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Nueve de Julio
sábado, septiembre 7, 2024

Ventura Rauch. Boticario y juez de Paz en 9 de Julio

Por Héctor José Iaconis

* Boticario de profesión, había heredado de su padre la vocación por ese arte.
* Se radicó en 9 de Julio a fines del siglo XIX para abrir una farmacia que mantuvo hasta 1921.
* Fue juez de Paz de 9 de Julio, en períodos alternados, entre 1904 y 1917.
* Su farmacia fue una de las más importantes en esta ciudad, en los albores del siglo XX.

En las Filípicas de Marco Tulio Cicerón (In M. Antonium orationes Philippicae), existen dos alusiones interesantes al recuerdo y a la memoria de quienes han vivido y dejado un recuerdo. Ambas expresiones se circunscriben a la manera directa, breve y a la vez profunda del gran filósofo romano: «Brevis a natura nobis vita data est; at memória bene rédditae vitae
sempiterna” (Cic., Phil. XIV, 12, 32) y “vita mortuorum in memória vivorum est pósita” (Cic., Phil. IX, 5, 10). En la primera admite que “breve es la vida que la naturaleza nos ha dado”, pero “el recuerdo de una vida bien empleada es eterno”; mientras que en la segunda, empleando un pensamiento claramente inspirado en el “Banquete” de Plantón, nos recuerda que “la vida de los muertos está puesta en el recuerdo de los vivos”.
A propósito de la última, Ana Martín Minguijón, especialista en Derecho Romano , en un brillante estudio sobre la damnatio memoriae, explica que esta conocida cita de Cicerón, “forma parte de la oratio que pronunció ante el Senado, el 4 de febrero del año 43 a. C., en favor de la construcción de una estatua en memoria y honor de Servio Sulpicio Rufo, por servicios prestados a la República y en contra de la oposición de Servilio Isáurico”.
“El célebre orador –prosigue Martín Minguijón-, en su discurso, solicitó a los padres conscriptos que le restituyeran la vida a quien enviaron a la muerte en la embajada con Marco Antonio, con la erección de la estatua en su memoria, y lograra, así, por ellos, la inmortalidad. En la concepción que se tenía de la muerte en Roma, y en otros pueblos de la antigüedad, se perseguía no solo la inmortalidad del alma, sino la inmortalidad de la propia persona a través de la memoria y el recuerdo perdurable del difunto”.
Es muy probable que, en cierta forma, así como los monumentos romanos, las biografías de aquellas personas menos conocidas en las historias de las comunidades, sirvan a un fin semejante.
La vida de Ventura Rauch, farmacéutico y juez de Paz de 9 de Julio se diluye en los registros históricos locales. Su nombre deja de aparecer en los documentos archivísticos de esta ciudad hace más de cien años cuando, emprendiendo un proyecto de vida diferente, el aludido se alejaba de la ciudad junto a su familia.
Desde la brevedad de estos apuntes, evocaremos a Ventura Rauch, con semejante hálito ciceroniano; para que, a través del recuerdo, aquel que ha desaparecido, recobre un testimonio vital.
Había nacido el 27 de agosto de 1872, hijo de Guillermo Augusto Rauch (1845-1902) y de Rosa Veronelli (1845-1915). Fue bautizado el 26 de octubre de ese año en la parroquia de Santiago Apóstol de Baradero, en cuya acta le fueron impuestos los nombres de Héctor Ventura. Fue su padrino un hermano de su madre, quien con el tiempo sería un prestigioso médico, el doctor Héctor Veronelli.
Su padre, de nacionalidad alemana, se había graduado como farmacéutico en la Universidad de Leipzig y, tras arribar a la Argentina, revalidó su título en la Escuela de Farmacia de la Facultar de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires en 1872. Poseía instalada una farmacia y droguería en la calle Cuyo (hoy Sarmiento) entre Cerrito y Libertad, que giraba bajo la denominación de Farmacia y Droguería “Alemana”.
Allí, en el comercio de su padre, Ventura Rauch hizo las primeras armas en la profesión que abrazó tempranamente.

