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sábado, noviembre 23, 2024

«El Kircherismo se populariza y se desgrana»

Por Eduardo Gallo Llorente gallollorenteedu@gmail.com
Por Eduardo Gallo Llorente
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Esta semana en el Senado el kirchnerismo, acompañado por el peronismo, votó un proyecto para la creación de un millón de empleos. Algo similar hizo Chávez cuando creó el Ministerio de la Felicidad pensando que ésta y el trabajo se pueden crear por ley. Es casi como pensar que se puede dictar una ley para que todos los ciudadanos sean inteligentes y capaces. Estas dos posturas, la de crear un millón de empleos y el Ministerio de la Felicidad son ideas netamente populistas y demagógicas y lo único que lograrían en nuestro caso sería aumentar el déficit fiscal y la inflación.
El economista Jorge Colina opinó que el proyecto de emergencia social aprobado en el Senado refleja la tónica de las políticas de la década pasada y disfraza el asistencialismo con la palabra trabajo. Agregó que hay que reformar el sistema impositivo para fomentar la inversión y crear empleo productivo y que vuelva a ser posible que la gente pueda progresar sobre la base de su esfuerzo individual y no sobre la dádiva asistencial.
En público, muchos diputados dicen que quieren tratar la emergencia social, pero en privado, opinan que no están convencidos de que este tipo de proyecto sea la solución a los problemas actuales.
Esta semana, Fernando Espinosa, máxima autoridad de la provincia de Buenos Aires y alineado con el kirchnerismo, invitó a todos los intendentes peronistas de esta provincia, un total de 55, a festejar el día del militante y sólo asistieron dos. Es evidente que dentro del peronismo les resulta difícil juntarse y organizarse detrás de una figura convocante. Son como decía Cafiero “una bolsa de gatos”. Desde hace tiempo Cristina y el kirchnerismo están dominados por la Cámpora y ello los aleja del peronismo tradicional. Cristina, que ya no tiene la chequera, se está quedando cada vez más sola, como náufrago del Titanic.
El gobierno anterior se parecía en muchos aspectos a la Venezuela chavista, donde a pesar del Ministerio de la Felicidad, la vida es cada vez más difícil. Pagar en efectivo y conseguir muchos productos de primera necesidad es casi imposible o hay que hacer varias horas de cola. El gobierno ha restringido la entrega de dinero en efectivo a través de los cajeros automáticos y las cajas de los bancos entregan hasta 10.000 bolívares diarios que suponen al cambio actual unos U$S 5. No hay límite para las operaciones electrónicas y por eso hasta los puestos callejeros han debido instalar postnets para recibir pagos con tarjetas hasta por montos mínimos.
El presidente Nicolás Maduro, al igual que en su momento Cristina, se niega a imprimir billetes de mayor denominación para no asumir la inflación, mientras tanto le complica la vida a los ciudadanos con las compras de cada día.
La economía en el gobierno de Macri no arranca, es cierto, pero Cristina nos llevaba al modelo venezolano, de aislamiento con el mundo, de falta de artículos importados, de ocultamiento de la pobreza y la inflación, de falta de obras de infraestructura,  de corrupción generalizada, de querer manejar la justicia  como un apéndice  del ejecutivo. Podría seguir pero todos los hemos vivido y todavía lo tenemos claro.

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