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Isabel Torres: La creadora de la bandera

[31 de octubre de 2009]

-Profesora de artes visuales, ejerce desde hace varios años en diferentes instituciones educativas.

-En 1999, resultó ganadora del concurso de la bandera de 9 de Julio, con una obra que perdura en el tiempo como patrimonio nuevejuliense.

Isabel Torres junto al entonces intendente Blanco, en el año 1999.
Isabel Torres junto al entonces intendente Blanco, en el año 1999.

Isabel Torres nació en 1962 en 9 de Julio, y se siente bien nuevejuliense. “Esta es una ciudad hermosa, que está en constante progreso, a la que quiero mucho”. Quizá aprendió a amar a su ciudad en su niñez, que define como “muy feliz. Tuve una familia muy linda, unos padres que agradezco a Dios haberlos tenido, a mi mamá aun la tengo, a mi papá lo tengo espiritualmente”.

De esta niñez feliz, recuerda sobre todo que “viví en una época en la que se jugaba en el barrio; yo vivía en la Avenida San Martín entre Gutiérrez y Heredia, era una gran barriada de chicos, con mucho compañerismo. Eran épocas donde no había peligros, había mucha inocencia, no teníamos ni la cuarta parte de los que tienen los chicos ahora, y vivíamos mejor y disfrutábamos más”, compara.

Hizo la Escuela primaria en la Escuela Nº 4, la de su barrio, a la que volvería varios años después: “mi última residencia para ser docente la terminé en la Escuela Nº 4, prácticamente me recibí de maestra allí”, comenta con una sonrisa.

Docente de vocación

Comenzó la secundaria en la Escuela de Comercio, y la terminó en la Media Nº 3. Luego quiso estudiar Bellas Artes en La Plata, “pero mi papá no me dejó ir en ese momento, porque era la época del proceso militar. Pero me quedó la idea de ser docente de plástica, que era lo que más me gustaba”.

Desde su niñez había tenido la vocación docente, “no se si en la vida hubiese sido otra cosa”, admite. Comenzó a estudiar docencia a los 20 años, “y tenía más de un año hecho, cuando tuve que dejar, porque quedé embarazada de mi primera hija, María Florencia”. Pero, persistente, decidió retomar la carrera docente, “ya teniendo mi segunda hija, Sofía” relata.

“Me inscribí primeramente en Pehuajó, para hacer el profesorado en Artes Visuales. Allá me dijeron que podía cursar las materias pedagógicas en 9 de Julio, entonces me anoté. Me encontré con Carmela Medina, una profesora muy querida a la que respeto totalmente, tanto como persona como profesora, y me instó a que siguiera magisterio. En parte, ser maestra de grado se lo debo a ella”, reconoce.

Estudió simultáneamente el profesorado en Pehuajó –semipresencial- y el magisterio, a lo que sumó una carrera agraria, “la cual, junto con magisterio, hoy me permite estar trabajando en la Escuela especial, en las capacidades básicas y básicas orientadas. De maestra de grado no he trabajado prácticamente, a pesar que me gusta. Siempre me incliné por la plástica. Mi primer trabajo como profesora fue en French, después he pasado por un montón de escuelas”, cuenta.

Creación de la bandera

En 1999, el entonces Intendente Jesús Blanco, “que aportó mucho a la cultura de 9 de Julio”, destaca, lanzó un concurso para que 9 de Julio tuviera una bandera.

Recuerda especialmente que “en ese momento yo había traído a 9 de Julio a una pintora argentina, radicada en España, y me acompañó a la Municipalidad, donde daban los requisitos. Y ella me dijo que me presentara, porque la iba a ganar”.

También recuerda que junto al de la bandera, había “un concurso de un banco, que ofrecía bastante dinero. Pero las cosas de la vida son de Dios, y nada pasa por la casualidad, y una tarde empecé a dibujar para el banco y terminé dibujando para el concurso de la Municipalidad. Empecé a bocetar la bandera, y me gustó, salió de una, parecía que alguien me llevaba la mano y tenía que ser así”, evoca.

Pero antes de esa inspirada creación, había habido una paciente documentación. “Primero averigüé sobre la fundación, cómo había sido la ciudad, me gusta mucho la historia, y averigüé sobre las localidades del partido de 9 de Julio”, indica.

