* Por Nicolás Paul Imas
Muchas de las situaciones que podemos ver en la película fransesa “Entre los Muros” data del deseo de una restauración conservadora en conformidad de los métodos disciplinanatorios de la escuela de los siglos pasados, sucede que dicho modelo de enseñanza no contempla que los sujetos y su contexto hayan cambiado.
El hombre posmoderno, abrió esta nueva etapa de globalización con el siglo XXI, esto nos brinda diversas formas y maneras de pensar a las nuevas generaciones, nos posibilita planificar nuestras intervenciones en el aula, y comprender su configuración, hábitos, y cosmovisión. La insistencia de muchos por la búsqueda de un ideal del pasado, un modelo o forma de enseñanza, sigue aún hoy arraigado en las escuelas y en la sociedad, (es en resumen, corregir lo deficiente en el sujeto-objeto). Sin embargo, hay cuestiones que interpelan al docente posmoderno, docente que tampoco es el mismo que años atrás, no sólo de cómo este se piensa a sí mismo, sino también de cómo piensa al alumno y qué posicionamiento tendrá ante él.
Varios factores confluyen en el espacio áulico, se deja ver que el modelo tradicional de educación entra en crisis ya que se constituyó en un contexto diferente al actual, es por ello que muchas de las problemáticas que se abordan sobre la enseñanza, plantean este interrogante. Lo cual no quita que los docentes intervengan en el desarrollo de actitudes y conductas en los alumnos, sino que se deben pensar “nuevas estrategias” para “nuevos alumnos”.
Una de las posibilidades que el autor Gabriel Brenner, (“Pensar Entre Muros. En Revista Novedades Educativas Nº 224, Buenos Aires, Argentina, agosto de 2009”), destaca, es la de brindar una instancia educativa cuando surjan problemáticas diversas, él menciona que al comprender el contexto actual, éste se encuentra plagado de conflictos sociales diversos y formas muy diferentes de ver el mundo. La gran heterogeneidad del aula, forma parte de un entramado social mucho más complejo, donde muchas veces las prácticas se tornan estériles, ya que el docente no pudo realizar una correcta lectura de la composición de su grupo, o la intervención con éste no superó las diferentes barreras: generacionales, culturales, sociales, económicas, y la “gran distancia que debe existir entre docente y alumno”, propio del modelo anteriormente mencionado, podemos renegar de esto, atribuyendo el error a otros, (Los profesores de EBS culpan a los de Primario por la mala “base” de sus alumnos, los de Primaria responsabilizan a las Maestras Jardineras, y todos terminan aceptando que la raíz del problema se encuentra en la familia). Comprendemos que en todo relato social existen verdades y no verdades, la familia puede contribuir al estado de nuestros alumnos, favoreciéndolos o no. Sin embargo, no debemos responsabilizar a otros en el espacio del aula, ya que es el espacio que nos lo es entregado por primacía para convertir una instancia problemática en un posible aprendizaje.
* Joven nuevejuliense, estudiante avanzado de la carrera de Lic. y Prof. en Música Popular de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata.