[7 de mayo de 2011] El apreciado convecino Marcos Bercovich falleció ayer en Pilar al no poder superar el grave estado de salud que presentaba como consecuencia del accidente ocurrido a las 00.20 hs del 30 de abril en Ruta Nº 5, a la altura de Suipacha. Bercovich era una persona reconocida no sólo por su labor profesional como bioquímico, sino por su representación gremial, y actividades sociales relacionadas con la salud representando a distintas entidades.
Marcos Bercovich era oriundo de la ciudad de Carlos Casares, lugar donde había cursado sus estudios primarios y luego los secundarios, en el Colegio Nacional.
Llegó a 9 de Julio, hace más de veinte años, para desempeñar funciones como bioquímico. Al principio trabajó en el laboratorio del Sanatorio 9 de Julio, para luego de la fusión de este efector con la Clínica Independencia, pasar a esta última.
Fue presidente de Interclysa S.A., integrando últimamente el cargo de vicepresidente de la Federación Bioquímica de la Provincia de Buenos Aires y en la parte deportiva participaba activamente del Golf Club Atlético 9 de Julio, que hoy también siente su partida.
Le preocupaba y se ocupaba de los temas de salud de esta, su ciudad. Recientemente se había integrado a la Comisión Fiscalizadora del Agua, asistiendo a la última reunión realizada el jueves 28 de abril, un día antes del fatal accidente. El problema del agua era motivo de su preocupación y, por su función, conocía bien cuáles eran las consecuencias; por eso, se involucró, para buscar una solución.
Marcos Bercovich supo vivir dejando el recuerdo de un hombre de bien, sencillo y sensible, cordial y afectuoso; quien supo desempeñar su tarea de bioquímico con profesionalidad, destacándose su especial trato con los pacientes.
Su vida fue de una total entrega. Quienes requerían sus servicios podían encontrar en él a un experimentado profesional, que realizaba su trabajo con una precisión y excelencia dígna de subrayar. Asimismo, se caracterizaba por su disponibilidad; siempre estaba presente donde se lo requería, sin que mediaran días feriados u horarios. Cada vez que se lo llamaba estaba presente, con una caballerosidad que le era innata.
Vivía en la calle Edison junto a su esposa la odontóloga Graciela Escudero, de cuya unión habían nacido dos hijas.
Marcos Bercovich deja el ejemplo de un gran ser humano, de un buen hombre, que supo brindarse a los demás y que, el Ser Supremo, que todo lo ve y todo lo sabe, lo cobijará a su lado.