A pesar que le gustó su obra, algunas circunstancias la hicieron ser bastante escéptica sobre sus posibilidades, como la prórroga del plazo de entrega del concurso. Un 26 de octubre, la citaron para el día siguiente en la plaza General Belgrano, donde pensó que iría como una simple participante, pero en una tarde todo su escepticismo desapareció, dando paso a la alegría del triunfo. Lo cuenta de esta manera: “yo no sabía nada. Venían los chicos que habían ganado los torneos, trayendo la bandera desde la calle Vedia, con globos de los colores de la bandera. Cuando se acercó, los que ya sabían me empezaron a felicitar, aunque yo todavía no la veía. Me enteré, y fue una gran emoción, en el momento quedé bloqueada, pero después cuando pasa el tiempo, uno piensa en lo importante que es, porque más allá que es mi orgullo y el de mi familia, es algo que dejo para siempre, y para todos los nuevejulienses”, afirma.

Detalles de una obra maestra

Tan precisa fue su creación, que el jurado la eligió por unanimidad. “La bandera tenía que representar pasado, presente y futuro, y a la vez tenía que tener elementos sencillos y no mucha cantidad para poder recordarla y que se pueda representar. Tiene que llamar la atención, y a la vez saber de qué se trata”, explica.

Y resume la bandera nuevejuliense en estas palabras: “La parte de atrás de la bandera es celeste, que es un campo azul que representa el cielo, el todo de lo que es la bandera. Busqué que tuviese colores de la bandera argentina, como que tuviese algo que ver con el escudo que había creado Aldo Baamonde. En la bandera se representa el celeste y blanco. Después tiene el partido de 9 de Julio en blanco, que significa pureza. Dentro de ese partido, tiene 24 estrellas, una por cada pueblito. El sol naciente, que representa todo lo que nace, con la fecha de 1863, el año en que es fundado 9 de Julio, por el coronel Julio de Vedia, que es representado por el sable. Después tenemos las tres lagunas, que representa a los que primeramente fueron los habitantes de este lugar, a los que quiero y respeto mucho, que son los aborígenes. Hay una pluma y dos fechas, que representan a la india y los indios que dieron origen al primitivo nombre de este lugar, y a la leyenda. Después, de un lado está el trigo, porque es un lugar donde abunda el campo, está la rueda que representa a la industria, y los laureles, que si bien representan a la gente que hizo 9 de Julio, están para toda la gente de ahora, representan a toda la juventud de 9 de Julio. En el laurel está el futuro”, afirma.

De reconocimientos y afectos

En su vida, “Chabela”, como la apodan, logró varias cosas que la hacen sentirse plena y satisfecha, en detrimento de otras que supo resignar. Al respecto, dice estar convencida que nada sucede porque sí, y pone como ejemplo que quizá no pudo estudiar Bellas Artes “porque tenía que tener la familia que tengo, un marido al que quiero mucho, Fernando Valinoti, y dos hijas maravillosas, María Florencia, de 25 años, y Sofía, de 18. Agradezco a Dios infinitamente, el ser que está delante de todo, y que cuando me han pasado cosas que puedan no gustarnos, me da siempre las ganas de salir adelante”, expresa.

Disfruta mucho del reconocimiento que supo ganar, agradece especialmente a las docentes y alumnos que la invitan a las escuelas, y a la población en general. “Siempre donde he ido, la bandera ha gustado, me han felicitado, y agradezco a la gente de 9 de Julio, porque me ha tenido en cuenta”. Del mismo modo, agradece al diario “EL 9 DE JULIO”, “que siempre ha estado conmigo. A veces son pequeños detalles que a uno lo ponen feliz”, destaca.

Un error de interpretación empaña esta dulce realidad. “En la escuela me llamaron mis compañeras, y ví un video donde muestran a la bandera de la provincia de Buenos Aires como a la bandera de 9 de Julio. Es un error, no se bien a donde dirigirme, y me gustaría que se revea y rectifique, aunque seguro que no se ha hecho con mala intención”, afirma.

Por lo demás, aún le queda un anhelo referido a la bandera local: “cuando el señor Blanco estuvo en su intendencia, dijo que le gustaría que la bandera de 9 de Julio estuviese colgada en cada institución” recuerda. “Veo que hay instituciones que la tienen colgada, y es un sueño ver esa bandera de 9 de Julio que no es mía sola, es para todas las personas de 9 de Julio. Me llenaría de orgullo verla en cada institución”.

Palabras finales

Lograr la posteridad, dejando un legado para un pueblo, ha sido un anhelo de mucha gente desde tiempos inmemoriales, y no caben dudas que Isabel Torres ha cumplido con este deseo. Dándole una identidad a su ciudad, y reafirmando la suya propia, creó en una tarde en la que la inspiración la encontró trabajando una obra que tiene mucho que ver con el sentir nuevejuliense. Con lo mejor de su gente, su pasado, presente y futuro.

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