Primera parte: Algunas referencias sobre el contexto local durante la dictadura.
Segunda parte: Las nuevejulienses desaparecidas durante la dictadura.
El ejercicio de la memoria es, en una sociedad, clave para la vida. Una existencia sin memoria conduce a que una sociedad caiga recurrentemente en errores análogos. Hoy, a casi medio siglo del golpe de estado que instauro una feroz dictadura, la memoria de la sociedad parece haberse edulcorado, trivializado por los discursos violentos y por un pensamiento que, inexplicablemente, tiende a justificar la represión.
Esta semana comenzó con la conmemoración del Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Por ello, queremos plantear sucintamente algunas ideas acerca del contexto local durante la dictadura cívico-militar de 1976 a 1983. La brevedad del espacio periodístico nos impide poder profundizar en la temática, por lo que ofrecemos algunas notas que buscan invitar a la reflexión sobre una época.
ESTAR DE ACUERDO
Como se sabe, el primer intendente municipal designado por el gobierno de facto, Antonio Garabano, por diferentes circunstancias, no entró en funciones enseguida. Debieron pasar algunos meses para su nombramiento y asunción.
En su primer discurso, el 3 de junio de 1976, expresó, algunos conceptos, de su línea ideológica:
– «El Proceso de Reorganización Nacional el 24 de marzo ha abierto una expectativa favorable de recuperar la moral, el orden y el bienestar que habíamos perdido en nuestra Patria».
– «Es necesario que los hombres con vocación de servicio y de buena voluntad se acerquen a apoyar a estos hombres que decididamente tomaron, con gran sentido patriótico, la difícil tarea de reflotar al país del estado caótico que se encuentra».
Dijo que asumía «la tarea con entusiasmo como aporte a la recuperación del país».
«Las decisiones serán ejecutadas con absoluta firmeza».
«Las puertas estarán abiertas para el pueblo y para el campo, para escuchar sus inquietudes».
Tres años más tarde, en 1979, Garabano escribía:
“Quienes por la función que desempeñamos al frente de un Municipio y tenemos la difícil misión de conducirlo, nos obliga a emitir un par de reflexiones. El 24 de marzo último, no fue una fecha elegida al azar.
“Marca exactamente el transcurso de tres años, a partir del día en que ocurrió el Proceso de Recuperación Nacional instaurado en el País.
“Un País postrado, que había llegado a la cesación de pagos y desquiciado en todas sus formas.
Pero este 24 de Marzo parece tener un destino distinto.
“Constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, asegurar los beneficios de la libertad, rescatar de manos de la guerrilla la juventud desorientada, todo esto merece el reconocimiento al esfuerzo de nuestras Fuerzas Armadas, en la persecución de esos objetivos fundamentales de la argentinidad».

NO TAN TRANQUILO
Hay quienes han afirmado que en 9 de Julio se gozaba de tranquilidad durante la Dictadura. Esta tesis, esgrimida por la generación dominante en esos años, hoy casi extinguida, se sustentaba en la idea de que, al ser un vecino de 9 de Julio el intendente municipal, existía un clima más tranquilo. Sin embargo, las órdenes represoras provenían de sectores de poder más elevados.
Muchos aún recuerdan las razias en las confiterías de la ciudad. Los uniformados ingresaban a los lugares, se encendían las luces a pleno y los jóvenes eran puestos contra la pared. Quién no tenía documentos era conducido a la comisaría. De esta manera, se solían hacer largas filas de jóvenes entrando a la seccional policial.
Era necesario, a la hora de salir a recrearse o a una confitería bailable, llevar el documento de identidad
Otro testimonio muy interesante de aquel contexto histórico se vincula con la historia de Diario EL 9 DE JULIO. El entonces director del Diario, Antonio Aita, fue citado en dos ocasiones al Distrito Militar de Junín, por la publicación de dos notas críticas del modelo económico.
En la segunda visita las expresiones fueron intimidatorias:
– “Sabemos que usted es soltero; pero tiene familia, sobrinos; también sabemos dónde vive y qué lugares frecuenta”.
En la misma línea, le recomendaron, por su bienestar y el de su familia, publicar en su diario noticias locales intrascendentes.
Antonio Rodríguez, propietario del diario local “El Orden”, también debió huir de 9 de Julio, tras la publicación de una crónica periodística acerca del modelo económico. Tras esa noche fue despedido de su puesto laboral en la sucursal local del Banco de la Nación.
En 2014, el padre Enrique Barbudo, sacerdote del Colegio Marianista «San Agustín», recordaba un hecho acontecido en 9 de Julio.
«Yo creo -dijo- que si estoy con vida es por casualidad». En una ocasión venía de Diamantina de decir misa y me seguía un Ford Falcon. Llegué al Colegio San Agustín ya cansado, con angustia y con desesperanza, con el temor de que alguien pudiera denunciarte sin que hayas hecho nada malo. Del automóvil descendió un individuo, al que me habían puesto en contra, con un revólver, diciéndo que me iba a matar».
«En ese momento -confesó el religioso- a mí se me olvidó la fe, la caridad. Le salté encima, le pegué, lo desarmé y el revólver terminó en la laguna del parque. Después me dio pena, porque me dije: ¡qué desgraciado soy yo!, mi señor Jesús cuando van a arrestarlo, no reaccionó ni demostró ira; sin embargo, yo en ese momento fui violento».
VON WERNICH, SACERDOTE DE 9 DE JULIO
El sacerdote Christian Von Wernich desempeñó su ministerio de la Iglesia Catedral de 9 de Julio. Como se sabe, fue condenado el 9 de octubre de 2007 a reclusión perpetua por hallarlo culpable de 34 casos de privación ilegal de la libertad, 31 casos de tortura y 7 homicidios calificados.
