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jueves, diciembre 26, 2024

Silvia Callegaro participó de importante Foro en Washington

Los días 26 y 27 de abril del corriente años, la nuevejuliense Silvia C. Callegaro participó del IXº Foro Hemisférico de la Sociedad Civil y Actores Sociales en preparación del XLIIº período ordinario de sesiones de la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA). En esta oportunidad, la “Seguridad alimentaria con soberanía en las Américas” fue el tema elegido en torno al cual giraron las deliberaciones.

Silvia Callegaro asistió en representación de la Argentina, como miembro del Foro Permanente para la Educación, la Ciencia y la Cultura por la Paz (FOPAZ), entidad de cuya comisión directiva es vicepresidente. También, en esta ocasión, participó en su carácter de miembro del comité organizador de “Diálogo Ciudadano”, un espacio integrado por los credos y un grupo  de organizaciones sociales, que está orientado a propiciar el diálogo y la reflexión con la ciudadanía aportando ideas y propuestas de acción consensuadas para mejorar las oportunidades de inclusión social y las condiciones  de equidad y justicia.
“Diálogo Ciudadano” forma parte, asimismo, de la red de personas e instituciones, denominada “Nutrición 10 Hambre Cero”, un espacio integrador creado para desarrollar contenidos y acciones.
El Foro fue realizado con el apoyo de los gobiernos de los Estados Unidos, Canadá y Chile y en colaboración con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
En diálogo con EL 9 DE JULIO, Silvia C. Callegaro explicó que, “una de las principales características que tuvo el Foro fue el pluralismo, ya que se encontraban delegaciones provenientes de varios países. La OEA, en estos momentos, tiene como objetivo que participe la mayor cantidad de organizaciones de la sociedad civil, para que su voz llegue a los gobiernos”.
De acuerdo con la apreciación formulada por la entrevistada, “hubo muy buena representación, por ejemplo, con la presencia del Instituto Interamericano de la Cooperación para la Agricultura, que fue uno de los promotores de este Foro».
Según Silvia, «existe un movimiento muy importante, una preocupación para lograr resolver temas tan importantes como la inclusión social y la pobreza, diciendo que hay alimentación para todos, y buena alimentación».

ALGUNAS CONCLUSIONES
Entre las conclusiones y propuestas abordadas durante el primer taller sobre Seguridad Alimentaria en las Américas, se convino que, “para lograr la seguridad alimentaria, se requiere una estrategia integral y una parte fundamental de esta estrategia descansa en la agricultura familiar, la base para la producción de alimentos en muchos países de las Américas.  Al valorizar a los pequeños productores se puede recuperar el aporte de estos grupos a la mayor producción, a la generación de empleo rural y desarrollo de valor agregado, mejorando el acceso a los alimentos”.
La agricultura tiene que basarse en la sostenibilidad económica, social y ecológica.  Las convenciones ambientales (desertificación, biodiversidad y cambio climático) también están directamente relacionadas con el tema de la seguridad alimentaria, y esa relación debe reflejarse en los textos de los acuerdos, y luego trascenderse a una unificación de enfoque a nivel institucional, especialmente en aras de la reunión Río+20.  Los recursos naturales claves para trasladar estos acuerdos al nivel de la vida de los productores son el agua y el suelo, y la generación de extremos de precipitación (sequía e inundaciones) debido a la variabilidad climática, demuestra la importancia de vincular la discusión ambiental con la discusión de seguridad alimentaria.
Para incrementar la producción de alimentos y el acceso de los pequeños agricultores a las nuevas oportunidades de producción, la generación y transferencia de tecnología es fundamental. Ambos, los conocimientos modernos y tradicionales tienen un papel. Los países requieren un sistema fortalecido de investigación estatal y universitaria, así como un servicio de extensión que responda a las necesidades de los pequeños productores. Estas instituciones deben contar con infraestructura y recursos humanos suficientes para su aporte en el corto y largo plazo. Se necesita compartir los conocimientos no solamente en el ámbito nacional, sino también entre países, con procesos como la cooperación sur-sur y el intercambio de las buenas prácticas.
Para maximizar los beneficios de los programas y proyectos en apoyo a la seguridad alimentaria, es clave asegurar que las acciones a realizarse respondan a las necesidades reales de los productores y los consumidores.  Asimismo, la única manera para conocer los requerimientos del sector productivo, es que los gobiernos entren en amplios procesos de comunicación con los sectores productivos.
Otra responsabilidad de los Estados es la coordinación interinstitucional dentro de cada país para maximizar los efectos de los programas. Para lograr la seguridad alimentaria, en términos de la disponibilidad física y el acceso económico y social, intervienen muchos actores.  Es beneficioso que exista en cada país una agrupación formal de las instituciones públicas involucradas en la coordinación de la seguridad alimentaria, y que contemplen procesos de consulta participativa con la sociedad civil y sectores productivos.
La seguridad alimentaria no se limita solamente a las áreas rurales, la agricultura urbana puede generar un aporte sustancial para el acceso a los alimentos para las familias vulnerables en estas áreas.
Estas unidades familiares generan alimentos para su propio consumo y excedentes para la venta. Las iniciativas deben incluir jardines comunitarios y huertas escolares y familiares.
Finalmente, la herramienta más importante para enfrentar el reto de la seguridad alimentaria es el recurso humano.
La educación y capacitación de todos los actores es importante, pero es especialmente clave la preparación del futuro del sector, los jóvenes, para que puedan aprovechar las oportunidades productivas que se presenten.

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