Escribe: Eduardo Gallo Llorente
Como a Boca que ni Bianchi lo puede salvar, a Cristina ni la foto con el Papa le alcanzó para ganar en el principal distrito del País.
Néstor Kirchner llamaba al arzobispo de Buenos Aires Jorge Bergolio el jefe de la oposición. Luego de tragar mucha saliva en el primer Tedeum como presidente ante el discurso crítico del Arzobispo, decidió no ir más a la tradicional ceremonia en la Catedral Metropolitana, rompiendo una costumbre de más de cien años. Luego Cristina ni siquiera contestaba los muchos pedidos de audiencia de Monseñor Bergolio, a pesar de que se trataba de la máxima autoridad de la Iglesia Católica. Cuando en marzo es elegido Papa, Cristina se dio, cuenta de la dimensión de los hechos y que el Papa era más importante y popular que ella. Calló algunas voces críticas dentro de sus allegados y seguidores y cambió de postura, y con su mejor sonrisa y su mejor atuendo fue a visitarlo. Luego, para las Jornadas de la Juventud en Río llevó de la mano al casi ignoto primer candidato a diputado por la provincia de Bs. As. Martìn Insauralde para conseguir una foto con el Papa y tratar de convencer a algún distraído.
Cristina no sólo usó o mejor dicho trató de usar al Papa con fines políticos, sino también la enfermedad de Insauralde y continuó con su estricto luto y rol de viuda doliente que le había funcionado muy bien en el 2011. Ella fue la primera en nacionalizar estas elecciones al aparecer en casi todos los spots y afiches de campaña. Pero todo esto, sumado al voto joven que suponía le sería favorable, por su estilo descontracturado en sus ya cansadoras cadenas nacionales y discursos casi diarios, no le alcanzó para convencer a la ciudadanía. La mayoría de la gente se sintió defraudada por la Presidenta por varios hechos. Simplificando podríamos decir que empezaron con el famoso “ vamos por todo “ en lo político y en lo económico con el cepo cambiario. Todo esto, sumado a su soberbia, falta de diálogo y negación de los hechos incontrastables, tal como el atraso cambiario, el fracaso de los Cedines, la pérdida constante de reservas y la falta de inversión productiva, le restó mucho del apoyo que tuvo en el 2011.
Podríamos agregar, la pelea con la Justicia, la Prensa, la constante lucha con el campo, no sólo con los grandes productores de la Sociedad Rural sino con los pequeños y medianos chacareros de la Federación Agraria a quienes desfinanció y castigó con muchas medidas económicas; ni hablar de los ganaderos y los trabajadores de los frigoríficos exportadores a quienes les resulta casi imposible exportar debido a las retenciones y al atraso cambiario. Tampoco debemos olvidar a las economías regionales que están en crisis por los mismo motivos.
La corrupción y la política energética son otros de los motivos que contribuyeron al fracaso de Cristina en las primarias. Está perdiendo sustento político y cada vez son menos los que la apoyan, entre ellos La Cámpora, la prensa adicta que recibe toda la publicidad oficial, los de las empresas de colectivos y trenes que reciben millonarios subsidios. Pero el país real, el país productivo, los trabajadores, no pueden apoyar esta gestión. Cuando Néstor era Presidente muchas de esta cosas no pasaban, manejaba mejor la economía y tenía mejores ministros pero Cristina perdió el rumbo. Tratar de frenar la inflación con atraso cambiario es un error que ya fue intentado en distintas oportunidades en los últimos cincuenta años y resulta que al final es peor el remedio que la enfermedad.
La reforma constitucional que algunos seguidores agitan de vez en cuando parece haber perdido fuerza. Afortunadamente para todos y todas me parece que nos salvamos del proyecto de “Cristina eterna” de algunos privilegiados que no quieren abandonar sus prebendas y protagonismo. Después del 2015 pocos se acordarán de Diana Conti, Luis D ´Elia y principalmente de Guillermo Moreno que entre otras cosas nos quiere hacer creer que no hay inflación y que el pan se consigue a $10 pesos, eso sí hasta la 10 de la mañana. Cuando termine este gobierno se esconderán para no recibir el escarnio público. Pasarán a formar parte de la historia Argentina pero de la historia menor que es mejor olvidar, no de la historia grande. Creo que esta gente no le hace bien ni a Cristina ni al País por supuesto, por eso y por mucho más que sería muy largo detallar pienso que Octubre será un mal mes para el gobierno y conseguirá menos votos que en las primarías.