Por Héctor José Iaconis.
Quien se disponga a observar con detenimiento la imagen fotográfica escogida hoy, podrá advertir que, la fachada del edificio que aparece en la misma, en la actualidad, aún perdura en parte, conservando elementos de su construcción original. Por ejemplo, perduran partes componentes de la albardilla y las pilastras que, aunque modificadas, han sobrevivido al paso de 129 años.
1. LA FOTOGRAFIA
Acerca de la fotografía antigua que hoy publicamos, no contamos con una datación precisa. Si bien se sabe que fue tomada en los primeros años del siglo XX, se presume que habría sido capturada por la cámara de Rafael Adobato o de Valentìn Estradé Valls. Al menos, el estudio Adobato la reprodujo en otras ocasiones e, incluso, es probable que conservara el negativo en su archivo.
El ejemplar del cual nos valemos se trata de una gelatina de plata sobre papel, de 21,5 x 16,5 cm (8.½ x 6.½ pulgadas), las dimensiones más o menos caracterizadas como “whole plate” (4-4) o placa entera. Se encuentra montada sobre un soporte cartón de 35,5 x 28 cm.
2. EL LUGAR
El fotógrafo ha capturado para la inmortalidad una de las pocas representaciones de época que se conservan del Mercado de Abasto de la ciudad de 9 de Julio, que se encontraba ubicado en la esquina de Boulevard Montevideo (hoy avenida Bartolomé Mitre) y Córdoba (hoy calle Robbio). En esta se puede apreciar el aspecto que poseía el edificio de estilo italianizante. Son visibles sus puertas de acceso originales así como también algunos personajes que acostumbraban frecuentar el lugar: los propietarios de algunos puestos comerciales, los clientes, los transeúntes ocasionales y, sentado sobre un charret, don Miguel Vieta, quien fuera concesionario del Mercado.
Nótese la existencia de un placarte, fijado al muro aledaño a la ochava, donde eran colocadas informaciones y avisos publicitarios. Hacia el ángulo superior derecho de la foto se alza una chimenea de ladrillos de tiro circular, que se estrechaba según ascendía. La misma pertenecía al Molino Harinero, ubicado en la misma manzana, con entrada por la calle Mendoza entre Boulevard Montevideo y Boulevard Buenos Aires (después llamada Avenida Primer Centenario, hoy avenida San Martín).
Si se observan con atención las fachadas de los edificios existentes actualmente en esa esquina, como digimos, se notará que muchos de ellos conservan parte de la construcción decimonónica original.
3. LA FUNDACION DE MERCADO
Originalmente, la idea de instalar un Mercado de Abasto había sido concebida por el médico Alberto Vivot y Andrés Supeña, quien con el tiempo fue un funcionario legislativo de nivel nacional. El 25 de septiembre de 1884 ambos habían solicitado a la Municipalidad una concesión exclusiva para hacerlo; empero, esa inquietud inicial no prosperó.
Recién el 9 de noviembre de 1886 el Concejo Deliberante sancionó una ordenanza por medio de la cual se acordó a Leonardo Palacios una concesión por diez años para la instalación del Mercado de Abasto. Para su construcción se escogió la referida esquina, efectuándose con relativa prisa el inicio de las obras edilicias.
El Mercado de Abasto fue habilitado por ordenanza del Concejo Deliberante de 9 de Julio el 17 de julio de 1887. Tres dìas más tarde fue inaugurado, en el marco de una acto sencillo en el cual no faltó la presencia de una banda de música y la detonación de pirotecnia.
La jornada inaugural del Mercado de Abasto debió colmar las expectativas tanto de los comerciantes como del vecindario, pues, en su edición del 21 de julio del mismo año, el periódico “La Defensa” comenta que se trató de “un espectáculo curioso”.
“No exageramos -añade el artículo periodístico- si decimos que recién ayer se ha podido apreciar en el mercado la suma de población con que cuenta el pueblo a juzgar por el número de compradores que allí acudieron. Expendedores de carne, como Idiarte y Cavillac, por ejemplo, habiendo despachado las dos reses que tenían preparadas se han visto en la necesidad de hacer traer otra para hacer frente a la demanda”.
Las de Idiarte y Cavillac no eran las ùnicas carnicerías. Al momento de abrir sus puertas, el Mercado de Abasto, contaba con once puestos de venta y manufacturas de productos cárneos: cinco de carne vacuna; tres de carne de capón; dos de artículos elaborados de carne de cerdo y uno que expendìa menudos y achuras de vaca y carnero preparados.
4. EL MERCADO Y LOS CONFLICTOS
El Mercado de Abasto fue, en el último cuarto del siglo XIX y comienzos del XX, el espacio céntrico frecuentado por los vecinos para adquirir los más variados productos alimenticios, especialmente, frutos, verduras, carnes, vinos y algunos artìculos menores de almacén. Su instalación permitìa un mayor control sobre los alimentos que se comercializaban y, al mismo tiempo, beneficiaba a los compradores con precios más ventajosos.
Una vez abierto el Mercado, en un radio delimitado, quedaba vedada la instalación de otros comercios o la venta ambulante cercana de los mismos productos. En la apreciación de algunos contemporáneos, esta disposición confería al Mercado un monopolio de esos rubros.
Al momento de llegar a su fin el plazo de concesión del Mercado de Abasto y, en cierta forma, como consecuencia de las presiones de algunos comerciantes más o menos poderosos que veían en el mismo una competencia dispar, se generó una pugna entre la Municipalidad, los concesionarios y los propietarios de los puestos.
Resultaría demasiado extenso referir acerca de la génesis y desarrollo de esos entuertos, que estimularon algunos enconos personales. No obstante, basta aludir que, si don Miguel Vieta tomó participación activa durante las elecciones de 1899, atacando a cañonazos a los adeptos de la Unión Cívica Nacional (“mitristas”) y del intendente Benigno Martínez, no fue por abrazar con magnanimidad y arrojo las ideas políticas del caudillo opositor Nicolás Robbio; sino, más bien, por estar exasperado frente al conflicto por el Mercado de Abasto.
