Durante la campaña 2023-2024, las condiciones climáticas fueron muy cambiantes en una amplia región productiva. En las campañas anteriores las condiciones con poca humedad le dieron paso a las lluvias. En el partido de 9 de Julio un área importante se vio afectada por el evento climático denominado Súper Celda. El Jefe de INTA 9 de Julio Lisandro Torrens realizó un análisis de la campaña y los rendimientos de la cosecha de soja y maíz, en sectores no afectados por los eventos climáticos.
SOJA
Lisandro Torrens explicó que «la campaña 2023-2024 arrancó con un suelo que contenía entre un 30 y un 40 por ciento de agua disponible que pueda almacenar un suelo típico de la zona. Eso hizo que, en muchos casos, se tuviera que esperar a fines de octubre para arrancar con la siembra».
«De ahí en adelante las precipitaciones fueron abundantes. Eso hizo que fueran acompañando muy bien al ciclo del cultivo hasta fines del mes de diciembre. En enero los frentes fueron erráticos y las precipitaciones fueron muy inferiores a lo normal. A la falta de agua en enero las temperaturas fueron por encima de los 30 grados y baja humedad, con alta demanda atmosférica y el cultivo empezó a abortar flores y chauchas. Eso afectó drásticamente el rendimiento del cultivo», agregó.
«En el mes de febrero se reactivaron las lluvias. Eso hizo que la soja pudiera completar el llenado de granos de la mejor manera. En abril las precipitaciones empezaron a impedir la cosecha. Hay entre en 40 y un 50 por ciento de soja sin levantar», aclaró el Jefe de INTA.
Informó el entrevistado que los rendimientos de soja de primera fueron 2.000 kilos hasta los 3.500 y 4.000. La variaciones se explican por la aptitud productiva de los lotes donde se sembró soja, los que pudieron almacenar más agua que tenían mayor cantidad al momento de la siembra, pudieron soportar de mejor manera el período de estrés del mes de enero y los rendimientos no se resintieron.
En soja de segunda o soja intermedia que se sembraron arriba de los lotes de trigo helado, el desarrollo fue muy bueno. «Si bien se vieron afectados por la falta de agua del mes de enero, cuando se reactivó la lluvia en febrero lograron una muy buena recuperación. Se espera que los rendimientos de soja de segunda fueron muy buenos para lo que fue el año, cuando entraron en fase reproductiva las condiciones fueron favorables y tuvieron un correcto desarrollo. Se esperan rendimientos normales, no excepcionales, para un cultivo de soja de segunda», señaló.
MAIZ
En cuanto al maíz señaló Torrens que «los lotes que se pudieron sembrar con maíz temprano fueron los lotes de mayor aptitud productiva, porque más allá de la seca que veníamos transitando, tenían humedad como para sembrarse. Esos lotes lograron aguantar los primeros días de emergencia, hasta que se produjeron las lluvias de octubre y hasta diciembre las lluvias fueron adecuadas para que el cultivo se desarrolle sin problemas».
Agregó el técnico que «la falta de precipitaciones y las elevadas temperaturas con baja humedad relativa de enero, hicieron que muchos de esos maíces se quedaran sin recursos como para hacer un correcto llenado de grano. El llenado se aceleró más de lo normal y se vio afectado el peso de los granos. Los rendimientos fueron más que aceptables, entre 7.000 y 8.000 kilos promedio con excepciones por encima de 10 mil kilos en rendimientos muy puntuales».
Aclaró el Jefe de INTA que «en lo que hace a maíz tardío, si bien se sembraron con condiciones óptimas de humedad y el desarrollo de la fase vegetativa fue muy bueno, se encontraron en fines de enero en pleno período crítico con condiciones muy adversas de baja disponibilidad hídrica y altas temperaturas. Si bien no se comenzó con la cosecha se espera que no sean similares a los de primera, serían inferiores los rendimientos».