* Figura destacada de la medicina en la Argentina, fue un profesional de altísima calificación en el campo de la medicina preventiva de riesgos profesionales.
* Fue co-fundador del Círculo Médico de 9 de Julio, de FEMEBA, de Sanatorio 9 de Julio y de Rotary Club 9 de Julio.
* Fue presidente y miembro de la comisión directiva de la Biblioteca Popular “José Ingenieros”.
* Radicado en Buenos Aires, fue profesor en la UBA, director del Instituto Argentino de Seguridad y rector de la Escuela Superior de Seguridad e Higiene Industrial.
* Nunca olvidó su ciudad de origen pues, ya habiendo transcurrido muchos años de su alejamiento, presidió el Círculos “Los del 9”.
Si bien el ejercicio de su profesión en 9 de Julio, puede decirse, fue breve; no cabe duda, su estadía fue intensa. Impelido por la fuerza de la juventud, el doctor Juan Martín Baztarrica marcó su impronta como médico y como hombre comprometido con la sociedad. Al menos tres generaciones de nuevejulienses lo recordaron y aún hay quienes lo recuerdan usando solamente su segundo nombre: «el Doctor Martín Baztarrica». Más aún, hace pocos días atrás, al hacer referencia a la aparición de esta nota, alguien comentó a quien escribe esta nota: «Yo vivo gracias al Doctor Martín Baztarrica, que me curó de un enfermedad apenas nacida».
Había nacido en 9 de Julio el 28 de enero de 1906, en el hogar formado por José Baztarrica y Rufina Aguada. En ese hogar nacieron otros seis hermanos: José, Ida; Rosa, quien fue activa colaboradora en la obra fundacional del Sanatorio «9 de Julio»; Elcira; Haydée («Pichona»), con el tiempo esposa del médico Emilio Guzián y Francisco («Pichón»). Su abuelo, Martín, fue un poblador arribado a estas tierras en tiempos de la fundación de la ciudad.
Sus estudios primarios los cursó en el Colegio Cavallari de esta ciudad mientras que los secundarios los realizó como alumno libre en el Colegio Nacional Buenos Aires.
Su formación universitaria en la carrera de Medicina la realizó en la Universidad de Buenos Aires, donde se graduó. El 26 de marzo de 1931, por decreto del Poder Ejecutivo Nacional fue nombrado practicante Hospital Rivadavia.
Su primer destino fue, hacia 1932, la localidad de Timote donde no había médico.
EN 9 DE JULIO
Radicado en 9 de Julio ingresó al Hospital de la Sociedad Protectora de los Pobres (hoy Hospital Zonal “Julio de Vedia”) en 1934. Enseguida abrió su consultorio particular en su casa de la avenida Bartolomé Mitre entre Entre Ríos (hoy Arturo Frondizi) y Corrientes, la misma vivienda (demolida hace pocos años atrás) que más tarde perteneció al doctor Alliaud y donde funcionó también la farmacia de Baltasar Gutiérrez.
Enseguida se vinculó activamente a la sociedad local y fue recibido con respeto por la comunidad médica. Aquí integró varias instituciones, entre las que pueden mencionarse el Rotary Club 9 de Julio de la que fue co-fundador en 1938. También prestó su colaboración al Club Atlético “9 de Julio” como miembro de la sub comisión de Natación hacia 1942.
En 1944 conformó la Comisión “Pro-Monumento al General Don José de San Martín” de 9 de Julio y fue vicepresidente de la Junta Ejecutiva. Esta organización promovía la instalación en la ciudad de una escultura ecuestre del prócer que luego no pudo concretarse.
Colaboró también con los periódicos locales aportando artículos de divulgación médica siempre de manera absolutamente generosa.
EN LA BIBLIOTECA POPULAR. DISERTANTE Y PRESIDENTE
A poco de establecerse aquí se convirtió en un decidido colaborador de la Biblioteca Popular “José Ingenieros”. Cuando esta institución, en 1934, organizó el ciclo de conferencias no dudó participar con una brillante disertación sobre acerca de los “Pequeños síntomas de enfermedades graves”, pronunciada el 23 de noviembre. En abril del año siguiente, en la misma tribuna, ofreció un panorama sobre “El problema actual de la tuberculosis”.
