[15 de mayo de 2010] En la sesión ordinaria de anoche, el Concejo Deliberante de 9 de Julio tributó un justo reconocimiento al convecino Rogelio Fortte. En la oportunidad fue tratado sobre tablas un proyecto de Resolución, presentado por el bloque de la Unión Cívica Radical, por medio del cual se otorgaba esta distinción al mérito.
El Cuerpo deliberativo votó por unanimidad el merecido homenaje, luego de que los concejales Zulema Porta, José María Giuliodoro e Isabel Flores destacaran la trayectoria de Fortte.
El homenajeado, que se encontraba en el recinto acompañado por familiares y amigos, fue invitado al estrado donde recibió un diploma y medalla. Don Rogelio, con visible emoción, agradeció la distinción y, seguidamente, recibió los saludos de los presentes.
UNA VIDA DE VOCACION Y SERVICIO
Don Rogelio Fortte nació en 9 de Julio, en una finca de la calle Levalle, el 8 de julio de 1917, hijo de Francisco Fortte y María Gracia Candia, ambos inmigrantes italianos. Es el menor de tres hermanos, el mayor Juan Calderaro Candia, hijo de las primeras nupcias de su madre; y José Pascual y Adolfo Fortte Candia.
Sus estudios los cursó en la Escuela Nº 4, que por entonces se encontraba en la avenida Río Paraná (hoy Antonio Aita). Tras la muerte de su padre, acaecida el 7 de julio de 1930, debió emplearse para ayudar al sostenimiento del hogar.
Su primer empleo lo obtuvo en la peluquería de Molinari y Montidoro, que se encontraba en Libertad entre La Rioja y Mitre. Recuerda que, hacia 1930, los efectivos de la seccional de 9 de Julio debieron acudir a esta peluquería a los efectos de cortar su cabello según lo estipulaba el reglamento, pues debían viajar a la ciudad de Buenos Aires, al estallar la revolución golpista. Más tarde, por lapso breve, ingresó como cadete a la Compañía de Electricidad del Sud Argentino.
Cierta vez, mientras aguardaba en la esquina de Libertad y La Rioja, alrededor de 1934, Eduardo Canepa le ofreció la posibilidad de un empleo que, en principio, parecía ser temporario: cadete, durante una liquidación importante en la destacada «Casa Galli», una de las antiguas y afamadas en esta ciudad. Por entonces se encontraba al frente de la sucursal local, Misael Margaría, desde 1924.
Aunque debía permanecer sólo un mes, prosiguió por espacio de 19 años, efectivizado en su nombramiento. Aquí más tarde pudo ser cajero, vendedor, hasta desempeñar la jefatura de la sección de ropería, una de las más amplias de la tienda.
El 20 de diciembre de 1950, presentó su renuncia a la «Casa Galli», para establecer un comercio de su propiedad, en la esquina de la avenida Mitre e Yrigoyen. Así el 3 de abril de 1951 estableció «Casa Fortte», en el rubro de tiendas y sastrería.
Dieciséis años después, tras producirse la muerte de Basagay, su viuda procedió a la venta de Casa «Ismarín». Fortte adquirió la firma, asociando a un sobrino suyo. En los años ochenta, al retirarse el último de la sociedad, Rogelio Fortte, quedó al frente del comercio.
El deporte siempre ha estado presente en su vida. Alrededor de 1930, con un grupo de jóvenes formaron la cuarta división del Club Atlético «9 de Julio». Aquí comenzó su actividad deportiva, en el fútbol. Más tarde, ascendió a la segunda división.
En 1935, además, jugaba para el Club Atlético «El Fortín», fundado recientemente. Existía una Liga independiente, que no pertenecía de la «del Oeste», donde estaban afiliados los clubes Compañía General Buenos Aires, Balerga, Huracán, Norumbega y El Fortín.
El 15 de julio de 1935, debutó en primera división en el Club Atlético, en un partido disputado contra uno de los clubes de Carlos Casares. Aquel equipo lo integraban Alzueta, Cirola y Del Cueto, Llana, Boyero y Conti; Banchero, Vélez, Yaconis y Carabajal. En 1937, pasó al Club «Juventud Unida». Aunque su preferencia era jugar desde el arco, debió hacerlo como Jac derecho, en algunas ocasiones, para reemplazar a su hermano Adolfo.En 1941 pasó al Club Atlético «San Martín», para integrar el equipo fundacional, donde hubo de retirarse del deporte activo. Aunque prosiguió integrando otros equipos organizados por algunas firmas comerciales.
Hablar de la Historia de la Liga Nuevejuliense de Fútbol es hablar de Don Rogelio Fortte. Alrededor de 1943 ingresó como consejero a la Liga Nuevejuliense de Fútbol, como representante del Club «Once Tigres». Un año más tarde ya fue nombrado secretario, hasta integrar la Comisión de Arbitros. En estas últimas funciones pudo conocer a los señores Lamolina, Castrili, Mastrangelo, Crepi, Elizondo, Sánchez, Barassi, Gallina, Nitti, y Calabria, entre otros, figuras del arbitraje en la Argentina.
Al culminar la presidencia de Don José Zabala, asumió Florentino Fernández la titularidad de la entidad, siendo elegido Fortte, vicepresidente.
Siete años más tarde, en 1989, le cupo ser elegido presidente de la Liga Nuevejuliense de Fútbol. Durante los trece años transcurridos en el cargo, confirió a la entidad un empuje notable. Desde numerosas refacciones edilicias hasta una organización institucional pujante. Tanto así que la elevó hasta uno de los lugares más importantes, dentro de las demás ligas futbolísticas de la provincia.
El ejercicio de la presidencia de esta agrupación a Don Rogelio le significó una experiencia sumamente constructiva. Donde pudo ganar muchos amigos, además de la satisfacción de haber brindado una parte importante de su vida en tales emprendimientos.
Don Rogelio es un excelente jugador de casín. En el Club Español, en muchas oportunidades, pudo deslumbrar a los presentes con su destreza en las partidas.
El 23 de noviembre de 1944, contrajo enlace con Beatríz Jiménez, fallecida. De esa unión nacieron Luis Rogelio y Daniel Jesús, ambos médicos veterinarios; y Beatriz, esposa del doctor Eduardo Rodríguez Aragone, reputado profesional de la psiquiatría en nuestro medio.
Don Rogelio Fortte es un ejemplo de laboriosidad y de dedicación, y una persona cuyos rasgos de caballerosidad enmarcan su sello más distinguido.