La distinción «Divino Maestro» es un premio instituido por el Consejo Superior de Educación Católica (CON SUDEC).
La tradicional estatuilla se entrega como reconocimiento a la tarea de hombres y mujeres que, durante toda la vida, han dedicado sus esfuerzos a la educación como docentes en todo el país y son reconocidos por generaciones de estudiantes como auténticos maestros.
El CONSUDEC premia de este modo a quienes, desde su compromiso de fe en el mundo, reflejaron en sus vidas su labor como notables educadores dedicados a la formación de niños y adolescentes en establecimientos tanto de gestión estatal como de gestión privada, en cualquiera de sus niveles de enseñanza.
Días pasados la Hermana Victoria de León Melián, perteneciente a la comunidad religiosa del Colegio Jesús Sacramentado de 9 de Julio recibió esta importante Distinción.
La Hermana Victoria, con 48 años en la vida religiosa, lleva 45 como educadora y 22 años ininterrumpidos en 9 de Julio.
En diálogo con EL 9 DE JULIO, la Hermana Victoria consideró que, la ceremonia en que le fue entregado este premio, constituyó «un momento de una emoción muy grande».
«No esperaba -añadió- recibir este Premio. Cuando llegué de España me enteré que me habían premiado con esto. Creo no merecerlo, pero es algo que el Señor nos permite»
«la presencia de las religiosas es muy buena, porque los chicos y sus padres siempre nos respetan, nos consultan».
SU VOCACION
La Hermana Victoria, al referirse al nacimiento de su vocación religiosa, refirió que «desde muy niña recibí la formación religiosa por parte de mis padres».
«Asistíamos -dijo- temprano a misa todos los domingos; además, en la mesa se rezaba el Rosario todas las noches, incluso a veces hasta venían algunos vecinos a rezar el Rosario con nosotros. Todo eso fue creciendo en mí»
«a los nueve años comencé a sentir el llamado del Señor; pero era muy pequeña y mi madre me sugirió que esperara hasta cumplir los veinte años»
«Cuando cumplí veinte años entré en la vida religiosa e ingresé en la Casa de Formación de Zaragoza, donde estuve cinco años. Me gustó mucho el carisma de esta Congregación, la Adoración al Santísimo Sacramento», recordó la Hermana Victoria.
SU TRAYECTORIA
La Hermana Victoria de León Melián, nació en las Islas Canarias el 10 de Abril de 1941. Desde muy joven, acompañando a su madre en las tareas cotidianas y como integrante de una familia numerosa, siempre dispuesta en la colaboración y ayuda al otro, sintió el llamado de Dios.
Ingresa al Instituto de las Siervas de Jesús Sacramentado, el 3 de octubre de 1961, profesando en 1964, y, como suele contar ella, recorrían las casas caminando kilómetros y kilómetros, caminando, junto a otra compañera religiosa, la Hna Antonina, que había entrado con ella, llevando el Mensaje de Jesús. Realizando asi un largo y fecundo apostolado.
Ya con los votos perpetuos, es destinada a los niños mas pequeños, y se desempeña en el Jardín de Infantes del Colegio de las Siervas, en Galdar- Gran Canaria.
De carácter fuerte y emprendedor, impulsó el trabajo y la incansable dedicación en cada una de las tareas que emprendía. Hasta que en 1966 es destinada a Argentina, en forma interina; y viene; siguiendo siempre los ideales de Madre Banita Arias fundadora de esta Congregación a la que pertenece y que nace en Argentina..
Prestó su servicio en distintos Colegio del Instituto de las Siervas de Jesús Sacramentado. Después de varios cambios, siempre dentro de la Congregación regresa en el año 1989 en forma definitiva a Argentina, donde se ocupa del economato.
En el Colegio Casa de Jesús se ocupó de las niñas internas., volcando el cariño, la dedicación y un constante ejemplo de formación, con la mirada puesta en la realidad y en las necesidades de cada una de ellas.
Volvió a las Islas Canarias, colaborando activamente en el Colegio Jesús Sacramentado donde impulsó la compra del actual terreno donde funciona el Instituto.
De vuelta en Argentina se incorporó a la comunidad del Colegio del Carmen como ya fue dicho y de allí fue trasladada al Colegio Jesús Sacramentado de 9 de Julio. Aquí se desempeñó como ecónoma, portera, encargada de la limpieza y actual superiora y representante legal. Trabajando siempre con la misma humildad y ahínco, pensando en el destinatario de su tarea que son los niños y y haciéndolo por amor a Jesús Eucaristía.
Su acción educativa la ejerció desde los distintos roles que tuvo que desempeñar. Siempre activa, con una visión amplia hacia el futuro, se ocupó de hacer crecer ediliciamente el colegio, ampliando las instalaciones de Primaria y actualmente de Jardín de Infantes, manteniendo el carisma de Adoración y Servicio que caracteriza al Instituto religioso de las Siervas de Jesús Sacramentado.