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Nueve de Julio
domingo, diciembre 22, 2024

«La Nación» se hace eco del unipersonal de Pablo Picotto

Continúa el éxito de la obra «Un poco me molesta, pero un poco no» el unipersonal del nuevejuliense Pablo Picotto. En La Nación de ayer se escribe la crítica por medio de Pablo Mascareño.

Anoche Picotto estuvo nuevamente en el programa Bendita TV, haciendo monólogos, contando con el reconocimiento de Beto Casella quienes recomendaron la obra.

FICHA TECNICA
Autor e intérprete: Pablo Picotto / Corrección de textos: Nancy Gay / Escenografía: Julia Isnardi / Vestuario: Julia Isnardi y Nancy Gay / Producción: Germán García / Dirección artística: Ricardo Rodríguez Miro / Dirección general: Carlos Bellosoi / Funciones: viernes, a las 21.30 / Sala: Julio Cortázar, Paseo La Plaza / Duración: 70 minutos.
Nuestra opinión: buena.

La crítica de «La Nación»:
«No es novedad que la escena porteña recurra insistentemente a los lazos familiares, sobre todo a partir de vínculos disfuncionales, para hablar de los afectos y las relaciones en ese núcleo primario y fundacional de pertenencia. Y lo hace, en general, desde el tamiz del código del humor brutal y descarnado, en no pocos casos con facilismo y escasez de recursos creativos. Un poco me molesta, pero un poco no retoma la cuestión familiar con dos particularidades nada desdeñables: todos los personajes son interpretados por un mismo actor y el parentesco establecido entre cada uno de ellos se da a partir de lo entrañable y cariñoso de ese lazo. Aquí no hay violencia física ni verbal y las relaciones se construyen desde lo amoroso aun en las diferencias marcadas por lo generacional.
Así, van desfilando el Niño (el benjamín que juega a conquistar el espacio), Ramiro (un místico hermano rastafari con todo lo que ello implica), Melanie (la hermana blonda y alienada de pocas luces que trabaja en un call center ), Gerardo (el padre dueño de la ferretería que sostiene la economía familiar), Edith (la madre ama de casa que es puro sacrificio y enarbola una filosofía tan casera como corriente) y Nicola (un abuelo patriarca pícaro, algo sabio y en sintonía con los jóvenes).
Pablo Picotto utiliza un lavarropas gigante para darle diversos significados y convertirlo en su refugio para modificarse con austeros recursos de utilería y vestuario que le permiten la mutación de un personaje a otro. El actor apela a todo su histrionismo en una cabalgata sin pausas que alterna el humor de casi toda la pieza con algunos pasajes emotivos (en general a cargo del personaje del abuelo). Un mayor cuidado del texto y de la puesta en escena le hubieran posibilitado potenciar su talento y sus nobles recursos como intérprete.
Un poco me molesta, pero un poco no se convierte en una sensible y sencilla radiografía del mundo actual, y en una pintura familiar en la que el espectador en algún momento se siente aludido e identificado en medio de las risas».

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