Por Héctor José Iaconis
La primera usina de energía eléctrica que existió en 9 de Julio, instalada como planta estable, estuvo ubicada en Boulevard Buenos Aires a pocos metros de la calle Santa Fe. Fueron, en rigor, dos usinas. La primera, de forma provisoria, y la segunda, edificada de manera definitiva, ambas sobre la misma avenida, pero con unos cien metros de distancia.
Boulevard Buenos Aires fue el nombre original que se le impuso, en 1866, a la avenida Libertador General San Martín. No obstante, esta arteria, entre 1910 y 1950 se denominó “Primer Centenario.
La primera usina estable fue construida sobre un terreno que le pertenecía a Salvador Velarde, socio del primer concesionario del servicio de energía eléctrica en 9 de Julio, Carlos Nuñez Monasterio.
Velarde era el propietario de un fuerte corralón de maderas e hierros, situado frente a la Plaza «General Belgrano». En su stock incluía la venta de maquinarias agrícolas, artículos de almacén, tienda y ferretería; como también acopio de frutos y cereales. Había amasado un buen capital que hasta le permitía “adelantar dinero sobre cereales depositados en su galpón”. Militante de la Unión Cívica Nacional, era afín al ideario de las autoridades municipales de turno. En 1894 desempeñó la presidencia de Concejo Deliberante y más tarde fue elegido consejero escolar. En octubre de 1897 integró la comisión directiva iniciadora de la Sociedad Rural de 9 de Julio y fue fundador y primer presidente del Club Social. Como puede apreciarse, el dueño del terreno donde se levantó la usina y copropietario de la empresa, era un hombre influyente.
Si bien el servicio eléctrico fue inaugurado en enero de 1899, la usina definitiva de Boulevard Buenos Aires terminó de instalarse a mediados de ese año y comenzó a funcionar el 9 de agosto.
El grupo generador de la usina estaba compuesto por una caldera Balcock y Wilcok, de 65 metros cuadrados de superficie de calefacción. Una bomba “Worthington” de alimentación, de dos cilindros y doble efecto, con capacidad doble de suministro de agua. Conjuntamente funcionaba un motor “Westinghouse Compound”, de carrera corta y gran velocidad, con regulación automática dentro de la polea, que alcanzaba 65 caballos con 120 libras de presión 80, con 150 libras. Esta maquinaria, adquirida a la firma “Agar Cross», de Buenos Aires, ponía en funcionamiento dos dínamos, también de marca “Westinghouse”, de cuatro polos, de 180 amperes, 125 voltios y 30 H.P. cada uno, acopladas a correa.
El edificio tenía una chimenea que era rematada por un pararrayos cuyo cable de descarga era de 40 milímetros de sección, como así también un tanque circular para el almacenamiento del agua poseía una capacidad de 5600 litros.
Los primeros en formar parte del personal de la planta fueron Eugenio Richer (padre) como encargado; Antonio Vanina, como maquinista; Eduardo Badano, foguista y Domingo Suárez, encargado del sector de redes. A lo largo de 1899, como durante los ocho años restantes en que funcionó esta primitiva usina, todos los insumos necesarios para el funcionamiento de sus redes y la iluminación eran adquiridos a compañías establecidas en la ciudad de Buenos Aires que, generalmente, representaban a empresas extranjeras: Fitte, Heinlein, Bayley y Walkery. El carbón, cuya demanda mensual era de entre 15 y 18 toneladas, provenía de la firma Worms; mientras que el aceite, la estopa y otros implementos necesarios para el funcionamiento de la maquinaria eran adquiridos a “Agar Cross”.
La usina de Boulevard Buenos Aires tuvo una corta vida pues, en apenas trece años fue instalada la planta de energía ubicada en la esquina de las actuales Cardenal Pironio y Edison. Allí comenzaría a escribirse otra historia.