Es molesto, y parece ir y venir cuando le place. Además, nos lleva a hacer toda clase de extravagancias para intentar deshacernos de él. Revisamos algunas de ellas y cómo las justifican sus defensores. El hipo puede ser extremadamente molesto.
Empieza de una manera bastante innocua, cuando el músculo bajo sus pulmones de repente se tensa y lo fuerza a inspirar bruscamente. Eso hace que las dos aperturas entre las cuerdas vocales se cierren repentinamente y de ahí sale el sonido del hipo.
Hay muchos detonantes potenciales, desde comer demasiado rápido hasta un cambio súbito de temperatura. El hipo en sí mismo no es peligroso, pero puede ser un efecto secundario de una medicación o el síntoma de una afección médica subyacente, como el asma.
¿QUÉ HACER?
Hay tres tipos principales de curas indicadas para el hipo.
Respire
Existe la teoría de que la causa del hipo es una baja de dióxido de carbono en su sangre. Eso se puede solucionar con ejercicios de respiración, como aguantando o sencillamente bajando el ritmo de la respiración. Hay gente que usa una bolsa de papel para hacer esto último.
Haga ejercicios
El diafragma es el músculo que está debajo de sus pulmones, donde empieza el hipo. Hay quienes dicen que se puede curar si se ejercita. Para ello, puede llevar sus rodillas hasta su pecho y mantenerlas ahí por un par de minutos. O puede agacharse hacia adelante, tratando de tocar los dedos de sus pies, comprimiendo su pecho, para aliviar el espasmo. Alternativamente, puede respirar profundamente varias veces e intentar alcanzar el espacio debajo de sus costillas para darle a su diafragma un pequeño masaje.
Distráigase
Otra corriente de pensamiento sugiere hacer algo que distraiga al cerebro. Por ejemplo, puede poner un poco de azúcar en la parte trasera de su lengua y esperar a que se disuelva antes de tragársela. O chupar un pedazo de limón.
También está el clásico: pegarse un susto.
Finalmente…
Quizás no lo sabía, pero el hipo es más común de lo que se piensa. A los bebés les da hipo, pero algunos de nosotros empezamos a tenerlo incluso antes de nacer. Además, no somos los únicos mamíferos que los experimentamos. De hecho, una teoría dice que a los mamíferos les da hipo pues necesitan una manera de expulsar el aire del estómago cuando están siendo amamantados.
Y, como curiosidad, le dejamos con el caso del estadounidense Charles Osborne quien tuvo un ataque de hipo que le duró 68 años, desde 1922 hasta 1990. Más recientemente, en Lincolnshire, Inglaterra, tomó tres años curarle el hipo a un hombre llamado Chris Sands.
Fuente: latercera.cl – 09.08.2015 – BBC
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