El 26 de abril de 1937 cuarenta y tres bombarderos y cazas alemanes de la Legión Cóndor y algunos italianos al servicio de los nacionales, destruyen la ciudad vasca de Guernica. (Donde se halla el roble símbolo de la libertad del pueblo vasco). Es el acontecimiento de la guerra civil española de mayor resonancia mundial. Por primera vez, la aviación arrasa una ciudad abierta, sin objetivos militares de magnitud, ni defensas antiaéreas. El bombardeo se inicia a las 4,30 de la tarde de un lunes –día de feria – y dura hasta las ocho menos cuarto. A las explosiones suceden bombas incendiarias y las de efecto retardado. Un corresponsal de Times escribe: ¨cuando la población aterrorizada escapaba de la ciudad, descendieron al ras de la tierra para barrerla con ametralladoras. (Guernica constituye el antecedente del bombardeo llamado ¨en alfombra¨, dirigido a la población civil. El ejército alemán lo pondrá, nuevamente, en práctica, durante la segunda guerra mundial. Siendo Coventry una de las primeras ciudades arrasadas, se designó a la modalidad con el término ¨coventriza ción¨).
Los medios parisinos, rápidamente, se hacen eco de la masacre. El bombardeo de Guernica se convierte en bandera de la movilización del 1° de mayo de ese año, y en la inspiración de Picasso que, por encargo del gobierno republicano, ya trabaja en un mural para expresar los horrores de la guerra civil. La obra queda concluida en los primeros días de junio. Al mes siguiente, va a ser exhibida en el pabellón que tiene España dentro de la exposición internacional de Arte y Técnica en la ciudad de París.
¨El Guernica¨ es un óleo sobre lienzo de 3,50 metros x 7,80 metros, realizado en blanco y negro y distintas tonalidades de gris. El artista encuadra los grupos en dispositivos triangulares. El central -cuyo vértice es la lámpara o bombilla y la base el guerrero tendido- , contiene un caballo a punto de caerse; es atravesado por una lanza y tiene una herida abierta en su costado. La cabeza del guerrero decapitado, aparece en el vértice inferior izquierdo. Uno de sus brazos – en el mismo sentido- lleva la palma de la mano abierta hacia arriba. El otro –desmembrado – empuña un espada rota y una flor. Una mujer marcha hacia la luz; su rodilla dislocada apoya en el suelo. Por fuera de este triángulo, debajo de un toro, -izquierda- otra mujer tiene el rostro desencajado. No es para menos, sostiene en los brazos un niño muerto. Un pájaro espantado asoma entre el toro y el caballo. Un rostro fantasmal –hacia la derecha- se cuela por el hueco que da a una escalera. Va junto a un brazo que lleva una lámpara a aceite. (Quinqué). Más allá –derecha- una mujer es consumida por las llamas. La escena, en su totalidad, da la impresión de desarrollarse en un interior apretado y oscuro, un hogar en el que la guerra se robó la paz.
Es evidente que Picasso hace de cada figura un símbolo. Aunque algunos como la mujer madre, el niño muerto o el guerrero caído, o la flor que sale en medio de la muerte –relación muerte vida- sean más sencillos de interpretar, otros, resultan enigmáticos y suscitan, aún hoy, intensas discusiones. El toro, por ejemplo, ha sido considerado alegoría de la muerte, imagen heroica del pueblo español o autorretrato del artista. El caballo, la imagen de la España fascista o un símbolo de dolor. La bombilla una especie de vanita moderna acerca de los avances tecnológicos que pueden usarse – depende de las manos en que caigan – para el bien o el mal. La mujer con el quinqué, luz del hogar o bien la República; el ave, la aviación o la paz rota y así sucesivamente. (El artista se negó a hablar del significado de cada cosa y expresó la idea de que cada cual debe ver en el cuadro lo que quiera ver).
El mural, como era de esperar, apenas expuesto, comenzó a generar todo tipo de controversias. La mayoría de los visitantes de la exposición, deslumbrados por los avances tecnológicos que mostraban otros países, le dio la espalda. La guía alemana del certamen habló de arte ¨degenerado¨ y lo declaró como la obra de un loco. Por otro lado, los simpatizantes de la causa republicana, le recriminaron que la pintura no tuviera ninguna referencia explícita al bombardeo de Guernica. Picasso, más que convencido de su logro, -que expresaría, visionariamente, hasta lo indecible ocurrido en Hiroshima y Nagasaki- les respondió a sus detractores que aquello era el resultado de un trabajo de muchos años y les aclaró que no podía emplear recursos convencionales sólo para ser comprendido y garantizarse la plena satisfacción de los críticos y el público¨.
Concluida la feria de París, el Guernica, emprende un viaje por distintos países de Europa en medio de un creciente clima bélico. El público comienza a vivir en carne propia el dolor y la muerte que el artista les había anticipado y, bajo una Europa acechada por el nazismo, la obra viaja a Nueva York para alojarse en el Museo de Arte Metropolitano de esa ciudad.
Por voluntad expresa del artista, ¨El Guernica¨ deberá esperar a la muerte de Franco para conocer España. En 1981 este símbolo antibélico por excelencia, cruza el Atlántico, para alojarse en la Casa del Buen Retiro, anexa al Prado-.
Desde 1992 se halla en el Museo de la Reina Sofía de Madrid, dónde se exhibe en una amplia sala junto a los bocetos preliminares y la evolución fotográfica de la obra, tal como la documentara Dora Maar, artista y compañera de Picasso, por ese entonces.