[24 de noviembre de 2009] En virtud que el Concejo Deliberante de 9 de Julio, en breve lapso de tiempo, deberá cambiar su conformación, con la asunción de nuevos concejales, el doctor Ricardo Gallo Llorente, miembro del bloque del Frente para la Victoria-Partido Justicialista, brindó su apreciación acerca de cómo debería ser la nueva configuración y funcionamiento de ese Cuerpo.
Al respecto, el edil explicó que «el Concejo Deliberante se tiene que renovar en una mitad, porque se renueva por mitades cada dos años; en consecuencia al cambiar su conformación también se modificará, lo que podríamos decir, su representación; es decir, si bien habrá dieciocho concejales igual que antes, estos van a expresar la última voluntad electoral».
«Por ejemplo –añadió-, dos tercios de la ciudad de 9 de Julio, el partido de 9 de Julio, las localidades del interior, de la zona rural, votaron porque haya un cambio en la actual gestión del municipio; esto se vio reflejado en el resultado de los votos de la última elección, y esta es la primera lectura que hay que hacer. Cerca de 18.000 votos, correspondientes al electorado 9 de Julio, reflejan el voto en contra al actual gestión. Sólo 7000 y fracción votaron respaldando la gestión municipal, lo cual significa un mensaje muy fuerte».
Los peligros de la obsecuencia
Gallo Llorente consideró que los concejales deben ser representantes de la comunidad y no sustitutos de ella”.
“No debemos –dijo- tomar decisiones en sustitución de la comunidad sino en representación de la comunidad; deberíamos reflejar el resultado electoral en la futura estructura y manejo del Concejo Deliberante».
El concejal consideró que, «en la actualidad el Concejo Deliberante funciona como ratificador de las decisiones del Ejecutivo”.
“Al adoptar esta función corre peligro, por obsecuencia, de no ser un analista en profundidad de lo que se propone; porque el ejecutivo no sanciona leyes de cumplimiento local, sino que esto lo hace el Concejo Deliberante, con lo que se descuenta que la responsabilidad de este cuerpo es muy grande, y por ello debe actuar con un espíritu muy analítico y reflexivo, sin caer en la obsecuencia, para evitar que un posible error que viene desde arriba se repita o se plasme en el Concejo», refirió.
«El Ejecutivo –prosiguió el edil-, como cualquiera de nosotros, puede cometer errores. Por ello, dieciocho concejales, analizando y pensando una cuestión lo puedan resolver con un poco más de sabiduría que un funcionario del Departamento Ejecutivo. Hay que ejercer esa virtud colegiada que se puede ofrecer, de mirar con sabiduría las normas; de ahí la ventaja de no ser obsecuente».
El concejal Gallo Llorente recordó, en oportunidades anteriores, hallándose en el ejercicio del gobierno comunal un intendente proveniente de su propio partido, no escatimó en ser crítico y de reflexionar aquellas normas que provenían del Ejecutivo.
«En gestiones anteriores, siendo concejal, viniendo normas del Departamento Ejecutivo, fui uno de los peores críticos de lo que nos enviaban; tanto así que recibí muchas críticas de mi propio intendente. Consideré que esa era la mejor manera de acompañar una gestión, siendo el principal analista de los asuntos; porque la obsecuencia es el peor de los servicios que se le puede prestar a un amigo», disparó.
Los cambios en el Ejecutivo y las ordenanzas Fiscal e Impositiva
Ricardo Gallo Llorente interpretó que «cuando el Ejecutivo dice que va a hacer cambios, debe reflejarlos en los instrumentos, sean proyectos, normas o actos, sin quedarse en los meros enunciados; en este sentido, las ordenanzas Fiscal e Impositiva, que son aquellas que dicen quiénes y cuánto deben contribuir con el municipio, es algo sustancial, porque es la manera en que se le pide a los vecinos que contribuyan al sostenimiento del mismo; entonces si no observa un cambio de actitud, sino una radicalización de lo que se venía haciendo, es más o peor de lo mismo».
«Nosotros –manifestó- nos vemos obligados, por lo menos, para decirlo; y esto, tristemente, desencadena en el gobierno municipal histeria, actitudes agraviantes hacia nosotros, incluso tratándonos de mentirosos, simplemente por opinar sobre lo que consideramos que es un manejo desacertado de las finanzas municipales».
Falta de diálogo
El entrevistado comentó que “después del 28 de junio, más o menos a los dos meses de las elecciones, el Secretario de Gobierno Municipal llamó al bloque para iniciar un diálogo; pero hubo solamente una única reunión”.
«Debemos aspirar y proponer que no haya solamente enunciados, sino hechos. La democracia en esencia es diálogo, y si ello no existe se cometerán errores y no se estará actuando democráticamente», evaluó.
«Somos conscientes que no ha habido cambios concretos en la postura del Ejecutivo, y su bloque de concejales, nosotros tenemos la responsabilidad de tratar de lograrlo desde nuestro modesto lugar, con todas aquellas personas que piensan de igual manera, logrando al menos en el ámbito del Concejo Deliberante cambios que sean en bien de la comunidad», indicó el Concejal, quien entendió que «los cambios en el Concejo deben tener que pensarse en lo que refiere a la estructura de conducción, en lo que hace también a la composición de las comisiones».
«Nunca más debe ocurrir que a un concejal se le impida pertenecer a una determinada Comisión, como fue mi caso, que se me quitó la posibilidad de pertenecer a Presupuesto, aún cuando formé parte de la misma, en gestiones anteriores, durante dieciséis años”, concluyó el edil.