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viernes, noviembre 22, 2024

Precios cuidados: ¿sirven para algo?. La respuesta es fácil: para nada

gallollorente-eduardoEscribe: Eduardo Gallo Llorente

Lamentablemente no sólo no sirven para frenar el aumento de precios sino que también desalientan, en el corto o mediano plazo, la producción de los productos controlados. En la Argentina tenemos muchos ejemplos de esto a lo largo de los años.
Los productos controlados son difíciles de conseguir y con el tiempo van desapareciendo casi por completo de las góndolas, volviéndose una rareza, ya que apenas se ponen en oferta, los consumidores se lanzan sobre ellos y los agotan en poco tiempo. Es lo que sucede por ejemplo con el azúcar y la yerba que sólo hay una o dos marcas con precios cuidados más baratas que el resto, por consiguiente las de precios cuidados no se consiguen. Con otros productos como la carne, de la cual ya me he ocupado en otras oportunidades, podemos decir, que a partir del año 2006 se han tomado tantas medidas en contra de los productores de carne y de los frigoríficos que muchos de los primeros han optado por cambiar de actividad y en los últimos cinco años han cerrado mas de cien plantas frigoríficas, la mayoría exportadoras. Históricamente, la Argentina exportaba alrededor del 20% de la producción, hoy exportamos solamente el 6% y hemos pasado de ser uno de los principales exportadores del mundo a prácticamente desaparecer del mercado internacional.
Con la yerba ha pasado prácticamente lo mismo, en los últimos años se intentó regular mucho la actividad, con precios cuidados, vigilados, protegidos o máximos, si bien a los gobernantes de turno, no les ha gustado utilizar el término precios máximos. Guiller- mo Moreno, el locuaz ex Secretario de Comercio, llamó “polacos patas sucias” a los productores yerba- teros misioneros, cuando no aceptaban el precio que él les quería imponer en una de sus tantas bravuconadas estériles. Muchos productores se cansaron y pasaron a realizar otra actividad, como la forestación. Hoy resulta que un kilo de yerba se ha convertido en casi un artículo de lujo. Durante años el kilo de azúcar y de yerba tenían un peso similar, hoy el azúcar en el comercio minorista vale alrededor de $7 el kilo y la yerba roza los $ 40 el kilo, o sea más de seis veces, gracias a los controles y regulaciones.
Algunos socialistas y los progresistas, como se autotitulan los kirchneristas, tienen la teoría de que la tierra es como el agua y el aire, un elemento más y anterior a los hombres, hasta ahí, todo bien, pero agregan que los alimentos “tienen” que ser baratos para poder ser accesibles a toda la población. El que produce autos o relojes puede ganar plata pero el que produce alimentos los tiene que vender, sin ganancia, con una mínima ganancia o a pérdida, según las circunstancias. Esto lleva que a la larga suceda lo mismo que en Venezuela o Cuba, países socialistas de América, que importan el 80% de los alimentos que consumen. En Cuba, después de 50 años de comunismo, últimamente están empezando a cambiar esta situación, lo mismo que han ido cambiando Rusia y China.
El productor de alimentos tiene derecho a recibir un precio justo por su producto y como explicó el Ministro Kiciloff, una “docena” de tomates, cuando sube mucho de precio, al poco tiempo bajan.
Los precios máximos, o cuidados, que no sé quién los cuida, sólo sirven coyunturalmente por un período corto de tiempo y por alguna razón de fuerza mayor. Una política antiinflacionaria no se puede sustentar en precios máximos ya que la principal causa de la inflación no es la puja distributiva sino la emisión monetaria y el elevado gasto público.
Recordemos las palabras de Guillermo Moreno quien nos dijo hace alrededor de un año que el pan se iba a conseguir a $10 pero eso sí, hasta las 10 de la mañana. Sin embargo, quien iba a la panadería debía pagar $20 el kilo, si lo quería. A los argentinos nos gusta que nos mientan, de no ser así el Sr. Moreno no hubiese permanecido 8 años como Secretario de Comercio y siendo en la práctica un Ministro de Economía en las sombras. Desde el año 2007 que intervino el Indec nos mintió todos los meses con los índices de inflación y pobreza quien era además el principal mentor de la campaña “Clarín miente”. Los argentinos somos muy especiales.

Abril de 2014
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