Bueno, para empezar, la adolescencia es una de las etapas más conflictivas de un sujeto, es el momento en donde se empieza a forjar la identidad de la persona. Me gustaría pensar con ustedes, qué lugar posible les queda a los papás con los adolescentes, ya que la naturaleza de ellos es dejarlos por fuera casi todo el tiempo. Y para eso pensar en algunas cuestiones que los atraviesan tanto a ambos.
A veces los papas llegan al consultorio muy preocupados por los comportamientos de sus hijos, o les va mal en el colegio, o son desobedientes, o duermen todo el día, o los ven tristes o desganados, o tienen miedo de que estén consumiendo drogas o alcohol en exceso, o que estén teniendo experiencias sexuales tempranas para su edad. Son consultas comunes.
La idea es que la adolescencia es un momento en donde prima la inmadurez y las experiencias que exploran los límites, y de hecho es un indicador de salud que nuestros hijos sean inmaduros a esa edad. Esto se produce debido a todos los cambios que vienen asimilando en su cuerpo, pasada la pubertad , el cuerpo empieza a cambiar y se tienen que encontrar con este cuerpo nuevo , donde se deja de ser niño o niña para pasar a ser un hombre o una mujer , con todo lo que esto implica. Es un proceso que suele causar mucha angustia en ellos.
Una de las cosas que traen más conflictos es que, ponen todo en cuestión, ya que lo que dice papá o mamá ya no es palabra santa, sino que todo se puede cuestionar y pensar desde otro lugar. Para los papas también es un momento conflictivo y movilizante, pone en cuestión su historia de vida. Cómo fueron ellos criados, qué cosas les pasaron, cómo fueron sus padres con ellos, qué les gustaría haber sido, qué cosas eligieron, etc.
La verdad es que no hay ninguna receta para ser un buen papá con adolescentes, estamos en un momento en donde los papás están siendo cada vez más creativos. Ya que con el auge de todo lo tele tecno mediático, toda la información que circula en el mundo puede estar a la mano de un adolescente, a diferencia de las generaciones anteriores en donde el saber o el conocimiento acerca de cómo son las cosas sólo venia de los adultos. Esto produce que los adolescentes se sientan más autorizados a cuestionar la autoridad de los papás. Y teniendo en cuenta que los agentes más comunes de subjetivación y de los cuales ellos se identifican son: La banda (la música que escuchan), los pares o amigos (su grupo en el que están inmersos), lo tele tecno mediático (la tele, las redes sociales, las páginas de internet que visitan, los videos juegos, etc.) y los adultos no familiares (adultos que están en los lugares que ellos frecuentan y que tienen relación directa con ellos). Tienen muchas cosas que aprenden o creen, que se basan en estos agentes.
Esto los autoriza a veces a decirnos cualquier cosa, de manera muy cruel, o a cuestionar nuestras acciones de una manera muy crítica y realista. Y muchas veces algunos papás proponen cosas desde la palabra, pero no se cuidan con los hechos delante de sus hijos. Lo cual los autoriza aún más. La idea no es que deban ser perfectos, sino encontrar el equilibrio entre lo que dicen y hacen. Igualmente en el caso de que puedan hacerlo ellos siempre van a ver nuestras fallas. Porque dejamos de ser en este momento los maravillosos padres de la infancia. Y ellos dejaron de ser niños inocentes y tienen más herramientas para evaluar la realidad. Y es parte del proceso que ellos se enojen con nosotros, porque es la manera que tienen de despegarse y ser más independientes.
¿Qué debemos hacer los papás a la hora de enfrentar estas discusiones con ellos? La idea es que hay que sobrevivir, en el sentido de que debemos entender que ellos están pasando por un momento de crisis en donde se están construyendo y re historizando una identidad y un cuerpo nuevos. Y eso genera angustia, irritabilidad, impulsividad, inseguridad, miedo, vergüenza, desgano, etc. Sobrevivir a sus insultos o cuestio- namientos es no tomar represalias también, es decir. No ponernos a su altura, tenemos que recordar que nosotros somos los adultos ahí. Y tener cuidado con cerrar su identidad diciendo cosas fuertes como: “sós un vago”, “sós un inservible”, “sós un desastre” “sós un…. “ y tantas cosas más que podemos llegar a decir en un momento donde la discusión se sube de tono. Lo que los adolescentes hacen con estas experiencias que nosotros vemos mal o preocupantes es jugar, juegan a ser diferentes personas con diferentes características pero en un campo que es más peligroso para experimentar, y fuera de nuestro campo de observación a veces. Y es saludable que no estemos todo el tiempo ahí mirando qué hacen o qué no hacen, a veces necesitan privacidad. La idea tampoco es no hablarles o no confrontar. Es bueno que estemos abiertos al diálogo y que podamos evaluar la situación y las cosas que nos están planteando. Y llegar a un acuerdo. Pero es necesario que sea en un espacio de armonía y confianza. Tampoco está bueno ser la mejor amiga de mi hija, o el mejor amigo de mi hijo. Sino darle el espacio para que puedan contar con nosotros, pero no es necesario que nos cuenten todo lo que hacen todo el tiempo.
Entonces, ¿Qué cosas en un adolescentes nos alarman y denotan que algo en el camino de la adolescencia está trabajo o dificultado? Que no puedan hacer amistades, que no cuestionen absolutamente nada y que todo les parezca bien, que se adapten fácilmente a todo, que tengan graves problemas de conducta en el colegio, o que no puedan estudiar. Esto generalmente da cuenta de que el proceso no se está dando como es esperable que suceda.
Por otra parte, a veces los adolescentes que son muy correctos y aplicados en la secundaria, cuando comienzan a estudiar otras cosas o a tener experiencias de vida de más adultos comienzan a tener conductas inmaduras y poco creativas. Ya que para poder ser creativo y realmente poder elegir, hay que haber experimentado antes una sensación de haber sido escuchado, entendido y tenido en cuenta en los primeros momentos de la vida y en la adolescencia también por supuesto.
Y para terminar cito un fragmento de Winnicot de su libro “Realidad y juego”, un excelente autor a mi gusto, él dice: “Lo principal es que la adolescencia es algo más que la pubertad física, aunque en gran medida se basa en ella. Implica crecimiento, que exige tiempo. Y mientras se encuentra en marcha el crecimiento las figuras paternas deben hacerse cargo de la responsabilidad. Si abdican, los adolescentes tienen que saltar a una falsa madurez y perder su máximo bien: la libertad para tener ideas y para actuar por impulso.”
Espero haberles sido útil para pensar.
Lic. Sofía Guaragna
Psicóloga UBA M.N. 54.813
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