[15 de abril de 2010] Días atrás, el Instituto de la Vivienda de la provincia de Buenos Aires estuvo presente en 9 de Julio para analizar la situación y la marcha de las obras de la Cooperativa de Viviendas “Tres Lagunas”.
En diálogo con Diario “EL 9 DE JULIO”, el arquitecto de la cooperativa, Alberto Rodari, confirmó que “tuvimos un buen acercamiento con el Instituto. A raíz de un problema surgido, ellos hablaron por teléfono, necesitaban información. Entonces, además de mi persona, que hago la parte técnica, estuvieron los miembros de la comisión de la cooperativa. Al tener acceso a viviendas, les demostramos que la obra estaba realmente avanzada, porque está en más del 80%, en general”.
El arquitecto Rodari recordó que “eso fue un planteo del año 2000, donde se iniciaron 14 viviendas de cero, y el proyecto era la terminación de cuatro de un plan anterior más esas catorce viviendas. Las cuatro viviendas se terminaron muy rápidamente, y con respecto a las catorce, es algo que se viene sufriendo desde 2001, pero de cualquier manera ya hay siete viviendas terminadas y habitadas”, afirmó.
El integrante de la Cooperativa “Tres Lagunas” indicó que “el Instituto tiene un atraso de más del 20% en el pago. No sólo a raíz de los problemas de 2001 estuvo un par de años sin certificar ni arrimar un solo peso, si no que además, las certificaciones posteriores eran de cifras muy pequeñas y no se podía avanzar demasiado. Ahora, si nos certifican el estado real, nos tienen que dar el 20%, que es como si fuera el valor de dos viviendas completas, casi tres, para poder continuar. Y creo que si cumplen con eso, nosotros podríamos completar esas catorce, y empezar a limpiarse el panorama para iniciar nuevos planes”, consideró.
El cobro,
otro inconveniente
El arquitecto Alberto Rodari sostuvo que “otra de las cosas que falla es el cobro de las viviendas existentes. Hay gente que aprovechó el sistema cooperativo para lograr su vivienda, y ahora no quiere pagar para que los socios que colaboraron para que ellos tuvieran su vivienda también la tengan”, criticó.
“Si hay socios que tienen dinero para iniciar las obras, evidentemente sí se podrían comenzar, no hay ningún inconveniente. El problema es conseguir la financiación para que las obras puedan trabajarse en conjunto. Trabajar las viviendas en forma individual, tiene un costo superior a trabajar un conjunto de viviendas”, afirmó.
