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Sandra Langono. La literatura como fundamento existencial

[24 de septiembre de 2011]

* Escritora, psicoanalista, psicopedagoga y docente, recibió recientemente el Primer Premio de la antología “Yo te cuento Buenos Aires II. En el año del Bicentenario”.

* Coordinadora de talleres de literatura y filosofía, asesora y coordina proyectos de capacitación en el ámbito educativo.

* Autora de una novela publicada, de varios cuentos y de poesía, es dueña de una prosa cautivante.

En abril de este año, se realizó en Buenos Aires la entrega de los premios y la presentación de la antología “Yo te cuento Buenos Aires II. En el año del Bicentenario”. Se trata de una antología de interés turístico y literario que reúne veintiséis trabajos seleccionados de diferentes autores, y tiene como objetivo ayudar a los escritores en el difícil mundo de la edición así como también despertar el deseo de explorar, a través de sus páginas, rincones no tan conocidos de la ciudad de Buenos Aires.

En esta oportunidad, la escritora nuevejuliense Sandra Langono, actualmente radicada en Buenos Aires, no solamente fue seleccionada entre los veintiséis autores que forman parte de esta antología, sino que también recibió el primer premio por su cuento “Igualito que un tesoro”.

Ciertamente, este merecido reconocimiento constituye una situación de beneplácito y orgullo para la comunidad nuevejuliense, donde Sandra transcurrió sus primeros años de vida hasta la primera juventud y donde, además, cuenta con familiares.

Nacida en 9 de Julio un 8 de junio, en el hogar de  Mario, más conocido como “Quelo”, y Raquel, sus estudios primarios los cursó en el Colegio Jesús Sacramentado.

Más tarde,  en el Colegio Marianista San Agustín concluyó el bachillerato, prosiguiendo estudios terciarios en el Instituto Superior de Formación Docente Nº 4, donde obtuvo el título de Maestra.

EN BUENOS AIRES

Sandra se radicó en la ciudad de Buenos Aires en 1984, poco después del advenimiento del sistema democrático al país. Allí estudió Psicopedagogía y, hacia el final de la carrera, comenzó a trabajar como docente.

En varios colegios de Buenos Aires se desempeñó como coordinadora de Lengua y Literatura y como directora pedagógica; también ha trabajado y lo sigue siendo en capacitación docente y en formación de directivos. Fruto de su rica experiencia, en la actualidad dirige la Consultora Educativa “Apeiron”, organización que se definen como “una institución dedicada a brindar un servicio de asesoramiento integral a instituciones educativas”, que procura “contribuir a devolverle a la escuela su carácter de lugar de aprendizaje y producción cultural”.

Sandra, además, es Psicoanalista y trabaja en un consultorio privado, sobre todo con pacientes infantiles.

LA LITERATURA, UN CAMINO

La vocación literaria de Sandra, puede decirse que nació tempranamente, de la mano de su pasión por la lectura.

“Mi interés –recuerda en una entrevista mantenida con EL 9 DE JULIO- por la literatura y, sobre todo, por la narrativa nació desde muy pequeña. Desde niña fui muy lectora, tanto así que recuerdo cuando, en los inviernos nuevejulienses, concurría a la Biblioteca ‘José Ingenieros» a buscar novelas para leer. También recuerdo a la entonces bibliotecaria del Colegio Jesús Sacramentado, Rosita, quien me ofrecía textos para leer y, gracias a ello, pude conocer a mis primeros amores literarios, Mark Twain, García Lorca y otros».

En su infancia otro hecho lleno de ternura y, sin dudas, la puerta de entrada a un camino de la mano de la literatura. En un invierno, cuando contaba siete u ocho años, afectada por  fiebre alta y anginas, su abuela llegó a su casa con un regalo en cada mano: en la primera, helado para calmar el ardor de la garganta; en la otra, una edición bellísima de “Príncipe y mendigo”, de Mark Twain.

Con ese segundo obsequio, sin embargo,  su abuela despertaba en su corazón un nuevo ardor, ese que sienten los escritores llamados a crear belleza a través de sus relatos. Esa llama, candente y a veces febril, impresa en el alma del escritor que lo impulsa, cual secreto resorte, a concebir una obra. Ese fuego abrasador que sólo la pluma sobre el papel puede mitigar.

Instalada ya en Buenos Aires encontró un ámbito en el cual podría desplegar esa vocación literaria que estaba naciendo.

«Posiblemente –rememora- por la melancolía que me producía el ser una recién llegada en esta ciudad gigantesca y, tal vez, por una sensación de soledad, comencé a escribir. En aquel entonces estudiaba música, tocaba guitarra y escribió algunos poemas para luego musicalizarlos»

Sandra no tardó en sentir el deseo de efectuar un taller de lectura. Cabe destacar que, en esa época, en Buenos Aires existía un gran movimiento cultural, en el cual proliferaban los talleres literarios y de lectura.

«Me incorporé en un taller literario y, a poco de empezar, me encontré con un cuento de Cortázar, ‘La autopista del sur’, que me dio vuelta la cabeza. Ahí me dije: ‘ ¡qué bueno sería poder escribir!’ y enseguida deseé comenzar a escribir. De hecho aún conservo unos veiticinco cuentos de esa época, sin publicar, todos ellos muy ‘cortazarianos’ en el estilo», explica.

