Sólamente eras una peluquera, porque obviamente cortabas el pelo.
Pasabas y terminabas encantado con su humor y carisma.
Había algo adentro -muy adentro- que te hacía sentir querido, acompañado de la manera más simple y linda posible.
Porque ibas a arreglar el pelo y te abrían las puertas como siendo parte de la familia,
Hermosa peluquera que, desde la primera palabra, tan simple como un saludo, te enredaba en el querer.
No son solamente las manos que te arreglan el pelo, es la persona que las tiene.
Y cualquier peluquero te hace cambios en el pelo, pero pocos te llegan a tocar y mimar el alma.
Porque al final, no es solamente
una peluquera. Es Vale
Te amamos
Nico, Valentino, Susana y Sergio.