Seguramente han sido muchos y en diversos tiempos pero en mi memoria se registran fundamentalmente tres, muy conocidos y pintorescos en el pasado nuevejuliense al que me refiero.
Uno fue «Pocholito» Daneri a quien ya mayor le hicieron vivir dulcemente los últimos años de su vida en la falsa gloria de ser considerado como campeón de un juego de naipes popularmente llamado “tute codillo”. Quienes urdieron la farsa lo querían mucho y lo hicieron popular y reconocido.
Otro era don Celestino Gorza, más conocido como “Celeste”. Quien con su voluminoso cuerpo y su aspecto racial del este europeo recorría todos los lugares del centro de la ciudad. Se le adjudicaba su parecido con el actor Charles Lauhgton y en las noches de invierno solía refugiarse frente a la estufa que había en el Club Atlético cuando estaba frente a la plaza Belgrano, allí dormitaba un rato antes de irse a su casa. Era otro buen hombre querido y respetado en su singularidad mientras ofrecía los billetes de lotería.
Un tercer personaje de recordar para aquellos tiempos era el llamado “Rengo” Cruz. El apelativo tenía un origen obvio ya que arrastraba una de las delgadas piernas de su escaso físico. Siempre de saco y sombrero y con alguna flor en el ojal. Vivía en lo que eran los finales del último basural urbano que recuerdo y que estaba en un predio que hacía cruz con la plaza Italia, frente la cancha que fuera de un desaparecido club “El Fortín”. Allí los muchachos jugábamos permanentemente y hasta había torneos de mayores, sin importar la carencia más absoluta de césped y de marcas.
Un no debidamente reconocido poeta popular de la ciudad, don Segundo Torlasco, le dedicó una poesía a don Cruz, y decía así:
En un terreno fiscal
Don Cruz levantó su rancho
El hombre vive a lo ancho
como cuis en un maizal
la plaza municipal
está frente de su choza
mi lengua no es mentirosa
te lo juro por San Pedro
está en la calle Río Negro
entre San Juan y Mendoza
EL MEMORIOSO