[2 de junio de 2010]
Por Guillermo Blanco
Los odontólogos nuevejulienses pueden dormir tranquilos, al menos si se toma en cuenta estas sonrisas demoledoras para arribar a esta primera conclusión con esta excursión deportiva de las chicas del club San Agustín al CENARD porteño para presenciar un entrenamiento de sus ídolas, las Leonas ¡con Luciana Aymar!…
La calma del Centro Nacional de Alto Rendimiento se resigna y la ansiedad de estas émulas de Magui Aicega ,guiadas por tres profesoras que se complementan de taquito, hace algún estrago en los prolijos jardines. Ya han dialogado con la ex Leona Jorgelina Rimoldi, a quien han invitado para una clínica en 9 de Julio, y el saludo del Secretario de Deporte de la Nación , Claudio Morresi, quien se ha acercado para darles la bienvenida.
Ahora el lío es mayor porque están llegando las jugadoras convocadas por Carlos Retegui. De pronto Rosario “Charito” Luchetti es interceptada por voraces marcadores negros, papeles y camisetas de la selección argentina. Se frena y ahí advierte su presente claustrofóbico. Pero qué importa. Se queda ahí, feliz, preguntando de dónde vienen, qué hacen, mientras firma y firma. Lo mismo hará unos metros más allá ese ejemplo que es Noel Barrionuevo. Y también Mariné Russo, quien después de unos minutos se excusa mirando el reloj, que marca casi las cuatro. ¡Ya no queda tiempo para Aymar! Pero Luciana advierte desde el estacionamiento –adonde un grupo de adelantadas con Lucía Cuniolo a la cabeza ha ido a su caza- que no podrá gambetear como en la cancha y mientras camina firma, se frena para alguna foto y sigue.
Y lo mismo hará después del final del entrenamiento, cuando culminada la merienda, la movida nuevejuliense vuelve para conseguir los últimos autógrafos y fotos. La más agraciada será la profe Leny Luberriaga, quien de pronto queda ante Aymar y consigue la foto del día. Las dos solitas, como para exponer… Eso sí, ante la sana envidia de sus dos colegas, Carola Alfonsín y Laura Banchero, taciturna ella hasta que vía celular habla para radio Amanecer y se explaya como una experta en retórica…
Todo es alegría, asombro, fantasía. El día se va cerrando ya por el acceso Oeste y no hay rastros de cansancio en el micro. Solo agradecimiento, felicidad, anécdotas para contar en casa y con las pocas compañeras que no viajaron. Y para elaborar todo lo vivido, hasta interesarse por el nombre de la cancha de hockey, Adriana Acosta, en homenaje a la jugadora desaparecida durante la última dictadura, y no alcanzaron a saber que el Secretario Morresi tuvo un hermano también desaparecido a los 16 años, casi de la misma edad de ellas, cuando iba al secundario…
Tuvieron la oportunidad de aprender de táctica, de movimientos diferenciados en varios sectores del campo, alrededor del cual fueron girando mientras Aymar iba de un lado al otro. Ya no serán las mismas después de este viaje gestionado por el profesor Gustavo Santilli -al menos algunas de las setenta chicas-, en esto de comprobar qué es el deporte en el alto rendimiento. Algunas ya averiguaron donde jugar cuando vuelvan ya para instalarse en plan de estudios universitarios. Jorgelina Rimoldi les abrió las puertas de San Andrés para que vayan a probarse, y no es poco. Les esperará una vida distinta, y podrán tener al deporte como aliado en ese interminable camino de crecer.