En junio de 1935, siendo presidente de la comisión directiva de la Biblioteca el doctor Juan Martín Baztarrica organizó, en colaboración con varios colegas suyos, un Curso sobre Medicina Social. Desde el 4 de julio hasta el 23 de agosto, en el marco de esta actividad, intervinieron con lecciones intensivas, los médicos Juan M. Baztarrica (“Medicina Social. Legislación. Curanderismo”), Pablo Subirá (“Educación sexual del hombre”), Rogelio Rivero (“Enfermedades venéreas. Prostitución. Sífilis”), Manuel Osores Soler (“Blenorragia. Cómo se adquiere o/y evita”) y Enrique Álvarez Ambrossetti (“Alcoholismo” y Alimentación).
A mediados de 1935, a modo de verdadera innovación, a instancias suyas, fue gestada la denominada “Libre tribuna”. Se trataba espacio, propuesto por la Biblioteca, que quedaba a disposición del público la inserción de todas opiniones y voces que desearan expresarse. Por un lado, procuraba servir de ámbito para que diversos personajes expresaran su postura sobre temas de actualidad.
La modalidad de la “Libre tribuna” era clara para evitar inconvenientes entre los participantes: eran elegidos los temas de debates y las personas interesadas se vivían previamente. Todos los participantes tenían el derecho de usar de la palabra durante diez Minutos. Quienes, por alguna razón, no tuvieran la posibilidad de anotarse no eran excluidos del debate, podía intervenir en un espacio de tiempo máximo de tres minutos. La moderación de cada una de estas jornadas de debate estaba a cargo de un moderador designado por la comisión directiva de la Biblioteca.
Los primeros temas tratados por la “Libre tribuna”, durante 1935, fueron: “La madre y el niño”, “El divorciado” y “La pena de muerte”.
Como presidente en tres períodos (1934-1935, 1942-1943 y 1945) y también como miembro de la Biblioteca impulsó diferentes acciones para acrecentar el fondo bibliográfico. La Biblioteca fue la primera entidad en brindar en esta ciudad el denominado «Ciclo de Cine» o «Velada Cinematográfica». El 3 de mayo de 1937, en el Teatro Rossini», fue proyectado el film «Por un sólo desliz», cuyo título original es «Damaged Lives» (entrenada en 1933 y dirigida por Edgar G. Ulmer). La temática de aquel largometraje se tornaba un tanto usada para la época; pero sirvió para qué el doctor Juan Martín Baztarrica efectúe una introducción a la misma que resultó muy oportuna. «Por un sólo desliz», trataba de un muchacho que, luego de participar en una alocada fiesta y tener sexo con una desconocida, a punto de casarse había contraído una enfermedad venérea, y contagiaba a su futura esposa. No cabe duda que, la proyección de esta película, tenía también un trasfondo preventivo, desde el punto de vista médico, sobre una problemática que también afectaba a la sociedad entonces.
En 1937, la Biblioteca Popular «José Ingenieros» organizó el Segundo Congreso Regional de Asociaciones Culturales, que tuvo lugar en 9 de Julio. Se trató, este, del primer evento de magnitud llevado a cabo por la Biblioteca, a pocos años de su fundación. Entre los temas más importantes que se abordaron en el Congreso, se contaron: “Educación Sexual”, «El problema de la concurrencia a las Bibliotecas», “La misión de la juventud” y la “Formación de una agrupación de instituciones culturales”, entre otros.
