-Desempeñó desde su niñez múltiples oficios, y trabajó más de siete décadas en el rubro construcción.
-Estuvo ligado al Club Atlético “9 de Julio” por casi tres décadas, honrando el oficio de utilero y granjeándose el afecto permanente de quienes lo conocieron.
– En su paso por la vida dejó un recuerdo entrañable. En cada uno de sus actos y sus palabras demostró una filosofía de vida sencilla, cuyo principal objetivo fue el de servir a otros.
Existe una placa, en las instalaciones de la utilería del Club Atlético “9 de Julio” que recuerda el nombre de Edgardo «Pitín» Miglierina, una figura entrañable en la vida institucional. Un vecino estimado y recordado, que cosechó en su paso por la vida el afecto de más de una generación de jugadores que lo conocieron en su rol de utilero.
Había nacido en 9 de Julio, el 16 de mayo de 1919, en el hogar conformado por Ramón Antonio y Concepción. Su madre falleció cuando tenía dos años y su padre volvió a contraer matrimonio. “Pitín” fue el cuarto, de nueve hermanos: Petrona, Ramón, “Porota”, “Bocha”, Anibal, Gildo, Horacio y Normando.
Su primera infancia había transcurrido en la calle Tucumán, entre Río Bermejo (hoy avenida Antonio Aita) y Santiago del Estero. Luego, vivió en la calle Mendoza 436.
Siendo apenas un niño de nueve años, «Pitín» Miglierina, comenzó a incursionar en la albañilería. En una entrevista mantenida con Diario EL 9 DE JULIO , en diciembre de 2006, recordaba era infancia de trabajo junto a su padre.
“Solía –evocaba- llevar en una carretilla los ladrillos que se usaban antes para hacer las propiedades. Mi padre me decía: ‘hijo, no puede llevar veinte ladrillos, lleve diez, sino se va a estropear’. Yo obedecía, porque entonces había respeto. Mi padre era muy bueno”.
Su padre falleció cuando contaba poco menos de diez años. Ello no impidió que abrazara su oficio y continuara aprendiendo junto a otros constructores: Luis y Roque Rumi, «Cleto» Calvo, los hermanos Darino, Fortunato Siniete, Antonio Di Leo, Pedro Cello. Junto a su hermano Ramón conformó una empresa constructora.
Le tocó vivir en su infancia una época muy dura, donde no faltaban las privaciones. Muchas veces debió trabajar como canillita o lustrabotas, para contribuir al sostenimiento del hogar, tras la muerte de su padre.
“El asunto –recordaba en 2006- era poder traerse a casa un pedazo de pan. Y en la tarde, cuando me quedaban cierta cantidad de diarios, me iba a pie 12 de Octubre, a Norumbega, a Morea, porque no quería que le faltara a mis hermanos y a mí un solo peso. Trabajaba también en una peluquería, y cuando el cliente se levantaba, le cepillaba la ropa, le lustraba lo zapatos y así podía ganar la propina»
“9 de Julio –añadía- antes era una ciudad de mucha gente muy pobre, y muchas inundaciones también. El barrio donde vivía a veces se inundaba, porque, pasando la esquina de la plaza, muchas veces los coches no podían pasar porque se enterraban hasta el volante. Pero nosotros ya sabíamos y estábamos a la expectativa, cuando se encajonaba un coche ayudábamos a sacarlo, y después nos daban la propina».
UTILERO EN EL CLUB ATLETICO “9 DE JULIO”
El nombre de Edgardo Miglierina (“Pitín”) ocupa un lugar en la historia del Club Atlético “9 de Julio”. Durante más de treinta años fue el utilero del equipo de fútbol de la institución.
Su tarea de utilero la hizo siempre ad-honorem, con mucho amor y cariño hacia el Club.
“Si había que trabajar en la puerta lo hacía, si había que hacer la boletería lo hacía. Pero fue en la utilería donde estuve muchos años, muchísimos. Trabajé con Mazzola, Ostolaza, Oscar Carranza, Juan Carlos Pirez. Tengo muy buenos recuerdos de todos ellos. Cada vez que me encuentro con algunos de los jugadores de las diferentes épocas, no hay uno que no se pare, todos con cariño, todos con abrazos. Eso tiene más valor que cualquier retribución monetaria”, afirmaba en la entrevista de 2006.
PALABRAS FINALES
“Pitín” Miglierina contrajo matrimonio con Josefa Irene Toledo Chiqui, con quien tuvo una hija, Irene.
Falleció en esta ciudad el 21 de mayo de 2011, a los 92 años.
Edgardo Miglierina fue un testigo de la historia del fútbol nuevejuliense. Desde su rol técnico en el equipo del Club Atlético “9 de Julio” pudo conocer a figuras destacadas del deporte, no solamente en esta ciudad sino a nivel nacional. Un hombre que hizo de la solidaridad una expresión de vida, colaborando con muchas instituciones de 9 de Julio.