Anoche, luego de la celebración de la misa vespertina, el obispo de la diócesis de 9 de Julio, Monseñor Martín de Elizalde, ofreció una disertación acerca del Año de la Fe, que la Iglesia se encuentra transitando y que culminará el 24 de noviembre de 2013. En la oportunidad, el Obispo remarcó la importancia de la Santidad en la vida de los cristianos.
En una parte de su disertación, se refirió al Nº 13 de la carta apostólica en forma de «Motu Proprio», titulada «Porta Fidei», con la cual el Papa Benedicto XVI convocó el Año de la Fe. Asimismo, monseñor Elizalde instó a los presentes a leer el capítulo 11 de la Carta a los Hebreos y a leer la encíclica «Lumen Fidei», del Papa Francisco.
LA CONVOCATORIA Y LA VOZ DEL PAPA
Con la Carta apostólica Porta fidei, del 11 de octubre de 2011, Benedicto XVI ha proclamado un Año de la fe, que comenzará el 11 de octubre de 2012, en el quincuagésimo aniversario de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II, y concluirá el 24 de noviembre de 2013, Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo. Ese año es una ocasión propicia para que todos los fieles comprendan con mayor profundidad que el fundamento de la fe cristiana es «el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva». Fundada en el encuentro con Jesucristo resucitado, la fe debe ser redescubierta integralmente y en todo su esplendor.
El comienzo del Año de la Fe coincidió con el recuerdo agradecido de dos grandes eventos que han marcado el rostro de la Iglesia de nuestros días: los cincuenta años pasados desde la apertura del Concilio Vaticano II por voluntad del Beato Juan XXIII (1 de octubre de 1962) y los veinte años desde la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica, legado a la Iglesia por el Beato Juan Pablo II (11 de octubre de 1992).
Al referirse al año de la fe, el Papa Francisco ha dicho que «en el Año de la fe, queremos dar gracias al Señor por el don de la vida en todas sus diversas manifestaciones, y queremos al mismo tiempo anunciar el Evangelio de la Vida».
«Miremos a Dios -ha dicho el Papa Francisco, en la homilía de una celebración realizada en el marco del Año de la Fe – como al Dios de la vida, miremos su ley, el mensaje del Evangelio, como una senda de libertad y de vida. El Dios vivo nos hace libres. Digamos sí al amor y no al egoísmo, digamos sí a la vida y no a la muerte, digamos sí a la libertad y no a la esclavitud de tantos ídolos de nuestro tiempo; en una palabra, digamos sí a Dios, que es amor, vida y libertad, y nunca defrauda (cf. 1 Jn 4,8, Jn 11,25, Jn 8,32), a Dios que es el Viviente y el Misericordioso. Sólo la fe en el Dios vivo nos salva; en el Dios que en Jesucristo nos ha dado su vida con el don del Espíritu Santo y nos hace vivir como verdaderos hijos de Dios por su misericordia. Esta fe nos hace libres y felices. Pidamos a María, Madre de la Vida, que nos ayude a acoger y dar testimonio siempre del «Evangelio de la Vida»».