Farmacia de Ventura Rauch, ubicada en la esquina de Libertad y Buenos Aires (hoy Avenida San Martín), donde hoy se encuentra la Farmacia «Postal». La fotografia fue tomada en 1903.

EN 9 DE JULIO
En 1898, en la esquina de Buenos Aires (hoy avenida San Martín) y Libertad (Libertad), Ventura Rauch abría su farmacia en 9 de Julio. Un aviso publicitario de 1899 la anuncia como “Sucursal de la Droguería Alemana de Buenos Aires”.
Puede decirse que fue uno de los boticarios que primero comprendió la importancia de la publicidad en la prensa. Acostumbraba encargar anuncios publicitarios en los periódicos que circulaban a comienzos del siglo XX en 9 de Julio, tales como “El Porvenir”, “El Nueve de Julio” o “El Luchador”.
Por otra parte, apenas fue instalado el servicio de energía eléctrica en 9 de Julio, en 1899, Ventura Rauch proveyó de este adelanto a su botica.
Se desempeñó como Juez de Paz del Partido 9 de Julio en los años 1904, 1905, 1906, 1907, 1908 y 1917 (designado en comisión).
Se hallaba radicado en 9 de Julio cuando una tragedia enlutó a su familia: la muerte de su hermano Guillermo Carlos Rauch, quien falleció en febrero de 1909, durante el naufragio del vapor “Presidente Roca”, en las costas del Chubut, junto con otro centenar de víctimas.

SU FAMILIA
Ventura Rauch contrajo matrimonio con Lucía María Repetto (nacida el 10 de abril de 1882) en Buenos Aires, en la parroquia de Nuestra Señora de Balvanera, el 14 de julio de 1900, en una ceremonia de las que oficiaron como testigos su padre y su suegra, María Lomag-ne. En 9 de Julio vivió el matrimonio con sus nueve hijos, buena parte de los cuales nacieron aquí: María Lucia (1901–1911), Rosa Blanca (1902–1995), Héctor Guillermo (1904–1959), Julia Esther (1906–1976), Oscar Ventura (1909–1964), Federico Augusto (1911–1953), Raúl Ernesto (1914–1976), Lucia María (1916–1988) y Miguel Ángel (1918–1966).

PALABRAS FINALES
En agosto de 1921, Ventura Rauch junto a su familia se alejaron de 9 de Julio para fijar su residencia, primero, en la ciudad de Buenos Aires. Poco después se embarcó junto a su esposa e hijos con rumbo a Europa.
En 1924 se estableció en Gualeguay, provincia de Entre Ríos, donde ejerció su profesión instalando una farmacia que denominó “Inglesa”. Allí también se había radicado su sobrino Raúl, hijo de su hermano Guillermo.
Ventura Rauch falleció en Gualeguay el 5 de abril de 1934. Su esposa habia fallecido, también en Gualeguay el 14 de agosto de 1931, después de una larga enfermedad.
A diferencia de su contemporáneo y colega Alejandro Muzio, no tuvo una propensión a vincularse activamente a instituciones o a la vida social del pueblo, más allá de su desempeño político como juez de Paz. Más bien, se abocó esencialmente al ejercicio de su profesión.
Algo similar debió ocurrir durante su estancia en Gualeguay pues, al producirse su fallecimiento, el periódico “La Mañana” de aquella ciudad, en un escueto obituario, expresó: “El extinto, de temperamento retraído, dedicóse por entero, puede decirse, a su trabajo, en el cual dejó bien sentada su reputación. Caballeresco y correcto, gozó de la consideración de cuantos lo conocieron y trataron”.

FUENTES
– Registro «Hector Ventura Rauch», LYB6-QX7, en FamilySearch, disponible en www.familysearch.org/tree/person/details/LYB6-QX7
– Archivo de Publicaciones Periodísticas «Esc. Ricardo Germán López» de Diario EL 9 DE JULIO.

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