El precio de la carne bovina registra cierto retroceso en lo que va de enero, pese al repunte de los dos primeros días de esta semana -según el indicador del Mercado de Liniers- pero se ubica casi 22% por encima de los niveles de octubre pasado, y no se registran aún las operaciones de importación con las que había advertido al sector ganadero el ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile.
Alfredo Bel, dirigente de la seccional Entre Ríos de la Federación Agraria Argentina (FAA), sostuvo al respecto que “la Argentina no está importando carne, aunque lo hizo en alguna otra época desde Uruguay, no en volúmenes significativos».
Desde comienzos de año hasta hoy, el mercado concentrador de vacunos más grande del país, que abastece a los consumidores de la zona metropolitana, exhibe un valor de 25,1 pesos por kilo para el promedio de categorías vendidas.
Ese nivel se ubica 6,7% por debajo del máximo alcanzado durante diciembre, cuando los animales se negociaron en Liniers a un valor de 26,9 pesos el kilo.
No obstante, el precio actual de la carne supera ampliamente al de octubre -de 20,6 pesos por kilo-, cuando todavía no se reflejaba el impacto anticipado (luego concretado) de la quita de retenciones a la exportación y la casi simultánea modificación del tipo de cambio.
El ministro Buryaile dijo a poco de asumir que se analizaba abrir la importación del producto para paliar la fuerte subas de precios, y explicó que “desapareció la oferta porque hay una actitud de especulación de un negocio”.
“No vamos a permitir que haya escasez y si es necesario y alguien pide autorización para importar, lo vamos a hacer», prometió entonces el funcionario.
El ex director de la Asociación de Industrias Argentinas de Carne y ex directivo de Quickfood, Miguel Gorelik, relativizó por su parte el nivel de incremento de precios de la carne.
A su juicio, si se descuenta la inflación del período “en las siete semanas que transcurrieron desde el pico de precios de principios de diciembre, el valor de la categoría novillo retornó a los niveles de fines de noviembre”.
El cálculo del empresario considera la evolución de los “pesos reales”, teniendo en cuenta una inflación acumulada desde octubre que se habría ubicado en un nivel no inferior al 9 %.
Gorelik admite, con todo (en su sitio de Internet, Valorcarne.com.ar) que el precio de la carne todavía “se ubica por encima del promedio del último año”.
Bel, en tanto, explicó el aumento del ganado en pie por “una serie de factores, inconvenientes y expectativas”.
“Transcurrido el mes de enero se ha vuelto a un valor lógico, disminuyó un 15 ó 20% el valor del ganado en pie, por lo que habría razones para bajar a nivel de las góndolas», consideró el dirigente en declaraciones a la prensa de su provincia.
Según el representante de FAA, para que las subas en la carne a nivel consumidor estén «controladas», el factor fundamental es «que el gobierno controle a todos los eslabones de la cadena de comercialización. Una vez que subió en el mostrador, no baja nunca y es ahí donde hay que buscar la solución», expresó.
Un dato no menor para tener en cuenta es el estancamiento del stock de ganado vacuno, que según datos de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) en 2014 alcanzaba los 51,5 millones de cabezas. Las causas son múltiples, y entre las principales hay que mencionar las trabas que en los últimos años se han impuesto a la exportación de carnes, que desalentó a numerosos productores que optaron por diversificar su actividad.
Muchos eligieron sembrar soja, una oleaginosa que se volvió la estrella de los commodities a partir de las compras que realizan China y ahora India, y que en su momento dejaba una altísima rentabilidad y sin los problemas que debían afrontar para exportar carne.