Una de las intervenciones más valoradas de este Congreso le cupo dirigirla al doctor Juan Martín Baztarrica, quien representaba a la Biblioteca “José Ingenieros”. En esa ocasión, el Congreso efectuó un pronunciamiento que bien podría ser considerado osado, para su tiempo: «El Segundo Congreso Regional de Asociaciones Culturales -refiere EL 9 DE JULIO en su edición del 15 de julio de 1937- cree conveniente la educación sexual, siendo la forma ideal la impartida por los padres en los primeros años y continuada por la escuela. Pero en la imposibilidad de realizarlo así actualmente, esta debe ser impartida por los médicos a los maestros y éstos a los niños de hoy, futuros padres de las generaciones del mañana, para llegar en esta forma a la época en que la educación sexual sea impartida con métodos regulares y en forma gradual».
FUNDADOR DEL CIRCULO MEDICO DE 9 DE JULIO Y DE FEMEBA
El 13 de mayo de 1936 fue uno de los médicos fundadores del Círculo Médico de 9 de Julio, junto con sus colegas médicos Enrique Álvarez Ambrosetti, Manuel Arce, Cesáreo Lozano, Juan J. Botazzi, Carlos Canton, A. del Giúdice, Enrique Dotto, Jorge Leonardi, Manuel Osores Soler, Valentín Platero, Rogelio J. Rivero, Pedro San Martín, Ángel Scarilli, Pablo A. Subirá, Ernesto Etchegaray, R. Rodríguez Lehman, Pascual del Giúdice, Edmundo Benedetti, Juan Carlos Sendoya y Alberto Osores Soler.
El doctor Baztarrica, asimismo, junto a Alberto Osores Soler, fue delegado del Círculo Médico de 9 de Julio al Congreso fundacional de FEMEBA (Federación Médica de la Provincia de Buenos Aires) el 28 de junio de 1942.
FUNDADOR DEL SANATORIO 9 DE JULIO
El 25 de mayo de 1938, el doctor Juan Martín Baztarrica, fundó el Sanatorio 9 de Julio junto con los doctores Manuel Osores Soler y Carlos M. Canton. También se incoporaron en ese grupo inicial los doctores Pablo A. Subirá y Pedro San Martín. El edificio original abarcaba unos 464 metros cuadrados cubiertos, sobre un terreno que los doctores Osores Soler, Baztarrica y Cantón adquirieron a Carmen Rocca de Rocca, ubicado en la avenida Bartolomé Mitre, entre Corrientes y Entre Ríos (hoy Arturo Frondizi), precisamente contiguo a la casa de quien nos ocupa.
Debió guardar a lo largo de su vida un hermoso recuerdo de esta casa pues, el 25 de mayo de 1988, desde La Lucila donde vivía, con motivo de cumplirse las Bodas de Oro del Sanatorio “9 de Julio” dirigió una breve esquela adhiriendo a los festejos.
“A mis ‘juveniles’ –expresaba en la carta- ochenta y dos años, vino a sumársele una gripe inoportuna que me impide estar físicamente presente en esta reunión. ’50 aniversario’ de aquel día en que alegres y esperanzados inauguramos nuestro Sanatorio ‘9 de Julio’, creado con la finalidad de ser un centro médico-científico para centralizar los medios técnicos en una sede que reuniera los elementos humanos idóneos para la atención médica de la población de la zona”.
“Las circunstancias de la vida me alejaron de la ciudad, por ende, del Sanatorio aunque ambos estuvieron siempre presentes en mi recuerdo, así como el espíritu de unión que reunió a los colegas de 9 de Julio en esa sociedad”, rememoraba entre otros conceptos.
De muchas maneras estuvo ligado a 9 de Julio. En la década de 1970 integró y presidió el Círculo “Los del 9” que funcionaba en la ciudad de Buenos Aires y reunía a muchos nuevejulienses radicados allí.
MEDICO HIGIENISTA Y FIGURA DESTACADA DE LA MEDINA LABORAL
En 1945 se alejó de 9 de Julio para radicarse en la ciudad de Buenos Aires donde abrió su consultorio particular en la calle Billinghurst N° 2047
Se especializó como Médico Higienista, Médico del Trabajo y Superintendente Médico de Higiene Industrial. Ejerció la docencia universitaria y registró numerosos antecedentes internacionales vinculados con su especialidad, destacándose sus actuaciones en Brasil, Uruguay, México, España, Austria, Suiza y Estados Unidos.
