* Por Paolo Barbieri, Concejal PRO
En la Argentina suceden cosas curiosas, por ejemplo que un gobierno nacional que en los últimos 10 años ha hecho oídos sordos al mayor reclamo de sus ciudadanos, que es sin lugar a dudas el pedido de SEGURIDAD, proponga un cambio profundo en el Código Penal.
La verdad es que este “nuevo” código, en los hechos ya se viene aplicando. Varios fallos han declarado la inconstitucionalidad de la reincidencia como agravante, las excarcelaciones y eximentes de prisión son tan amplios que hasta los homicidas pueden no ir presos, basta con decir que la policía metropolitana ha llegado a detener 22º veces al mismo delincuente en ocasión de robo y éste a vuelto a quedar en libertad a las pocas horas.
La filosofía zaffaroniana, que recordemos no se aplica en prácticamente ningún país, ha calado tan hondo en la mayoría de políticos, intelectuales penalistas, y jueces de nuestra República que lleva a aplicar en los hechos sistemas que no se corresponden con las leyes de fondo. Por otro lado legislativamente nuestro Congreso ha adoptado leyes que flexibilizan de tal forma el derecho penal que se estima que solamente uno de cada mil delitos son pagados con prisión, con una tendencia a proteger en demasía los derechos de los delincuentes, dejando en el olvido los derechos de quienes viven honradamente.
Esto tira por la borda la popular expresión de que las leyes están y solo hace falta hacerlas cumplir, no señores, justamente las leyes se aplican y son las que permiten aberraciones como la de Junín, donde dos mujeres fueron asesinadas por un criminal con varias condenas por delitos graves en su haber, pero sin cumplimiento efectivo en prisión.
Para colmo de males nuestro territorio es el que menor radarización posee de todos los países de la región, no es casualidad que los narcotraficantes se empiecen a instalar en la Argentina, las fronteras están abiertas, cualquier narcotra- ficante puede venir a disfrutar sus millones de dólares manchados con sangre a nuestra tierra sin ser molestado por migraciones, eso si! que a ningún ciudadano argentino se le ocurra traer un artículo importado porque será revisado completamente su equipaje en Ezeiza, los narcos están permitidos, los productos importados NO!
Los precarios asentamien- tos denominados villas se han incrementado notoriamente en la última década, generando un caldo de cultivo peligrosísimo. Todos sabemos que los problemas socio – económicos de estos sectores son aprovechados por los narcotra- ficantes, y pocas opciones tienen sobre todo los jóvenes para salir de ese infierno.
Insólitamente la mayoría de los sectores políticos prefieren mantener la alarmante situación y no realizar cambios, negándose por ejemplo a bajar la edad de inimputabilidad, tal como lo han hecho enorme cantidad de países; pero no sólo se trata de condenar a los ciudadanos que ya pueden votar pero no son aptos para hacerse responsable de sus propios crímenes según estos políticos; sino que además al oponerse impiden que el estado pueda intervenir e intentar rescatar de alguna manera a esos jóvenes que sin haber cometido delitos graves se encuentran en una situación de desamparo tal que indefectiblemente, al menos en la mayoría de los casos, van a volver a incurrir en situaciones delictivas. Yo me pregunto sinceramente, ¿qué grado de libertad puede tener un joven adicto al paco totalmente desamparado en una situación social precaria?
Todos coincidimos en que los problemas de inseguridad de fondo se van a resolver con medidas sociales y educativas, pero en el ínterin, en los años que esto conlleva, no se puede permitir de ninguna manera que los vecinos honrados queden a merced de los delincuentes.
Lamentablemente quienes han gobernado durante tantos años nuestra Nación, y por sobre todo nuestra Provincia, tienen sus resultados a la vista, multiplicación de villas miseria en todos los accesos a la Capital Federal, consumo de drogas de todo tipo, inseguridad extrema en prácticamente todos los barrios, narcotraficantes instalados en todo el país, si quienes permitieron esto con sus medidas y sus leyes ahora nos plantean una solución legal de fondo, instalando legalmente lo que en los hechos practican hace bastante tiempo, los resultados estarán lejos de ser los mejores sin ninguna duda.