las enfermedades más prevalentes en nuestro país, ya que ocupa la principal causa de muerte por cáncer en mujeres y es el de mayor incidencia.
Si usted está leyendo este texto en un medio de transporte público, levante la vista: una de cada ocho mujeres que viajan a su lado en el subte, tren o colectivo, desarrollará un cáncer de mama a lo largo de su vida. Decimos “cáncer de mama” y no “algo malo”, expresión que, afortunadamente, es cada vez menos frecuente. Hablar con todas las letras, con todo el idioma, entender la situación, es también clave para que especialidades como la mastología encuentren nuevas soluciones y tratamientos.
El cáncer de mama es, tal como explica el vicepresidente de la Sociedad Argentina de Mastología, doctor Juan Luis Uriburu, “el más frecuente en la mujer. Actualmente en Argentina se detectan 19.000 nuevos casos por año. Se sabe que una de cada ocho mujeres que haya alcanzado la edad de 80 años, habrá desarrollado la enfermedad en algún momento de su vida. Pero lo más importante es que hoy sabemos que, detectado en estadíos iniciales, es curable en más del 95% de los casos”.
Octubre, el mes de Concientización sobre el Cáncer de Mama, brinda la oportunidad de entender a fondo la problemática. Al color rosa de muchas de las manifestaciones públicas al respecto, la medicina brinda otro matiz más: el color esperanza —esperanza de vida, de calidad de vida— que hace que muchas historias tengan un final feliz.
Cuerpo y alma. La Dra Diana Bequelman, médica especialista en Psicooncología del Servicio de Psicopatología del Instituto Ángel H. Roffo explica que “el diagnóstico de cáncer de mama es una mala noticia inesperada, un suceso vital estresante que genera un gran impacto emocional tanto a la paciente como a su familia. Si bien la manera de asimilar y afrontar el cáncer es diferente para cada uno de los miembros del sistema familiar, todos se ven afectados emocionalmente, cognitivamente, en su conducta diaria y en la percepción del sentido de la vida”. Y agrega que “culturalmente, en la mujer, las mamas son concebidas como símbolo de feminidad, erotismo, sensualidad, sexualidad y maternidad. Por tanto, el daño y/o la pérdida de una o ambas mamas se constituye en una situación traumática y provoca en las pacientes sentimientos de pérdida de dichas funciones y significados a lo cual se suma el malestar psicológico por la afectación de su identidad y por el padecimiento de una enfermedad estigmatizante como el cáncer. Sólo para un muy pequeño porcentaje de pacientes, la mastectomía se asocia a cierta sensación de control sobre la enfermedad”.
¿Dónde está la esperanza? Precisamente en el tratamiento, el control de la enfermedad. La mastología cuenta hoy con un arsenal de respuestas integrales. El doctor Uriburu explica que su especialidad evolucionó de tal forma de poder brindar un tratamiento completo: “El tratamiento del cáncer de mama en general comienza por la cirugía. En la medida que se pueda realizar el diagnostico temprano de esta enfermedad, la mayoría de las veces podrá efectuarse lo que se denomina tratamiento conservador, que consiste en extirpar la zona del tumor, con margen de tejido sano, conservando la mama y, cuando es necesario, además explorar la axila, en forma también conservadora (mediante la “biopsia del ganglio centinela”). El tratamiento quirúrgico conservador se complementa con radioterapia sobre la mama; si no, sería incompleto”.
“La cirugía oncológica de la mama y su correspondiente reconstrucción, conocida como ‘cirugía oncoplástica’, brinda los mejores resultados cuando ambas se realizan en el mismo momento (reconstrucción inmediata). Para ello lo ideal es que ambas intervenciones —resectiva y reconstructiva— sean realizadas por el mismo cirujano”, señala Uriburu. La evolución del saber científico lleva a esta tendencia del tratamiento. Es el mastólogo quien realiza habitualmente las cirugías oncológicas por cáncer de mama y, como tal, desde hace ya muchos años, es quien, además, se especializa en la reconstrucción, inmediata o diferida de dicho órgano. “La formación del mastólogo en nuestro país, desde su residencia, fellowships, congresos y cursos de especialización, incluye especialmente los aspectos de la cirugía oncoplástica. Cada cirujano mastólogo debe ser entrenado como cirujano oncoplástico, lo que lleva a decir que actualmente ambos términos son sinónimos”, considera el especialista.
