Las fiestas de fin de año se han convertido en momentos para celebrar, compartir y sobretodo, comer. Y por esto último, es importante no olvidar detalles como la planificación, el ahorro y la seguridad alimentaria. A continuación, algunos consejos útiles para garantizar la seguridad de los platos, desde el momento de la compra hasta el día de las fiestas.
Consejos para los días previos:
La preparación y la organización desde el momento de la compra es fundamental.
– Lista en mano. En el supermercado, los artículos están colocados de forma tal que los ojos pasen sin control por cientos de productos que costará no llevar, aunque no los necesitemos. Un ejemplo: ofertas y promociones se tiñen de colores llamativos y destacan sobre demás productos. Una buena lista que defina lo que tenemos intención de usar nos ahorrará dinero, desperdicio y espacio.
– Una ruta por el supermercado. A la hora de comprar, se debe seguir un orden: primero, los productos no perecederos, después los frescos y, por último, los congelados. En el carrito, los alimentos deben estar separados de los productos de limpieza.
– No hay que esperar hasta último momento. Si ya tenemos claro el menú, una buena opción es adquirir los alimentos que suben de precio en estas fechas.
– El almacenamiento. Los alimentos que necesitan refrigeración no pueden estar a temperatura ambiente más de dos horas (una, si se superan los 30 ºC). La temperatura de refrigeración debe ser de 4 ºC o menos en heladeras y -18 ºC en congeladores.
– Congelación. Las carnes y pescados deben congelarse dos horas después –como máximo–, de ser comprados o cocidos. En verano, se reduce el tiempo a una hora.
– No todos los productos se pueden preparar antes. Si cocinamos comida con antelación, lo mejor es priorizar los alimentos que no lleven huevo o crema y mantenerlos siempre refrigerados. Bacterias como la Salmonella son un riesgo en este tipo de productos. El 50 % de las toxiinfecciones alimentarias tienen lugar en el hogar debido a la falta de prácticas correctas de manipulación y conservación de alimentos.
Trucos para la celebración:
Para evitar terminar las fiestas sin poder disfrutarlas, la prioridad durante la preparación y el cocinado es la seguridad alimentaria.
– La limpieza, imprescindible. Antes de cocinar, después de manipular un alimento crudo, cuando pasemos de una actividad a otra o después de ir al baño, hay que lavarse las manos al menos 20 segundos con agua y jabón, frotando entre los dedos y debajo de las uñas. Para secarse, lo mejor es utilizar un paño de papel de un solo uso. La mesada, los utensilios y las tablas de cortar se lavan con agua caliente y jabón (o desinfectante) después de cada preparación.
– Los alimentos, también. Aunque se pelen, las frutas y verduras tienen que lavarse con agua corriente. Frotar cada pieza bajo el agua es una garantía de seguridad, pero si entre los comensales hay mujeres embarazadas, niños o ancianos y queremos dejar estos productos en remojo con algún producto desinfectante autorizado para alimentos, debemos lavarlos antes y después de aplicar el producto para eliminar restos que hayan podido quedar.
– Cuidado con la contaminación cruzada. Si se cocinara entre varios, es recomendable tener utensilios suficientes para evitar la contaminación cruzada entre alimentos.
– No intercambiar los platos. Los alimentos ya cocidos no pueden ponerse en platos que hayan contenido productos crudos (carnes, pescados o huevos).
– Algunos productos críticos deben permanecer en refrigeración hasta la elaboración. Mantenerlos a temperatura ambiente hará que se deterioren antes y podría suponer un riesgo.
– Cocción perfecta. La cocción de alimentos debe superar los 70 °C en toda la pieza. Esto es importante en trozos grandes de carne o pescado. No se pueden cocinar directamente congelados, porque la transmisión de calor al interior no sería eficaz. Si se cocinan alimentos en el microondas, es necesario cubrirlos y removerlos para que se cocinen de manera uniforme. Para completar la cocción, hay que dejarlos reposar unos minutos.
– Salsas y cremas. Si las preparamos caseras, siempre deben estar refrigeradas y nunca se pueden mantener más de 24 horas desde la elaboración. En estos casos, si es posible, podemos utilizar las salsas ya preparadas pasteurizadas: evitarán riesgos innecesarios. Si se quieren recalentar, hay que dejar que hiervan.
Sofía Villarrica
Lic. en nutrición
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