Nota de Psicología: El juego de navidad

La navidad es un concepto que puede dividir aguas. Hay quienes sostienen la historia de Papá Noel y quienes consideran que lo mejor es contarles a los más chicos exactamente quién se hará cargo de los regalos y de qué manera.
Tiendo a pensar que cada familia necesita decidir qué versión le resulta mejor. Como con una vestimenta, el talle no le queda igual a todos, y la mejor opción para un grupo familiar no lo es para otro.
Suele pensarse que lo lúdico le pertenece únicamente a la infancia. Si bien los adultos jugamos menos y privilegiamos otros juegos, hay una continuidad de los procesos psíquicos que posibilitaron el juego cuando éramos chicos y en la adultez se mantienen activos en el fantaseo. Como indicó Freud, se fantasea a partir de una frustración. La fantasía viene a gratificarnos parcialmente por aquello que no nos resulta placentero en la vida real. Los adultos imaginamos, fantaseamos escenarios que no se dieron en la realidad objetiva y muchas veces jugamos a que eso forma parte de la realidad. Sabemos que no es «de verdad» pero nos permitimos jugar un rato.
¿Por qué la navidad no sería un juego? ¿Se sostiene una mentira o una fantasía? ¿Para qué versión de la realidad están preparados los pequeños de nuestras familias? ¿Están listos para cambiar de juego?
Más allá del juego que cada uno desee hacer estas festividades, sepamos que estamos jugando y tratemos de disfrutarlo. Jugamos a que esperamos a Papá Noel, jugamos a que no lo necesitamos y nos ocupamos de otra manera, jugamos a que este diciembre se queda en casa porque pertenece al grupo de riesgo y lo ayudamos como si fuéramos sus Elfos… Como en Antón Pirulero, que cada uno atienda su juego.
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Sabrina Valdez
Lic. en Psicología
MP 84332 MN 59064