El nuevejuliense Juan José Gutiérrez, productor apícola y miembro de la Asociación Argentina de Apiterápia, brindó un importante Curso sobre producción de Jalea Real en la provincia de Entre Ríos. En la oportunidad, fue convocado por la Cooperativa Trabajo «El Espinal», de Paraná, Entre Ríos, por el Ministerio de la Producción de la Provincia de Entre Ríos y por el Corredor Comercial 127 y 12, un circuito que trabaja promocionando la producción orgánica.
El curso se extendió por espacio de tres días, más otros seis de preparación de apiarios y colmenas, de modo que pueda quedar una producción en marcha.
En diálogo con EL 9 DE JULIO, Juan José Gutiérrez consideró que se trató de «una experiencia muy grata». Sobre todo, porque, «cuando todos estamos con prisa y siempre deseamos retirarnos antes de un curso, en esta ocasión un día y medio después de finalizado el mismo los productores se quedaron en una especial de asamblea permanente, dialogando sobre la situación actual de la apicultura».
«Vine -añadió- muy entusiasmado, con muchas energías; porque, si bien la actividad está pasando por una situación por demás compleja, es gratificante encontrar productores, entre ellos muchos docentes, que habían obtenido más de sesenta kilos de Jalea Real por año y aún así quiso hacer el curso».
Gutiérrez subrayó la importancia de «socialibilizar la producción de Jalea Real, haciendo que cada productor haga uno, dos o tres kilos y los venda en su entorno, asegurando una calidad y permitiendo al cliente disponer de un producto genuino».
PRODUCCION DE JALEA REAL
Juan J. Gutiérrez profundizó acerca de la importancia que reviste la producción de Jalea Real para «optimizar el manejo en un apiario». En efecto, «la Jalea Real le brinda un recurso y un incremento a la rentabilidad del apiario, hasta cerca de un 300 por ciento, en función del precio de venta que tiene».
Gutiérrez reconoció que «hay que trabajar y mucho; pero, nada es imposible, puesto que son muchos quienes realizan la producción de Jalea Real».
El entrevistado, en el mismo sentido, recordó que «la colmena tiene seis producciones básicas, tres de recolección, que las abejas traen del campo (néctar, polen y propóleo) y tres de producción endógena o propia de la colmena (el veneno de abeja, la cera y la Jalea Real)».
«Los productores apícolas ya no vamos a poder producir solamente mil, sino que vamos que tener que dedicarnos a las otras importantes alternativas, jalea, propóleos, veneno, etc.», entendió.
MALAS PERSPECTIVAS EN LA PRODUCCION APICOLA
Juan José Gutiérrez al referirse a la situación actual de la apicultura no pudo evitar citar que «en 9 de Julio producíamos 120 kilos por colmena, por año, y ahora apenas se llega a los escasos 20 kilos».
Para Gutiérrez, «la imposición de un programa agroeconómico por parte del Estado que no observó las consecuencia colaterales, la destrucción y hasta la posible desaparición de una actividad tan noble como es la apicultura».
Las perspectivas a futuro, para la apicultura, no son alentadoras. Según el experto, «la producción no solamente va a ir decayendo sino que, además, se tiene que soportar las sanciones por tener las colmenas contaminadas con pólenes transgénicos, que está en el suelo y que genera que la miel no pueda ser comercializada». «Einstein -agregó- pregonaba que el fin del mundo vendría después de que desaparecieran las abejas. Hoy en día las abejas están desapareciendo, como causa de la destrucción de los bosques naturales; por los insecticidas, que matan a las plagas pero también a la fauna benéfica; por la falta de diversidad; por la utilización de fertilizantes y por algunas otras máquinas que, la sociedad de consumo, nos están imponiendo y que, por sus radiaciones, hacen desaparecer las colmenas».
Gutiárrez descartó de plano un aumento en la producción; por el contrario estimó que va a ir decayendo, «hasta tan no se tome conciencia absoluta sobre esta situación y sobre el daño que se que está cometiendo». De acuerdo con la información brindada por el apicultor, en la esta zona, la cosecha «hasta ahora pinta mal; pues faltó toda la mil de primavera y el proceso de las lluvia lavó las flores».
«Aguardamos -refirió lo que sucederá en enero y febrero, ya que estamos con un retraso terrible. Hay colegas que en enero están alimentando, cuando a esta altura deberíamos estar trabajando en la primera cosecha».
«Es hora de que los apicultores nos juntemos para comenzar a gestionar las medidas legales pertinentes para, al menos, no morir sin luchar», exhortó Gutiérrez.