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Nueve de Julio
jueves, noviembre 14, 2024

Peregrinación: la fe pudo más que la lluvia


El fin de semana se llevó a cabo la 46ta edición de la Peregrinación al Monasterio Benedictino. A pesar de la lluvia, adultos, jóvenes y adolescentes de distintas comunidades de la diócesis de Santo Domingo de 9 de Julio, peregrinaron en dos columnas desde 9 de Julio y Los Toldos. El lema fue el mismo que el de la peregrinación a pie a Luján: “Madre, bajo tu mirada buscamos la unidad”.
En el Santuario de Fátima tuvo lugar la misa previamente -desde las 20 horas- a cargo del Obispo ante un numeroso grupo de fieles. Una parte acompañó hasta la Rotonda de Avenida Mitre y Ruta 65 y el resto siguió para Los Toldos.
La columna nuevejuliense partió a las 21 hs y la columna toldense empendrió su camino a la hora 0.30. La lluvia sorprendió a los peregrinos en la madrugada del domingo a la hora 4.30 horas aproximadamente, arribando a las 7.30 hs. En la abadía benedictina “Santa María de Los Toldos” se venera la imagen de la “Virgen Negra” traída por los primeros monjes provenientes de Suiza.
Además de los peregrinos de 9 de Julio y Los Toldos participaron personas de Trenque Lauquen, Carlos Casares, Lincoln, Gral. O´Brien, French. Fue significativa la presencia de jóvenes pertenecientes a grupos parroquiales y adultos de varios movimientos eclesiales, así como la de los seminaristas que animaron las dos columnas durante la noche y se encargaron de las celebraciones litúrgicas. Cabe destacar la presencia de los sacerdotes en ambas columnas, algunos venidos de los extremos de la diócesis.
La “misa del peregrino” se tuvo que celebrar en la Iglesia del Monasterio ante la lluvia. El Obispo expresó “peregrinar es caminar bajo la mirada veraz y liberadora de Dios, y se hace desde la confianza, poniendo todo en sus manos. La confianza despierta la esperanza que es la virtud que marca el ritmo del peregrino”. Concluyó haciendo alusión al lema de la peregrinación, el cual también hace alusión a una mirada, en este caso a la de María, que también acompaña el caminar del creyente y el de toda la comunidad eclesial: “Podemos entender a las dos viudas de la Biblia como figura de María, modelo de despojo, entrega y confianza en el Señor. Ella entonces guía nuestro caminar y nos invita a confiar siempre”.

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