La comunidad católica de la ciudad de 9 de Julio ha comenzado, desde ayer, a transitar la Semana Santa. Después de dos años de restricciones sanitarias los oficios correspondientes a este tiempo litúrgico volvieron a celebrarse con la presencia de los fieles.
Ayer, en diferentes templos de la ciudad, fueron bendecidos los ramos. La celebración central, presidida por el Obispo diocesano, monseñor Ariel Torrado Mosconi, tuvo lugar en horas de la mañana en la Iglesia Catedral. La liturgia de este domingo consta de tres momentos: 1) La bendición de los ramos; 2) La procesión en honor a Cristo Rey; 3) La celebración de la Eucaristía. Para los dos primeros, como es tradicional, fue escogida la Plaza “General Belgrano”, donde tuvo lugar la bendición de los ramos. Desde allí partió una procesión, de la cual participó un importante número de feligreses.
Al llegar a las puertas de la Iglesia Catedral, que se encontraban cerradas, el Obispo empleó un antiguo rito. Con la cruz procesional golpeó tres veces la puerta de la iglesia, una hermosa imagen para ilustrar el misterio de Jesucristo mismo que, con el madero de su cruz, con la fuerza de su amor que se entrega, ha llamado desde el lado del mundo a la puerta de Dios; desde el lado de un mundo que no lograba encontrar el acceso a Dios. Seguidamente, el celebrante y los concurrentes ingresaron al templo para el oficio de la Eucaristía.
En su homilía, monseñor Torrado Mosconi explicó que “los ramos representan el reconocimiento de Cristo como Rey y Señor”.
“Al contemplar –añadió- ese ramo luego en el crucifijo de nuestra casa en los momentos de sufrimiento y de dolor nos sentimos consolados sabiendo que la cruz es el camino de la salvación. La cruz a veces puede ser motivo de quejas, protestas y hasta llegar a la blasfemia para quien no es creyente, pero para nosotros, al igual que para el buen ladrón es ocasión de confianza en la salvación que nos trae Cristo a través de la cruz”.
En otro pasaje de su alocución, el Obispo consideró que “muchas veces podemos estar tentados de escapar de la cruz y de buscar el camino más fácil, pero la procesión que hemos hecho hoy para recordar la entrada de Jesús en Jerusalén nos debe animar a siempre seguir los pasos de Jesús, aunque cueste”.
“Al igual –agregó- que a Jesús también a nosotros se nos tienta con la idea de buscar la salvación del ‘propio pellejo’ ‘sálvate a tí mismo’, pero el Señor nos enseña que la salvación no está en buscar salvarme de manera egoísta sino en aprender a entregarme por el bien de los demás”.