El nuevejuliense Fernando Aranda Martínez (33 años) es otro de los artistas que representan muy bien a la Ciudad y al Partido de 9 de Julio en grandes escenarios. En un diálogo con «EL 9 DE JULIO», el hijo de Selva Martínez y del recordado Nolberto Emilio Aranda nos contó su experiencia en folklore y últimamente con numerosas presentaciones en tango. Es digno de destacar el gran esfuerzo que realiza.
Fernando surgió de la Escuela de Danzas Nativas que dirige su mamá Selva Martínez. En el año 2009 fue a estudiar danzas a Buenos Aires. Ingresó en la U.N.A (Universidad Nacional del Arte), en la carrera «Intérprete en danzas folklóricas y tango».
Nos explicó que «dentro de la misma Universidad hay dos elencos uno de tango y otro de folklore. Para poder estar en los elencos universitarios tenés que audicionar y sólo entran los estudiantes de la carrera, con un nivel técnico ya preparado. En estos mismos elencos Ya te empiezan a formar para ser bailarín profesional». Fernando estuvo 3 años en el elenco de folklore y 2 años en el elenco de tango.
Después empezó a trabajar a nivel profesional. «Esta etapa fue de crecimiento. A su vez, ya empezaba hacer shows privados para eventos y eso me ayudaba a seguir pagando mis clases de clásico y contemporáneo», explicó Fernando quien aclaró que a veces trabajaba de mozo «para seguir estudiando».
Eso ocurrió hasta que le salió su primer compañía profesional con la que actualmente se encuentra trabajando. Se trata de Tempotango, dirigida por el maestro y coreógrafo reconocido por todo el mundo Ignacio Gonzáles Cano.
Comentó en la entrevista que «él me llamó y me ofreció estar en su compañía: casi se me cayó el celular de las manos, temblaba, no lo podía creer».
El bailarín nuevejuliense explicó que al pertenecer a la compañía «me empezaron a llegar trabajos con contratos de niveles más alto».
Fue así que le llegó un contrato de trabajo de la Compañía Pucará ganadora del certamen Pre Cosquín, y estaban en búsqueda de un bailarín para completar el elenco para bailar en la apertura de Cosquín. «Ese fue uno de los momentos más felices de mi vida. Llegar a Cosquín para un bailarín folklórico es lo más y especialmente con un contrato de trabajo», reconoció.
Luego llegó el momento del Luna Park, bailando con la compañía La Clandestina, en la apertura de la final del Mundial de Tango. «Esa vez tuve la suerte que el coreógrafo fue Roberto Herrera; uno de los bailarines más respetados en el folklore y en el tango por su nivel de artista , coreógrafo, persona y porque fue el primer bailarín del chucaro en el Ballet Folklórico Nacional», señaló.
En el Colón trabajó como bailarín estable de la ópera Caballero de la Rosa. Fueron dos meses de trabajo en esa obra. Un coreógrafo un alemán llegó a Argentina especialmente para montar esa obra en el Colón y él eligió a los bailarines. «Fueron dos días de audición. Eramos más de 500 bailarines de todo el país. En el primer día quedamos 100 y el segundo día eligieron los 10 para la ópera. Entre esos diez fui seleccionado», señaló.
Mientras tanto iban saliendo en el medio demás presentaciones en el CCK, Teatro Astros, Teatro Picadilly, Teatro Maipo, entre otras .
Posteriormente Aranda viajó a Europa. «Fue una experiencia hermosa. Fui a dar seminarios y también a exhibir mi baile de folklore y tango. Los lugares donde trabajé fueron Torino y Milán. Quedaron los contactos para volver este año a seguir trabajando con ellos y de extender a otros países», señaló.
Actualmente Fernando se encuentra en una comedia musical de tango, «Tango en Rose» en el Teatro Tabaris, de calle Corrientes junto a Andrea Ghidone y Guillermito Fernández». Participa un gran elenco, entre ellos Ivanna Rossi y Sebastián Códega, actores de primera y unos cantes increíbles, con una orquesta en vivo dirigida por el maestro Pablo Valle, y mis compañeros de baile Alejandro Andrián, Débora Agudo y Laura O’nofrio».
«Con esta obra vamos a estar toda la temporada de verano desde enero hasta abril, las funciones son de miércoles a domingos y los sábados doble función» informó Fernando Aranda Martínez.
En la parte final del diálogo, agradeció «a la gente que siempre estuvo desde que me jugué por lo que tanto amo, a mi madre (Selva Martínez), mi padre (Nolberto Emilio Aranda), mi abuela (Ester Aranda), y mi amigo Javier Jerez; en Buenos Aires a mi tía Verónica. Sin la ayuda de estas personas no hubiese llegado: fueron grandes pilares. A seguir luchando por lo que uno quiere».