La provincia de Buenos Aires es hogar de la gastronomía más rica. Los almacenes de campo, auténticos testigos de la historia rural argentina, ofrecen una experiencia única que combina tradición, sabor y hospitalidad. Estos pintorescos restaurantes de Chacabuco y San Andrés de Giles son una verdadera tentación para quienes buscan conocer el alma de los sabores rurales bonaerenses.
Un almacén en medio del campo
A 170 kilómetros de la Capital Federal, en la localidad de Chacabuco, el Almacén de Sabores -@at_almacendesabores- ofrece una variedad de platos exquisitos, en un entorno rural.
Para arrancar incluye aperitivos: entrada completa de fiambres, quesos regionales, escabeches, dips, bruschettas gourmet y empanadas fritas acompañadas por degustaciones al disco y a horno a leña. “Recomendamos como plato principal a la entraña en masa rellena de hojaldre con papas” , expresó Marcela Cardozo, propietaria del establecimiento.
Un menú más que abundante para compartir entre familia y amigos dentro de espacios amplios bien calefaccionados.
La jornada continúa con una merienda criolla de pastelería de elaboración casera, café, té en hebras, licores, tortas fritas y chocolate caliente que se comparte en el jardín alrededor de los fogones, para completar una experiencia de bienestar.
“Tenemos un sistema de bebidas libres, aperitivos y gran variedad de vinos” , agregó Cardozo.
El lugar es un verdadero tesoro donde probar manjares auténticos y deliciosos. En Chacabuco, distrito de desarrollo agrícola, el atractivo principal es la Laguna de Rocha, formada por un ensanchamiento del río salado en tierras bajas y caracterizada por su paisaje agreste.
La posta del camino real, restaurante bien argentino en Villa Ruiz
A solo 2 kilómetros de la Basílica de Luján, está el Pueblo Turístico Villa Ruiz, donde el encanto rural se encuentra con la tradición. El restaurante de campo argentino La Posta del Camino Real -@lapostadelcaminoreal- tiende sus mesas con platos exquisitos para compartir en familia.
Entrada de fiambres, parrilla y pastas libres, postre a elección y cafetería con tortas fritas, son algunos de los manjares que promete este sitio acogedor.
“La entrada de achuras es abundante y variada. Chorizos, chinchulín, riñón, morcilla, luego asado, vacío y bife chorizo. Lo fundamental es el lechón y bondiola al horno de barro con vegetales”, enumeró su propietario Leonardo Balostro.
La especialidad de la casa es la parrillada y como es el único restaurante de la zona con horno de barro, las comidas cocinadas allí tienen el sabor especial y puro de costumbres argentinas. “Tenemos dos hornos: en uno hacemos papas, batatas, zapallo y cebolla con la carne de lechón y bondiola, y en el otro el pan casero” , agregó.
Comida artesanal y elaborada en el momento. La carta de postres derrocha dulzura: helado, flan, budín de pan y panqueques de manzana y dulce de leche.
“Estamos dentro de cinco hectáreas de campo, rodeadas de una arboleda muy antigua con mesas dentro y fuera, cancha de fútbol, granja de animales y un arroyo, para disfrutar del día al aire libre”, detalló.
Villa Ruiz, en el municipio de San Andrés de Giles, gira en torno a la plaza principal con antiguas casonas de estilo rústico sobre calles de tierra, una iglesia, un viejo almacén y varios restaurantes. Un pueblo testigo de la riqueza cultural y humana que lo define, mezcla única de historia y cultura, donde el tiempo se desvanece y la belleza se encuentra en cada rincón.
Los restaurantes de campo son mucho más que un simple paseo y degustación; es una oportunidad para sumergirse en la historia y la tradición rural de la Argentina. Su encanto nostálgico y su cálida hospitalidad, nos invitan a reconectar con las raíces y a disfrutar de la vida a un ritmo más pausado, para compartir y comer rico en pueblos buenos, bonitos y bonaerenses.