Por Héctor José Iaconis
Sin bien la presencia del Catolicismo en 9 de Julio tiene su origen hacia 1863, cuando el coronel Julio de Vedia establece la comandancia militar y funda el pueblo[1], debe tener en cuenta un hecho que se anticipa: La primera celebración de la Santa Misa en el área geográfica que, con el tiempo, quedará bajo la competencia jurisdiccional de la Díócesis de 9 de Julio, sucedió escasos meses después de acaecida la Revolución de Mayo, cuando aún debían transcurrir varias décadas hasta la fundación de los primeros centros poblacionales en el oeste bonaerense, allende el Río Salado. El capellán de la mentada expedición del coronel García a Salinas Grandes ofició esa misa en las inmediaciones del Médano Partido (en el límite del Partido de 9 de Julio).
El 21 de octubre de 1810 partió desde la Guardia de Buenos Aires un contingente con rumbo a Salinas Grandes, conformado por veintidós carretas y tres carruajes, una escolta de veinticinco soldados del Regimiento 4° de Infantería y cincuenta “milicianos de Caballería”. Su comandante y principal promotor era Pedro Andrés García de Sobrecasa, militar español de poco más de cincuenta años de edad, a quien se le había otorgado el grado de coronel tras un victorioso desempeño en la defensa de la ciudad durante las Invasiones Inglesas.
García narró el derrotero de su viaje en un Diario que elevó más tarde al Gobierno. Allí fundamentó, en cierto modo, los objetivos del mismo y su accionar.
En ese documento explica la llegada al citado Médano, el sábado 27 de octubre del mismo año:
En este día se emprendió la marcha, y a las 11 y media llegamos a las lagunas nombradas las Dos Hermanas, que se hallan casi unidas, pero debieron haberse dicho tres; pues son otras tantas las lagunas en todo semejantes y con abundancia de agua dulce…
A las 12 se observó… A las de la tarde seguimos hasta las 6, que llegamos al Médano Partido…[2]
Interesante resulta la descripción que realiza el informante sobre la topografía del lugar:
El Médano Partido no es más que una pequeña y suave abra, que divide una loma; y a la parte del poniente, a corta distancia, se hallan dos lagunas de agua dulce abundante. Este sitio, que algún día será apetecible de los hacendados, hace ventajas a los demás para criar una numerosa hacienda de toda clase de ganados…
En la tarde de aquel día el jefe del grupo explorador ordenó acampar en torno a las lagunas cercanas al Médano Partido con la finalidad de pasar allí la noche. Hacia la mañana del día siguiente, presumiblemente con las primeras luces del alba, fue celebrada la misa[3].
No era la primera vez que una expedición llegaba al mencionado lugar y recorría sus terrenos inmediatos. Desde el siglo anterior se tenía la ubicación y la situación del lugar y, de hecho, en 1786 una excursión enviada por Nicolás del Campo, marqués de Loreto –tercer virrey del Río de la Plata- lo había circundado; mas no existen datos sobre la celebración de una misa u otro oficio religioso con anterioridad a ésta.
La primera capilla
El 30 de junio de 1867, una comisión presidida por el jefe de la Frontera Oeste, coronel Nicolás Granada, había colocado la piedra fundamental en el lugar donde deseaba edificarse la capilla[4]. La misma quedó terminada cuatro meses después, hecho que fue notificado a la autoridad episcopal por el presidente de la Municipalidad.
Según una descripción realizada por Buenaventura Vita, el edificio “había sido construido de ladrillos, siendo su techo a dos aguas, cubiertas de tejas francesas, las paredes revocadas interior y exteriormente, el piso de baldosas coloradas francesas, teniendo 15 varas de largo por 6 de ancho”[5].
Aún cuando las autoridades del pueblo solicitaron al arzobispo de Buenos Aires, monseñor Mariano de Escalada, la designación del presbítero Antonio Orzolí, aquel destinó para 9 de Julio al sacerdote italiano Antonio D’Elía. Orzolí era, como el párroco de Bragado, Leonetti, un sacerdote estimado por las autoridades del lugar. En su condición de teniente cura de aquella parroquia atendía la cursa de almas en el pueblo de 9 de Julio cuando aún, esta comunidad, no contaba con un templo. Una conjetura económica, a partir de los acontecimientos que habrían de sucederse algunos años después, permiten advertir que la relación entre el padre D’Elía y las autoridades de la denominada Corporación Municipal de 9 de Julio, no fue del todo armoniosa, terminando por hacer crisis un sextenio más tarde.
Al presbítero D’Elía le cupo bendecir la capilla que fue puesta bajo el patrocinio de Santo Domingo de Guzmán, el 4 de agosto de 1868[6].