Tratamientos. A principios de septiembre, la Sociedad Argentina de Mastología, realizó un congreso internacional en el cual “se hizo especial hincapié en los aspectos oncoplásticos del cáncer de mama. Desde estas tribunas se estimula la formación continua del mastólogo en la materia; desde la ubicación de las incisiones en el tratamiento quirúrgico, para su mejor resultado estético, hasta las distintas técnicas de mastectomía, incluyendo aquellas con conservación de la aréola y el pezón en determinados casos y su correspondiente reconstrucción inmediata, incluso con implante de prótesis en el mismo momento”, explica el especialista.
Uriburu describe cómo se actúa en estos casos: “la cirugía oncoplástica del cáncer de mama consiste en la aplicación de principios y técnicas de cirugía plástica a la cirugía oncológica. Está basada en tres puntos fundamentales: primero, la cirugía oncológica correcta. Luego, la reconstrucción inmediata de la mama, con técnicas de cirugía plástica y por último, el remodelado inmediato de la mama contralateral (“simetrización”) cuando es necesario. De esta forma se puede obtener: resecciones más extensas, con márgenes sanos y con excelentes resultados estéticos”.
En este sentido, la doctora Bequelman añade que “la reconstrucción mamaria es considerada un proceso de restitución de la imagen femenina y del bienestar psicológico de las pacientes con cáncer de mama. Dada la alta satisfacción del resultado quirúrgico, las mujeres manifiestan mayor nivel de autoestima, menor deterioro de la imagen corporal, buen nivel de funcionamiento sexual y de adaptación social, menor preocupación por el futuro y, por ende, mejor calidad de vida”.
Existen pruebas concluyentes que demuestran que el apoyo psicooncológico ocupa un lugar tan importante como el correcto tratamiento. Por eso, en pacientes con cáncer de mama, se efectúa un trabajo multidisciplinario con reuniones periódicas entre los especialistas de las distintas áreas (mastólogo, oncólogo, radioterapeuta, psicooncólogo, entre otros). De este modo, todo el equipo de profesionales trabajan en conjunto teniendo como centro a la mujer y no sólo a la enfermedad, entendiendo que el tratamiento no acaba con la cirugía o la radiación, sino que implica la rehabilitación emocional y física del paciente.
Octubre es la oportunidad no sólo de informarse, sino también de prevenir. El doctor Uriburu brinda algunas claves: “En pacientes con exámenes clínicos normales y sin antecedentes familiares de cáncer de mama, la Sociedad Argentina de Mastología recomienda una primera mamografía de base a los 35 años, y luego, a partir de los 40, un estudio de forma anual. En pacientes con antecedentes familiares directo (madre / hermana) de cáncer de mama u ovario se recomienda realizar la primera mamografía 10 años antes de la edad de detección del cáncer del familiar más cercano. Por lo general, es a los 30 años”.
Como decíamos, es el momento de levantar la cabeza. Ver en el propio entorno y reflexionar. De prevenir y de curar. “La detección temprana de la enfermedad, los avances en los tratamientos oncológicos y la contención de las demandas emocionales, otorgan nuevas herramientas que les permite a las pacientes lograr atravesar con éxito el cáncer de mama y superar el dolor físico, psicológico, social y espiritual al cual se asocia”, concluye Bequelman.
Cuando hablamos de Lucha contra el cáncer o combatir la enfermedad, nos referimos, más que a una batalla, a estar atentos a una afección que es frecuente entre mujeres, que tiene factores de riesgo que son modificables y en donde la prevención juega un rol fundamental en el curso y control de la enfermedad. Para ganar hay que jugar, para triunfar hay que luchar y para decidir hay que informar. Este es el rol de la Sociedad Argentina de Mastología hacia nuestra comunidad.
Asesoramiento:
Dra Diana Bequelman – MN 73791 – Médica especialista en Psicooncología Servicio de Psicopatología del Instituto «Ángel H. Roffo»
Dr. Juan Luis Uriburu – MN: 72558 – Miembro de la Sociedad Argentina de Mastología – Servicio de Patología Mamaria Hospital Británico de Buenos Aires