En la mañana de ayer domingo tuvo lugar, en la Plaza «General Belgrano» la celebración central de la solemnidad del Domingo de Ramos, con la cual se da inicio a la Semana Santa. La misma fue presidida por el Obispo de la Diócesis de Santo Domingo en 9 de Julio, monseñor Ariel Torrado Mosconi, asistido por el cura párroco de la Catedral, presbítero Guillermo Gómez.
Además de la bendición de los ramos, en ese lugar, fue oficiada la Santa Misa. A pesar de una persistente llovizna, los feligreses pudieron participar de este oficio litúrgico, en un año que nuevamente se presenta atípico, para la conmemoración de estos días tan importantes para la fe cristiana, a causa del distanciamiento social motivado por la pandemia de COVID-19.
Durante la celebración de ayer, el Obispo diocesano, al dirigir su mensaje a los fieles, recordó que «el Domingo de Ramos es un grito de esperanza».
«Al llevar -añadió- este ramo y colocarlo en la cruz de nuestros hogares estamos haciendo un acto de fe, reconociendo el poder de Dios, que es más fuerte que el pecado, la enfermedad y la muerte». Monseñor Torrado Mosconi, en el mismo sentido, explicó que «el verde olivo que será puesto en la cruz de los hogares debe invitar a recordar siempre que después de la cruz viene la Resurrección y la Vida».
«Hoy volvemos a nuestros hogares con mucha esperanza, aún en medio de la pandemia, y aunque no sabemos lo que nos puede esperar en adelante. Aunque nos pese la incertidumbre y la confusión que trae esta enfermedad, nuestra certeza es que el Señor sacará algún bien de esta pandemia que está sufriendo la humanidad entera», expresó el prelado.