La parroquia de 9 de Julio fue creada el 3 de enero de 1871. De esa data es la primera partida del libro de bautismo en la cual comienza a designársele con esa jerarquía[7].
El nuevo templo parroquial
Promediando la década de 1895, el templo parroquial de 9 de Julio se hallaba en un estado de deterioro tal que, incluso monseñor Espinosa, en un informe de 1889, había puesto en la necesidad de levantar un edificio nuevo.
El 15 de febrero de 1890, la Intendencia Municipal de 9 de Julio resolvió sacar a licitación pública las obras de construcción del templo parroquial. Aquella resolución, compuesta de cuatro artículos, ordenaba la publicación de esa convocatoria en los diarios “La Prensa” y “La Nación” de la ciudad de Buenos Aires; en “El Buenos Aires” y “ El Fiscal” de La Plata y en “El Oeste” y “ La Democracia” dos órganos de prensa bonaerenses. También fijaba para el 30 de marzo a las cuatro de la tarde, la fecha en que debían ser abiertas las propuestas, formuladas de acuerdo a un pliego de bases y condiciones de treinta y cuatro artículos, preparado por el ingeniero Clerici. Pasado el plazo fijado en el llamado a licitación, el 31 de marzo de ese año, se procedió a la apertura de las únicas dos propuestas presentadas.
En 1895, el Ejecutivo municipal licitó la construcción del altar mayor y púlpito para el templo. El 20 de junio de ese mismo año fue aceptada la oferta presentada por Miguel Ferrer, el cual se comprometía a realizar las obras en plazo de cinco meses, por un costo de 6400 pesos. Aceptada la propuesta de Ferrer, el 31 de junio de 1895, fue firmado el contrato respectivo.
El 25 de julio de 1895, se resolvió sacar a licitación pública la construcción del salón de fiesta y otras dependencias municipales y la casa parroquial. Para ello el ingeniero Héctor Sibilla, asesor de obras públicas municipal, confeccionó los planos respectivos a que debían ajustarse las propuestas y un pliego de base y condiciones de treinta y cuatro artículos, de los cuales diez se referían a la construcción de la casa parroquial. Esta debía tener varias piezas, un mirador y en un comedor con un sótano. Estas obras fueron adjudicadas al constructor Santiago Luchini.
El 4 de agosto de 1896, en entonces arzobispo de Buenos Aires, monseñor Uladislao Castellanos, bendijo un nuevo templo, de mayores dimensiones, emplazado en el mismo lugar donde se hallaba la primitiva capilla[8].
Las dos primeras jurisdicciones diocesanas
Originalmente, la parroquia de Santo Domingo en 9 de Julio, al ser creada pertenecía a la Arquidiócesis de Buenos Aires.
El 5 de marzo de 1865, el Papa Pío IX había elevado a la categoría de Arquidiócesis a la entonces Diócesis de Buenos Aires. Esta promoción había sido autorizada por la Legislatura Nacional por ley nº 116, del 1º de octubre de 1864; y los documentos papales respectivos recibieron el exequatur por decreto del Poder Ejecutivo del 5 de marzo de 1865[9]. Para ese momento, en el territorio que más tarde conformará la actual Diócesis de 9 de Julio, solamente existían dos parroquias; una en el Partido de 25 de Mayo y otra en Bragado; y, ambas, así como la totalidad del territorio de la provincia de Buenos Aires continuaban bajo la competencia jurisdiccional del arzobispado.
El 15 de febrero de 1897, el Papa León XIII emitió en Roma la bula “In Petri Cátedra”, creando tres nuevas diócesis en la Argentina, una de las cuales fue la de La Plata, con sede en la capital de la provincia de Buenos Aires[10]. El proyecto de creación de estas, de acuerdo con lo que preveía el Derecho de Patronato, fue elaborado por el Poder Ejecutivo nacional y aprobado por ley nº 2246 del 25 de noviembre de 1887[11]. A partir de entonces, la parroquia de 9 de Julio pasó a pertenecer a la jurisdicción de la Diócesis de La Plata.
¿4 de agosto u 8 de agosto?
Tal como notará el lector, durante el siglo XIX, alcance temporal al cual refiere este artículo, se hace referencia al 4 de agosto como fiesta patronal de Santo Domingo de Guzmán. En efecto, para entonces, en el antiguo santoral, según el Vetus Ordo, la celebración de la festividad del santo estaba fijada para el 4 de agosto; sin embargo, en la actualidad, la misma se celebra el 8 de agosto.
Corresponde, en consecuencia, recordar que cuando el Papa Gregorio IX suscribió la bula «Fons sapientiae», en Rieti, el 3 de julio de 1234, canonizando a Domingo de Guzmán, señaló su fiesta para el 5 de agosto. El día 6, fecha en que murió el santo, la Iglesia celebraba la festividad de la Transfiguración del Señor.
