[14 de junio de 2010] La lluvia produjo un impasse, y apareció el fútbol. A medias, ya que ni Agustín Alvarez ni Libertad entregaron todo lo que podían dar. Conspiró para esto el estado del campo de juego, resbaladizo por lo húmedo, y las propias limitaciones de los equipos en el armado de las jugadas.
Recién a los 27 minutos de juego, este Agustín Alvarez que jugaba de local y buscaba subirse a un liderazgo de la tabla aunque fuera momentáneo, pudo hilvanar una ocasión de gol. Lo hizo con uno de sus mejores –acaso el mejor en este momento- jugadores en ataque, por habilidad, rapidez y visión del juego: Ignacio Bossio sacó un remate desde un ángulo esquinado, que no logró retener Vega, pero tampoco llegó a definir en el rebote Delamer. El cero se mantenía fijo, aunque Agustín Alvarez inclinaba la cancha continuamente, con un mejor juego asociado, a pesar que ninguno de los dos era demasiado claro.
Pero a la media hora de juego, Joglar, que jugó y bien como lateral, hizo lo que hay que hacer con un piso mojado: disparo rasante contra el primer palo, que picó antes de llegarle al arquero, lo descolocó y se convirtió en la apertura del marcador.
Libertad –que necesitaba ganar para no perder más terreno- no lograba contrarrestar el juego rojo, se fastidiaba con algunos fallos del debutante Guillermo Bonello, que alternó buenas y malas, y no producía casi nada en ataque. Tras una infracción dudosa a Mariani –empeñoso como siempre- ganó un tiro libre que no pudo aprovechar bien López: primero a la barrera, y en una segunda oportunidad tras el rebote, a las seguras manos de Torres.
Se terminaba el primer tiempo, cuando el Lagunero avanzó una vez más, por intermedio de Maximiliano Salazar, quien cayó dentro del área ante el contacto con un defensor. Pareció penal, pero Bonello dijo que no había sucedido nada, provocando una vez más la exasperación visitante.
En la segunda etapa, se vio más de lo mismo: el equipo de Malfatto buscando una victoria que le permitiera tranquilizarse, y el de Gómez, tratando de evitar ser desbordado, y de aprovechar las pocas chances que le daba el rival de atacar.
Una vez más fue Bossio el que se encargó de generar el mayor riesgo sobre el arco rival, con un remate desde afuera del área, a cuyo rebote no llegó el ingresado Casquero.
Libertad pudo ponerse a tiro de empate una vez más, tras una falta que derivó en un tiro libre, pero esta vez fue Mariani el que no pudo aprovecharlo. Gómez dispuso varios cambios ofensivos, pero lo que no cambió fue el trámite del partido.
Ya con las luces del estadio prendidas (el encuentro comenzó aproximadamente media hora más tarde de lo anunciado), otra vez Bossio pudo liquidar el cotejo, pero prefirió hacer la individual antes que cederle el balón a un compañero, y la jugada se diluyó.
Lo que no se diluyó fue la ilusión de Agustín Alvarez, que tiene, como en los últimos campeonatos, argumentos sólidos, porque así –sólido- es su juego, más allá que a veces pueda lucir más, y a veces, como ayer, menos.