* Por el Dr. Roberto Rossi
No era hombre de multitudes. Había nacido en Buenos Aires el 23 de Setiembre de 1778 siendo por lo tanto muy joven (31 años) cuando acontece la Revolución. Antes de 1810 vivía retraído en su bufete y así seguiría luego en su despacho de la Fortaleza. Fue un intelectual que trató de amoldar la realidad a los libros. La hondísima fe que tenía en sus ideas políticas la había forjado a través de sus lecturas del Iluminismo y La Ilustración en boga entonces. Provenía de un hogar austero y religioso conformado por varios hermanos. Fueron sus padres Dn. Manuel Moreno y Argumosa (funcionario real de mediana jerarquía) y Dña. Ana María Valle, con residencia el los Altos de San Telmo. Al notar su gusto por la lectura – que fue su pasión dominante – Fray Cayetano Rodríguez le franqueó la biblioteca de su convento. No le atraían las reuniones con otros jóvenes adolescentes. Moreno fue desde niño serio y aplicado, aislándose siempre en el retiro de su estudio. Quizá por ello le faltó el conocimiento de los hombres y de la sociedad, elementos indispensables para la conducción política. Poseía una gran laboriosidad, energía arrolladora y moral íntegra, virtudes muy consideradas en un Secretario, pero no tenía las que caracterizan al Jefe que, antes que nada, debe conocer y comprender la realidad que lo circunda y a la cual pretende conducir. Saavedra lo describe como “helado hasta el extremo”, mientras que para su hermano Manuel resulta “activo y fogoso”. Los textos escolares nos brindan una serie de retratos que nada tiene que ver con la imagen auténtica del prócer, a la sazón enjuto, nervioso y picado de viruelas. Con la intención de ordenarse sacerdote fue a Chuquisaca en 1802, pero en la nutrida biblioteca del canónigo Terrazas acierta a leer a Rousseau, Montesquieu, Voltaire, Diderot y otros, estudia inglés, francés y traduce “El Contrato Social”. Entonces su objetivo se transforma radicalmente: ya no será eclesiástico sino abogado y pondrá su fe en la reformas políticas. En 1804 Mariano se enamora de una joven de 15 años que vivía en Charcas, María Guadalupe Cuenca. Se casaron y un año después nació Marianito. Durante su estada en el Alto Perú conoció la desgracia de los indios sometidos por los encomenderos que se enriquecieron con la “mita” y el “yanaconazgo”. Sufrió al ver por si mismo el correlato de miseria y despojo, por lo cual quedó sumido en profunda tristeza. Lanza su crítica por escrito a la organización virreinal por haber tergiversado las Leyes de Indias, permitiendo la servidumbre y los abusos. En 1803 y 1804 Moreno realiza sus prácticas profesionales en el estudio de Agustín Gascón, como abogado defensor de indios por abusos de sus patrones, cuestiones éstas que lo llevan a enfrentarse con enemigos poderosos. Se complica por ello su permanencia en Chuquisaca y decide entonces retornar a Buenos Aires con su familia, a mediados de 1805. Aquí comenzó a ejercer como abogado y su bufete era el más renombrado de Bs.As.- Se lo designa relator de la Audiencia y asesor del Cabildo. Será luego testigo de las Invasiones Inglesas y escribirà al respecto: “…yo mismo he llorado más que otro alguno, cuando a las 3 de la tarde del 27 de Junio de 1806, vi entrar a 1560 hombres ingleses, que apoderados de mi patria, se alojaron en el Fuerte…”.- En 1810 prologa en “La Gazeta”: “Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe (….) será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos sin destruir la tiranía”. Resultaría erróneo considerar a Moreno como el “fundador de la libertad de prensa” por el solo hecho de crearse La Gazeta durante el gobierno del cual era Secretario. En todo caso podrá haber sido “fundador de la prensa oficial”, pues la otra existía desde los tiempos del “Telégrafo Mercantil” y estaba representada en 1810 por el “Semanario de Comercio” de Belgrano. Se conjetura que habría sido éste quien propuso a Moreno para una de las secretarías de la Primera Junta, claro que como prenda de seguridad para los residentes ingleses, en buen número clientes de su bufete. De entrada rehusó el nombramiento, pero lo convencieron y juró el cargo. En un principio tomó la Revolución con desconfianza. Nunca le gustó la multitud – excepto el grupo que lo apoyaba en el café de Marcos – porque, según él, carecía de las “luces” necesarias para dar a las cosas su verdadero valor. Asistió, no obstante, al Cabildo del 22 de mayo y votó por la caída del Virrey. El 25 –jornada fundamental – no estuvo, pues se encontraba de visita en casa de un amigo. Se asegura que fue idea de Moreno implantar la Revolución por el miedo, plasmándose tal objetivo en el “Plano de Operaciones” de la Junta. Por aplicación del mismo fue fusilado Liniers (héroe de la Reconquista) bajo la acusación de conspirar contra la emancipación. Existiría documentación que da cuenta de la frialdad conque se impregnó la Revolución a partir de ciertas decisiones muy duras del Secretario, que no entendió la naturaleza popular del movimiento de mayo. Su tremenda energía se impuso a la Junta y sus decretos tenían fuerza ejecutiva, pero le aparejaron la repulsa general. El decreto de “supresión de honores”, originado como excusa en el famoso “brindis del capitán Duarte”, pero que en realidad la intención era molestar – o defenestrar – a Saavedra, fue quizá de lo más impolítico salido de la pluma de Moreno. Allí se agredía no solo a Saavedra ( de muy alto prestigio) sino a los militares que apoyaban al presidente y también al pueblo, calificándolo de “vulgo” y “desprovisto de luces”. Este decreto –entre otros -, aunado al que dispuso la ejecución de Liniers y sus compañeros, fueron los que precipitaron su caída provocando su renuncia indeclinable. Ante la imperiosa necesidad de poner distancia de ese ambiente convulsionado, solicita ser enviado en misión diplomática a Brasil e Inglaterra, petición que le fue acordada por la Junta. A bordo de un buque inglés, parte en Enero de 1811 acompañado por su hermano Manuel y Guido. Fallece embarcado el 4 de Marzo de 1811 a raíz de un cuadro que tiene todas las características de una peritonitis. No había mèdico a bordo y la hipótesis de envenenamiento carece de asidero. Fue arrojado al mar a las 5 de la tarde a la altura de la isla de Santa Catalina envuelto en la bandera inglesa. La noticia de su muerte recién llegó a Bs.As. el 14 de Octubre de 1811. La Junta Grande designó como Secretario sustituto a Hipólito Vieytes.-
Autores consultados: José María Rosa (Historia Argentina), Manuel Moreno (biografía del Dr. Mariano Moreno) y Felipe Pigna.-