Sin embargo, hacia 1558, ocasión en la que se le dio carácter universal a la advocación de Nuestra Señora de las Nieves, la fiesta de Santo Domingo fue trasladada al 4 de agosto. Luego del Concilio Vaticano II, con la reforma del calendario litúrgico, la fiesta del santo pasó definitivamente al 8 de agosto, en coincidencia con la fecha de nacimiento del santo [12].
NOTAS
[1] Julio de Vedia trajo, junto con su equipaje, al nuevo asentamiento militar en Tres Lagunas, una imagen de la Inmaculada Virgen, la cual fue colocada en una de las habitaciones de su vivienda particular. Allí, con la visita frecuente de dos sacerdotes que ejercían su ministerio en Bragado, se realizaban las celebraciones de culto y la administración de los sacramentos.
[2] PEDRO A. GARCIA, Diario de un viaje a Salinas Grandes, en los campos del sud de Buenos Aires, en PEDRO DE ANGELIS, Colección de obras y documentos relativos a la Historia antigua y moderna de las Provincias del Río de la Plata, Buenos Aires, Plus Ultra, 1969, tomo IV, pág. 307s. Otra edición del Diario en SENADO DE LA NACION, Biblioteca de Mayo. Colección de Obras y Documentos para la Historia Argentina. Memorias – Autobiografías – Diarios y Crónicas, Buenos Aires, Imprenta del Congreso de la Nación, 1960, tomo IV, pág. 3253. Véase también el texto de García en Internet, en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Alicante, 2002 (edición digital a partir de Pedro de Angelis, Colección de obras y documentos relativos a la Historia Antigua y Moderna de las provincia del Río de la Plata, Buenos Aires, Imprenta del Estado, 1836, tomo III), disponible en:
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/acadLetArg/24693620213460839622202/p0000001.htm#I_6_
[3] Cfr. Ibidem.
[4] Una trascripción del acta labrada con ocasión de la colocación de la piedra fundamental se encuentra en BUENAVENTURA N. VITA, Crónica Vecinal de Nueve de Julio. 1863-1870, La Plata, Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, 1938, pág. 48s. También reproduce su texto: HENRI AZNAR, Catedral Santo Domingo de Guzmán. Diócesis de 9 de Julio. Centenario 1896-4 de agosto-1996, inédito, original en Archivo y Museo Histórico “Gral. Julio de Vedia”, pág. 12s.
[5] VITA, op. cit, pág. 72.
[6] JUANA ELIAS DE MASCHERONI, Origen y fundación de 9 de Julio, Buenos Aires, Grupo Editor K, 2006, pág. 38s. Véase también: AZNAR, op. cit., págs. 14-17.
[7] Cfr. CAYETANO BRUNO, Historia de la Iglesia en Argentina, Buenos Aires, Don Bosco, 1976, tomo XI, pág. 92.
[8] Cfr. Archivo de Gestión de la Municipalidad de 9 de Julio, Libro de Contratos Públicos de la Municipalidad de 9 de Julio nº 1, folios 23-29 y 46-53. A mediados de 1896 y cuando los trabajos de construcción tocaban a su fin, el intendente municipal, de acuerdo con el presbítero Domingo Brandariz, cura párroco, decidieron designar el 4 de agosto de ese año, como fecha para la bendición del nuevo templo. Antes de convertirse en Catedral, en 1957, al crearse la Diócesis de 9 de Julio, el templo fue refaccionado entre 1935 y 1937.
[9] Cfr. “Mensaje del Vicepresidente de la República en ejercicio del Poder Ejecutivo Marcos Paz al abrir las sesiones del Congreso Argentino en 1° de mayo de 1866”, en H. MABRAGAÑA, Los Mensajes. Historia del desenvolvimiento de la Nación Argentina redactada cronológicamente por sus gobernantes. 1810-1910, Buenos Aires, Publicación autorizada por la Comisión Nacional del Centenario – Talleres Gráficos de la Compañía General de Fósforos, 1910, tomo I, pág. 246.
[10] Cfr. “Mensaje del Presidente de la República José E. Uriburu al abrir las sesiones del Congreso Argentino en Mayo de 1898”, en MABRAGAÑA, op. cit., tomo V, pág. 329.
[11] Cfr. “Mensaje del Presidente de la República M. Juárez Célman al abrir las sesiones del Congreso Argentino en Mayo de 1888”, en MABRAGAÑA, op. cit., tomo IV, pág. 251.
[12] LORENZO GALMES – VITO T. GOMEZ (dir.), Santo Domingo de Guzmán. Fuentes para su conocimiento, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1987, págs. 142 y 193.