¿Quién puede resistirse a una tabla de quesos acompañada de una buena copa de vino? El maridaje de estos dos productos es un viaje de exploración al mundo de los sabores que provee el suelo bonaerense.
El sábado 17 de abril se conmemoró el Día Mundial del Malbec, que recuerda la fecha en que el presidente argentino Domingo Faustino Sarmiento anunció la transformación de la industria del vino del país.
En la región sudoeste, el relieve serrano, los vientos intensos y la excelente amplitud térmica permitieron el desarrollo de esta cepa propia de zonas frías: fresco y frutal, contiene la complejidad aromática del bouquet que caracteriza al malbec.
Los quesos artesanales y los vinos de la Provincia brindan al paladar un recorrido por diferentes texturas e intensidades. Conozcamos más sobre estos productos inigualables.
Criollo serrano
“El balcón del arroyo” es un tambo y una fábrica de quesos ubicada en el kilómetro 77 de la Ruta Nacional 33, a pocos metros de la Ruta Provincial 76, por la que se ingresa a la Comarca Turística del Cerro Ventana, en el partido de Saavedra.
Entre la serranía de Ventania y el Arroyo Sauce Chico pastorean vacas, en su mayoría de la raza Holando, cuya leche es la materia prima con la que se producen delicias lácteas.
Si bien esta fábrica elabora distintas variedades, el protagonista es el “Criollo”, un queso que conjuga las cualidades del suelo, el pasto y el aire del campo. Es de “textura semi-dura pero a la vez cremosa, de sabor sutil con un aroma ligero y discreto”, detallaron desde el emprendimiento rural.
En “El balcón del arroyo” sugieren maridarlo con un Malbec de Frío producido por la bodega Myl Colores en Coronel Pringles, ya que componen “un matrimonio perfecto”.
Expertos en Gouda
“Nos distingue particularmente el gouda clásico y el gouda con almendras”, afirmaron desde La Carmencita, un establecimiento que elabora quesos artesanales en la ciudad de Lobos.
El clásico se caracteriza por la textura elástica de su pasta y su aroma suave, mientras que el de almendras brinda la experiencia de la crocancia al morder el fruto seco. Son quesos ideales para acompañar con vinos suaves, aconsejan. Por ejemplo los malbec producidos en AlEste Bodega, viñedo ubicado en Médano, municipio de Villarino.
Además producen gouda saborizados con cebolla, pimienta y orégano, y estas mismas variedades también tienen su versión sin sal. Las dos primeras se pueden degustar con vinos más estructurados.
En cambio el de orégano, por su sabor menos suave pero a la vez no tan acentuado, marida con la más amplia carta de vinos.
El ingrediente principal de estos quesos “es el toque de la mano del quesero, que participa en todo el proceso”, señalaron desde “La Carmencita”.
Cercanos al mar
A 15 kilómetros de Mar del Plata, en la estación Chapadmalal, partido de General Pueyrredón, se encuentra ubicada la granja “La Piedra”, un establecimiento productivo, educativo y turístico que hace más de tres décadas elabora quesos, dulce de leche y yogures con leche de cabra y de vaca.
En este sitio el proceso productivo incluye un sistema pastoril, con 160 cabras y una producción de leche que promedia los dos litros diarios por animal.
El “Chapadmalal” hace honor al nombre del lugar y es uno de los quesos destacados de la granja. En base a leche de cabra, ofrece una pasta semidura y de textura suave, “ideal para todos los usos”, afirmaron desde “La Piedra”.
A partir de ese tipo de leche también producen una provoleta de pasta dura con “un sabor muy particular, único”, y la ricota salatta, semimagra, salada y ligeramente ahumada.
Otras de las exquisiteces que ofrecen son el queso feta, un clásico de estilo griego que va perfecto en las ensaladas, y los quesos con hongos como brie, rulo y camembert. Además, hace casi diez años incorporaron a su propuesta los “quesos dos leches” como el gouda, el sardo y la provoleta. Los productos pueden ser acompañados con una copa de vino del malbec elaborado por Bodega Saldungaray, en el pueblo turístico de Saldungaray, partido de Tornquist.
Los quesos bonaerenses se combinan con los vinos de la Provincia para vivir una experiencia gastronómica singular que convoca a paladares locales e internacionales.
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