Asimismo, el doctor Baztarrica formó parte de sociedades científicas y participó en numerosos Congresos de Higiene, Seguridad y Medicina del Trabajo. En este sentido corresponde recordar que presidió el comité organizador del «Primer Congreso Nacional de Higiene y Medicina Social» celebrado en mayo de 1948, con los auspicios de la Asociación Argentina de Higiene. Entre muchas otras participaciones en su ámbito de incumbencia, le cupo ser secretario general del Comité Organizador del XVII Congreso Internacional de Medicina del Trabajo en la década de 1970.
Hasta su fallecimiento se desempeñó como director del Instituto Argentino de Seguridad y rector de la Escuela Superior de Seguridad e Higiene Industrial.
Escribió gran cantidad de trabajos, escritos y libros, que constituyen una verdadera fuente de consulta y de guía, dada su fecunda trayectoria en el campo profesional y técnico.
PIONERO EN LA MEDICINA LABORAL
El doctor Juan Martín Baztarrica, en su rol de Presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Trabajo, tuvo un papel preponderante durante la “Primera reunión de la Comisión Regional Americana de Prevención de Riesgos Profesionales”, realizada en Buenos Aires, del 13 al 18 de noviembre de 1961.
En aquella oportunidad, advirtió que, “en un mundo que pareciera vivir bajo el signo de la inseguridad, tanto en lo político, como en lo económico y social, el hombre como elemento integrativo de ese cosmos no puede escapar a ese ambiente de inseguridad y con ello crea un círculo vicioso, un tanto paradójico, pues mientras por un lado se mejoran los ambientes de trabajo y las máquinas son cada vez más seguras, por el otro lado tenemos un factor humano inseguro en su presente y en su futuro, presionado por múltiples factores negativos todos ellos con incidencia directa sobre su complejo sociopsicosomático”.
Fue, en muchos aspectos, un adelantado a su tiempo. A finales de la década de 1960 afirmaba que eran contadas las empresas que tenían programas planificados de Medicina del Trabajo”.
“En la mayoría –decía- de los casos siguen siendo un apéndice de la Oficina de Personal, completamente desconectada del Departamento Técnico, del Servicio Social y de la Seguridad. En esta situación el médico se limita a la concurrencia al consultorio, sin visitar los lugares de trabajo y sólo dedica una o dos horas a atender procesos banales y ejercer el control policíaco del ausentismo, desvirtuando los objetivos de la especialidad” (Cfr. “Posición del Médico del Trabajo en nuestro País”, en “Medicina del Trabajo”, 34, Nº 308-311, año 1968).
Por otra parte, cuando aún no se hablaba del tema de manera académica, el doctor Baztarrica difundió su concepto de lo que llamó «el síndrome mudo», es decir, el período de una enfermedad profesional durante el cual no hay sintomatología clínica, pero sí manifestaciones y signos que pueden advertir la presencia de la misma.
PALABRAS FINALES
El doctor Juan Martín Baztarrica falleció en Buenos Aires el 21 de octubre de 1989.
En vida se le tributaron muchos homenajes reconocimientos. Poco antes de su fallecimiento, la Asociación Latinoamericana de Seguridad e Higiene en el Trabajo, lo había premiado con la «Distinción Latinoamericana». El Instituto Argentino de Seguridad instituyó un Premio Anual que lleva su nombre y aún se sigue otorgando. Del mismo modo, fue denominada «Aula Dr. Juan Martín Baztarrica» a una de las salas de estudio de su Centro de Capacitación y Formación Profesional de Buenos Aires.
Con motivo de su fallecimiento, una publicación lo evocó como “una de las más prestigiosas figuras de la Medicina del Trabajo de la República Argentina, con proyección en el orden internacional”.
“Su pérdida física, agrandará en el tiempo su figura y su obra, evidenciada a través de toda una vida de padre ejemplar, maestro y profesional de altísima calificación en el campo de la prevención de riesgos profesionales”, decía aquel texto de prensa.