Hace 50 años, el 11 de mayo de 1974, era asesinado el Padre Carlos Mugica cuando salía de celebrar Misa en la Parroquia San Francisco Solano, en Villa Luro de la Ciudad de Buenos Aires. El Padre Carlos, trabajaba dentro del Movimiento de Sacerdotes y Obispos del Tercer Mundo. Tenía solo 43 años, miles de personas fueron a su despedida, llevando a pulso su ataúd desde la Villa de Retiro hasta el Cementerio.
Carlos Mugica vive en el corazón de quienes pudimos compartir su santa vida pastoral, política, social, en permanente búsqueda por la justicia, la libertad, la solidaridad.
Bien vale recordar algunas de sus reflexiones:
» Yo, personalmente, como miembro del movimiento del Tercer Mundo, estoy convencido de que en la Argentina solo hay una salida a través de una revolución, pero una revolución verdadera, es decir simultanea: cambio de estructuras y cambio de nuestras estructuras internas».
«¿Qué es glorificar a Dios? No ponerles veinticinco velas a los santos. No. Sí ayudar a que un hombre sea más hombre. Si yo a este hombre lo ayudo a leer y escribir, glorifico a Dios, porque lo ayudo a crecer como hombre. Y aquí está definido el rol del sacerdote: ayudar al hombre a ponerse de pie. Ayudarlo a ayudarse: esa es la misión del sacerdote».
«Hay que hacerle saber que el ponerse totalmente de pie es tener conciencia de la divinidad. Es la culminación de su liberación. La liberación, inclusive de su condición de hombre, después de haber asumido todo lo que significa ser hombre, que es lo primero».
«Cristo dice que los hombres, en vez de tener relaciones de dominación unos con otros, deben tener relaciones de servicio. Aquel que tiene poder lo debe utilizar no para dominar, sino para servir».
Recordarlo de esta manera reconforta. Carlos Mugica, un hombre de Dios, él eligió serlo, luchando sin flaquear por la concreción de los derechos de los más pobres; de los pobres de bienes materiales, de bienes económicos. No se calló ante los abusos de los poderosos, adhirió a los movimientos que propusieron una vida mejor en una patria justa, libre y soberana.
Carlos señalaba: «La Carta Apostólica Octogessima Adveniens del Papa Pablo VI, dice: Dirigimos a todos los cristianos de manera apremiante un llamado a la acción… -el Papa no hace distingos entre curas, laicos y religiosos, dice a todos los cristianos-, y cuando da un ejemplo de compromiso actual de un cristiano, habla de los curas obreros. El Papa también dice: Los laicos deben asumir como tarea propia la renovación del orden temporal. No dice pueden asumir. Dice deben asumir. Es una exigencia de la vida cristiana».
El mundo nuevo que soñamos solo será posible deshaciéndose de la búsqueda de los éxitos individuales, reemplazándolos por la promoción de los derechos del conjunto.
Carlos Mugica lo propuso y lucho por ello con todas sus fuerzas, sigamos su ejemplo.
Horacio JM Mazziotti, mayo de 2024