150 años de Curupaity

Hace 150 años una incipiente República Argentina, se encontraba embarcada en una guerra sin cuartel. La alianza estratégica entre Argentina – Brasil – Uruguay enfrentados al gobierno de Paraguay encabezado por Francisco Solano Lopez.
Diferentes posturas en favor y en contra han analizado el conflicto, debates ideológicos y políticos generan aun posturas antagónicas entre los historiadores de nuestro país, de los cuales, aclaro, no es mi intención hablar.
El combate fue una de las tragedias más resonantes de la historia de nuestro país, el propio Gral. Mitre asentó que ese día cayeron cerca de 2.000 compatriotas, frente a las escasísimas bajas paraguayas que rondaron los 100 hombres. El contraste es elocuente, y se explica únicamente en el ataque frontal a una fortaleza que resultó inexpugnable. Mitre, había sugerido flanquear la posición para atacar a Lopez por su retaguardia, pero ante la negativa de los comandantes aliados había cedido y aceptado el ataque frontal. Grave error que pagaría con la derrota pese al denodado esfuerzo.
Los almirantes del Imperio prometieron barrer las defensas paraguayas antes del ataque de la infantería, el cual estaba previsto para el día 17, pero la lluvia hizo que se postergue hasta el 22, esos días permitieron que el ingeniero británico Thompson (encargado de la defensa paraguaya) finalizará sus trabajos. El propio Thompson ha dejado testimonio de lo crucial que fueron esos 5 días en la victoria final.
El ataque de la flota comenzó el 22 por la mañana, pero no fue certero, y pese a algunos daños las defensas estaban intactas. En esos momentos, los comandantes y soldados comenzaban a percatarse de que serían derrotados, así lo muestran las cartas que escribieron en los momentos previos al ataque: Dominguito Sarmiento le escribía sus últimas líneas a su querida madre “(…) El peligro es igual a una vara de los cañones que a 10 cuadras, lo mismo adelante que atrás. ¿Debo renunciar a ilustrar mi nombre y hacerme digno de ti por necios temores? No, Dios ha puesto sobre cada hombre el sello de su destino.” Otro soldado escribía “Mamá: mañana seremos diezmados por los paraguayos, pero yo he de saber morir por la bandera que dieron.” El ataque debió haberse suspendido, pero la historia no se puede modificar, y sólo la victoria justifica las maniobras arriesgadas.
Las dos columnas brasileñas y las dos argentinas comenzaron su heroico camino, que al final del día sería trágicamente en vano. Durante casi 5 horas los combatientes intentaron doblegar las férreas defensas, pero nunca tuvieron siquiera una oportunidad. El hijo de Sarmiento fue uno de los caídos junto al hijo del vicepresidente Paz que si bien no combatió en Curupaity falleció en esos días a causa de las heridas que recibió en una batalla anterior, y a cientos de valientes jóvenes que ardorosamente participaban voluntariamente del conflicto. Una época y situaciones extremas que nos son hoy casi incomprensibles, pero que así como los enfrentamientos por la independencia, que eran el antecedente inmediato, fueron parte de generaciones envueltas en conflictos bélicos en nuestro país.
Otro de los ilustres heridos fue el posterior famoso artista Cándido López, quien con 26 años y alistado voluntariamente es aún hoy un ejemplo de obstinación; fue herido en su mano derecha por un casco de granada; evacuado a Corrientes tuvo que ser amputado hasta el codo por la amenaza de gangrena. Lo anecdótico es que Cándido menos de un año después de ser amputado cumplió su promesa de enviarle al médico un óleo suyo fruto de una laboriosa reeducación de su mano izquierda, con la cual pintó después gran cantidad de obras.
Hombres de ese temple conformaron la Argentina del siglo XIX y forjaron los cimientos de nuestra República, la condecoración a los héroes de Curupaity lleva la acertada leyenda “Honor al valor y disciplina”.-