LAS ETAPAS DE UNA ESCRITORA

Sandra Langono suele referir a su carrera literaria algunas etapas implícitas que caracterizan su obra. Cada un de esos períodos son, según puede advertirse, parte de un proceso de indagación, interiorización, formación  y profundización de autores, estilos, técnicas y temáticas de abordaje literario.

La primera etapa en la obra de Sandra podrá ser denominado «el período  cortazariano». Tal como ella misma lo admite,  en esos cuentos elaborados en esa época “se nota la enorme influencia de Julio Cortázar, que representa algo así como un padre literario».

«En esa primera etapa –añade- mi trabajo estaba centrado sobre todo en la técnica. No me importaba tanto qué decía sino cómo lo decía y, al tener una gran influencia de Cortázar había una exploración de lo fantástico».

Una segunda etapa en la obra de Sandra, que se ubica temporalmente en torno a la década de 1990, revela un interés por el relato más breve, por cuento más contundente y por un trabajo que estuvo centrado esencialmente en las voces de los personajes. Fue entonces cuando, la autora, comenzó a encontrar más importante poner el acento en aquello que iba a decir.

Los cuentos de esa etapa, precisamente, se determinan por una temática de índole social, de una apertura a la realidad social.

Luego hubo un pequeño alejamiento de Sandra de la escritura, a raíz de su trabajo profesional, hasta que, en un momento dado, apareció la novela. He aquí la tercera etapa.

El interés por la novela surgió de un pequeño texto del que surgieron pequeñas instantáneas que, cual imágenes sucesivas, comenzaron a contar la historia de dos personajes. Esa novela le demandó un trabajo arduo, en torno a los comienzos de la década de 2000.

En el año 2006, Sandra volvió a escribir, ya en un nuevo período donde el interés está puesto en el «cómo hacer para contar historias lindas».

«En esta última etapa me siento mucho más libre, tanto con respecto a los temas abordados en los relatos como en lo relativo a la técnica empleada», afirma.

Además de su excelente novela «El día menos pensado», ha publicado en la antología «Los premiados», su cuento «La 65».

Sandra es una escritora que, como en el caso de muchos otros autores, suele ser una correctora permanente de su propia obra. Cuidadosa en los detalles, analiza sus textos con exhaustiva y sagaz mirada.

«A veces –refiere- intento no leer demasiado porque me pongo a corregir nuevamente; sobre estas cuestiones Borges solía decir, en cierta oportunidad de un diálogo con Bioy, que las obras se publicaban para así dejar de corregirlas».

Además de corregir mucho, suele pedir la apreciación de otras personas, dándoles a leer tal o cual cuento un tercero.

“No lo hago solamente para que me dé la opinión técnica acerca del relato, sino también a personas que, tal vez, no tienen formación literaria, pero me interesa de ellos saber qué les sucede ante la lectura del cuento», dice.

INFLUENCIAS

Además de Cortázar, Sandra descubrió la riqueza de Borges y García Márquez y de la novelística del siglo XIX. En estos momentos reconoce la influencia de grandes maestros del relato, autores americanos de la dimensión de Raymond Carver o Steinberg, Virginia Wolf, Raymond Thornton Chandler, Henry James, Stendhal (Henri-Marie Beyle), y muchísimos otros.

Han contribuido en su formación literaria maestros de la talla del profesor Nicolás Bratosevich, Lidia Blanco y Adriana Romano, entre otros

SUS TALLERES

Sandra Langono, asimismo, coordina distintos talleres, especialmente dedicados a las dos temáticas que más le apasionan: la Literatura y la Filosofía.

En su taller de Filosofía se busca un encuentro con los grandes interrogantes que la humanidad se ha planteado a lo largo de los siglos. La vida y la muerte y el sentido de la vida; el problema del conocimiento; el problema del ser; la vida política; el problema ético; el problema de la libertad… En cada encuentro, el desafío es el de plantearse inte- rrogantes y dialogar con los diferentes autores a través de la obra que nos legaron. Aquí, la lectura y el debate son los ejes del trabajo.

En los talleres de Lectura e Interpretación dirigidos por Sandra se procura explorar distintos universos literarios.

“En cada encuentro –indica- leemos, analizamos, interpretamos y disfrutamos de ese encuentro tan particular con literatura. Al mismo tiempo incorporamos técnicas y recursos de interpretación según los diferentes métodos de análisis literario. El punto de partida puede ser un autor o un género literario o un texto en particular o la literatura de contexto determinado o un tema… Las posibilidades son múltiples como múltiples son los modos de acercarse a la literatura…”.

Por otra parte, también tiene en preparación otros talleres de lectura sumamente interesantes. Concerniente a ellos pueden mencionarse el dedicado a la Mitología Griega y otro acerca de la obra de Jorge Luis Borges.

PALABRAS FINALES

Actualmente la familia de Sandra se compone por sus tres hijos, Magdalena de veintidós años, Ulises de diecinueve y Julia de doce. Sus padres, su hermana y sus sobrinos viven en 9 de Julio.

Puede decirse que la Literatura y la Filosofía ocupan en Sandra, un lugar de referencia existencial.

“La literatura –afirma- es mi reconciliación con la vida, ese lugar maravilloso y extraordinario donde todo puede suceder y donde uno se anima a que salgan los fantasmas y las fantasías”.

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