A principios del siglo XX nuestro país se encontraba organizado constitucionalmente y con su economía orientada a la producción de minerales, granos y carnes. El auge de las colectividades era incontenible. Se ponía punto final a las desaveniencias de límites con Brasil y Chile y, si instaba a la integración de América latina- En ese contexto Antonio Aita nacía en el seno de una familia de inmigrantes, integrada con sus usos y costumbres a la población criolla. Tenaz y honrada en su trabajo, Su jefe rector guía le marcó a su hijo Antonio el rumbo que debía seguir, casi adolescente ingresó al periodismo de entonces, conociendo desde joven la responsabilidad de la tarea diaria. Entre la tinta y el papel fue modelando su personalidad enriquecida por el trabajo, la lectura y las luchas cívicas. En su afán de servir a la comunidad, fue propulsor de fundaciones de instituciones civiles de la ciudad, como el Club Agustín Alvarez, la Liga Nuevejuliense de Fútbol, Bomberos Voluntarios, y ayudó a otras entidades de Bien Público. Fue legislador Provincial y puso en evidencia su sensibilidad social y seriedad parlamentaria. El Periodista una vez ungido, su marca es indeleble. En la penumbra de la redacción fue dejando girones de su vida, enseñando a honrar y a servir la patria. El nombre de Antonio Aita, es recordado en salones de instituciones, en una biblioteca, en aulas de escuelas y en una avenida de 9 de Julio.
Hay figuras que aunque mueran, no mueren, por su trayectoria se identifican de tal manera con su gente y quedan consustansiados con la tierra y con los suyos para siempre. Antonio Aita había nacido el 12 de enero de 1911 en 9 de Julio y falleció el 18 de septiembre de 1995. ( De nuestro archivo de Publicaciones Periodísticas).