[20 de diciembre de 2010] Un funcionamiento sólido, y jugadores que cuando se enchufan marcan la diferencia, ha sido la fórmula histórica para llegar a finales y ganar campeonatos. San Agustín demostró que tiene ambas cosas, ni más ni menos que ante el fuerte equipo de Agustín Alvarez, campeón en 2008 del Interligas y varias veces subcampeón local.
El equipo de Porta tuvo una actitud diferente a la del primer partido, y como local, fue a buscar el arco rival de entrada, sin especulaciones excesivas. Pese a que tanto al granate como al equipo de Malfatto les faltaba precisión, San Agustín se paró mejor en la cancha y tuvo mejores situaciones. Nicolás González de cabeza y Peluso luego, tras centro de Cabada, estuvieron cerca de la conquista.
Como en el encuentro anterior, Agustín Alvarez dependió en buena medida de Bossio para llevar riesgo sobre el arco de Fons. Un ingreso de este delantero al área que fue detenido por una mano rival pudo terminar en penal, pero Belossi interpretó que no había sido intencional. También se puede contar para el visitante, en esta etapa, un cabezazo de Ramírez que estuvo cerca.
Los goles que ambos necesitaban aparecieron en una ráfaga de contundencia, en el segundo tiempo. Apenas pasados los cuatro minutos, Cortés peleó con convicción una pelota, ganó y la cruzó para Cabada; que la mandó a la red con un disparo abajo, inatajable para Torres.
Poco duraría el festejo local, ya que a los 6’, Siri –reemplazante del lesionado Gailac en el primer tiempo- pescó el balón fuera del área, y con un disparo a media altura, recto y violento, venció la resistencia de Fons.
De allí en más, intercambiaron jugada por jugada: Peluso de cabeza, Ramírez rematando contra un palo, pudieron dar una victoria parcial a sus respectivos equipos. Pero fue otra vez Cortés –rápido e inteligente- el que destrabó el juego, peleando otro balón cerca del área, y esta vez sirviéndoselo a Peluso, que definió con toda su maestría goleadora en el área chica.
De allí en más, San Agustín descansó su juego en el dominio de pelota de Brian Rodríguez, una promesa grande del fútbol local, la experiencia de Lombardo en el medio, el despliegue de Mássico quitando y distribuyendo; y una buena defensa, con dos laterales de marca y buena proyección como Punta y San Miguel, un central que gana en ambas áreas como González, y un líbero muy firme, Fonticelli. Fons respondió cuando se lo exigió, ante un cabezazo de Radiciotti, quien cada vez que iba al ataque mostraba el camino a sus compañeros.
Agustín Alvarez entraba en la desesperación, e iba al frente con todo lo que tenía. Pasaban los minutos y San Agustín resistía bien los embates rojos, tratando de golpear de contragolpe con la velocidad de Cabada, el ingresado Vega y Peluso, quien a sus 37 años corre como un juvenil y está en una gran forma. Lombardo ejecutó un magnífico tiro libre que alcanzó a sacar Torres, y no pudo abrochar el resultado.
Por eso, San Agustín sufrió hasta el último de los cinco minutos adicionados por Belossi, que dejó varias dudas en su arbitraje y exasperó principalmente a la parcialidad visitante. Tras un centro que tuvo una infinidad de rebotes y casi termina en gol, sobre el minuto 49’, el árbitro cobró una mano y un tiro libre en la puerta del área para Agustín Alvarez. Allá fue todo el equipo, Torres incluido, que estuvo a punto de patearlo, pero Belossi decidió que no se ejecutara y dio por finalizado el encuentro, desatando el festejo de unos y el reclamo de otros. El contraste entre el festejo granate y las camisetas rojas que rodeaban al árbitro fue la última imagen del partido.
Pero más allá de dudas, San Agustín demostró que tiene equipo y ambiciones como para llegar a esta primera final del Interligas. Es cierto que ganó con justeza, pero también con justicia. Ahora deberá demostrar sus mejores virtudes, ante el finalista eterno de la Unión Deportiva y siempre gran candidato, Viamonte.