Héctor Daniel Rossi era de 9 de Julio. En el año 1975 se fue a La Plata a estudiar medicina. Allí conoció a Eduardo Lugones, también estudiante de medicina. Se hicieron amigos y compartieron una pensión. Ya en la Dictadura Rossi vino a 9 de Julio con su amigo Lugones y asistieron a una misa en la Catedral oficiada por Von Wernich que mirándolos a ellos dos dijo que “en la parroquia hay Montoneros”.
En 1977 Eduardo Lugones fue detenido y desaparecido. Rossi vino a 9 de Julio y buscando información sobre su amigo le pidió al Padre Pedro Traveset si podía averiguar algo. “Me dijo Christian que no lo busques más a Lugones, está fallecido”, fue la respuesta del Padre Pedro.
Domingo Moncalvillo, cuya familia vivió en Quiroga, Partido de 9 de Julio, era estudiante de medicina. Fue secuestrado el 18 de diciembre de 1976 en las inmediaciones de la estación de trenes de La Plata. Con la promesa de que Domingo Moncalvillo iba a salir del país, la familia le entregó 1500 dólares a Von Wernich para el supuesto viaje. Junto a seis compañeros, Moncalvillo fue retirado de la Brigada de Investigaciones de La Plata, Von Wernich los acompañó hasta un descampado en Brandsen donde fueron asesinados. Concluido el operativo que les costó la vida a los siete muchachos, Von Wernich le dijo a los policías que habían participado del operativo que no se arrepintieran de lo que habían hecho porque era una sangre bendecida por Dios.
“A ÉSTOS ME LOS MANDÓ CHRISTIAN”
El escritor Hernán Brieza, en un libro que dedicó a Von Wernich, refiere sobre un acontecimiento de represión que habría ocurrido en 9 de Julio y que habría tenido como principal protagonista al padre Enrique Barbudo:
Una tarde de septiembre, mientras un grupo de alumnos de quinto año del colegio San Agustín ensayaba la obra de teatro Las de Barranco, de Gregorio de Laferrère, para costearse el viaje de fin de curso, dos Ford Falcon con ocho matones adentro irrumpieron en escena.
– Barbudo, venga con nosotros -ordenó con voz cascosa un morocho de anteojos espejados y bigotes negros y frondosos.
– ¿Qué quieren? -preguntó el padre Barbudo con acento español, mientras comenzó a ser rodeado por sus alumnos.
– Queremos hablar con usted de algunas cositas… El padre Barbudo los invitó a pasar a la pieza donde él dormía y donde se hacían las reuniones y guitarreadas con los muchachos de las comunidades de base. Las paredes estaban estampadas con las manos de sus alumnos y amigos, como si fuera una pintura rupestre de las cuevas de Altamira. En la biblioteca descansaban libros del obispo brasileño tercermundista Helder Cámara o de Ernesto «Che» Guevara. Los parapoliciales escrutaron los libros y comenzaron el apriete:
– Che, curita, decinos dónde tenés las armas así nos ahorrás el laburo, dale -aconsejó el hombre que evidentemente estaba a cargo del operativo.
– ¿Qué armas?
– Dale, curita, que nosotros tenemos buena información y desde adentro. Sabemos que vos sos medio zurdo. ¿Me vas a decir que no tenés fierros?
– Oiga, ¿usted cree que si yo tuviera armas las tendría acá adentro? Tendría que ser muy estúpido, ¿no?
Los matones refunfuñaron un rato, dieron vuelta la habitación en busca de algo comprometedor, y advirtieron:
-Curita, te vamos a estar vigilando…
Barbudo contuvo la respiración, ordenó la pieza y bajó a reunirse con los chicos. Lo primero que dijo, apenas los vio fue: -A éstos me los mandó Christian.
Los hechos y la acusación sobre Von Wernich, desmentidos por un sacerdote cercano al padre Barbudo, fueron relatados por uno de los alumnos que ensayaba la obra en el patio de la escuela.
LA CONUDEH
Parte de los testimonios e informaciones publicadas en esta nota, fueron recogidas por la CONUDEH (Comisión Nuevejuliense por los Derechos Humanos), una institución que se constituyó el 3 de mayo 1985, con el advenimiento de la democracia, tras los oscuros años de la dictadura. Su primera Comisión fue integrada por Raquel Potente, Nélida Tisera, Adriana Contarini, Roberto Murillo, Amanda Herrera, Mabel Hayes, Leandro Castro, Néstor Giles y Guillermo Hough.
Las principales acciones fueron de esclarecimiento y educación con respecto al accionar represivo y criminal de la dictadura militar que gobernó la Argentina desde 1976 hasta 1983. Invitaron a Graciela Fernández-Meijide que en esos años integraba la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. Una visita muy importante organizada por la CONUDEH fue la de Nora Cortiñas.
El acto más relevante organizado por la CONUDEH fue la conferencia “El Evangelio Según Massera y Christian Von Wernich” dictada en abril 1986 por el entonces Presidente del CELS, Dr. Emilio Mignone, y que tuvo una amplia convocatoria. La conferencia se dictó en el Salón Blanco Municipal, aun cuando el Obispo Alejo Gilligan le solicitó por carta al entonces Intendente municipal Abel De la Plaza que no cediera las instalaciones.
Otras actividades importantes de la CONUDEH fue participar de campañas nacionales en contra de las Leyes de Punto Final y Obediencia Debida; leyes que fueron declaradas inconstitucionales en el año 2005.
Segunda parte: Continuará la próxima semana.