[3 de junio de 2010] El domingo los radicales tenemos un compromiso fundamental con nuestro partido. Fundamental para aquellos que nos quedamos, que resistimos cuando muchos se marchaban y otros gozaban de la comodidad de sus hogares, muy lejos del radicalismo y más lejos aún de nuestro Comité de 9 de Julio.
También hay muchos que hoy quieren volver y son bienvenidos pero la gente sabe y tiene memoria y entonces les exige que se encolumnen tras el fortalecimiento del radicalismo, sin privilegiar a los que durante años se consideraron más importantes que el propio partido y a los que responsabilizaban por su alejamiento.
Han convertido, con su accionar de los últimos quince años, al radicalismo de la Provincia de Buenos Aires en el furgón de cola de los gobiernos justicialistas de turno a cambio de contratos, favores y privilegios, en el afán de mantener un aparato cerrado, un partido gerenciado, resignado y desdibujado.
Con su accionar a lo largo de los últimos años han ofendido y enojado a miles de radicales, muchos de los cuales se fueron porque sentían que el partido les era ajeno.
Dicen que no practican la doble moral y no han hecho otra cosa desde que controlan el radicalismo bonaerense.
Dicen que queremos un partido “chico” y cerrado y no es más que eso lo que han logrado durante todo este tiempo, porque nunca quisieron contener a nadie dentro de nuestro partido. Sus “líneas” eran más importantes que el propio radicalismo.
Nosotros queremos construir una nueva mayoría, queremos un radicalismo con vocación de poder y con un proyecto de gobierno para los bonaerenses. Y en 9 de Julio un partido que aporte ideas para la gestión, con dirigentes con el compromiso político que hace falta.
Queremos que nuestros legisladores rindan cuentas de lo que votan y por qué lo votan en las Cámaras de la Provincia.
Queremos que aquellos que hace años que no participan de la vida partidaria y que no concurren al Comité se acerquen para debatir qué partido pretendemos en el ámbito que corresponde y no a través de los medios.
El domingo, en la Provincia de Buenos Aires, van a confrontar dos proyectos. Uno es el pasado y ya no representa a nadie. Nosotros apostamos al futuro.
Queremos un radicalismo que vuelva a ser de los afiliados bonaerenses; que permita la participación de todos; que no se esconda atrás de los favores de los gobiernos justicialistas que después pagamos todos los radicales cuando llega el momento de votar; que deje de estar manejado por un “aparato” que ya no tiene representación.
No todo es lo mismo en el radicalismo de la Provincia de Buenos Aires.
Ricardo Alfonsín encarna el cambio con todo lo que ello representa. El cambio quiere decir volver a los valores, los principios y las ideas de siempre que no son otros que la honestidad, el compromiso cívico y el coraje que hace falta para volver a ser gobierno en la Provincia de Buenos Aires y la Nación en el 2011 acompañados por las mayorías nacionales.
El cambio quiere decir dejar de ser alcahuetes del poder.
Pretenden que creamos que el domingo sólo se eligen autoridades en el radicalismo de 9 de Julio. No es cierto. El domingo se juega el futuro del radicalismo y no sólo en la Provincia de Buenos Aires. También se juega a nivel nacional.
Quienes apoyamos a Ricardo Alfonsín, Miguel Bazze y José María Roggero no tenemos que esconderlos. Tampoco a ningún otro de nuestros referentes, tanto provinciales como nacionales.
Todos ellos tienen a su favor la honestidad, el compromiso político y social, la coherencia entre lo que hacen y lo que dicen, la idoneidad en la gestión, la militancia sin claudicaciones, la capacidad de diálogo y los valores históricos de la Unión Cívica Radical. Ninguno de ellos tiene que esconderse de nada. Tampoco su historia personal se los exige.
No todo es lo mismo en la Unión Cívica Radical de 9 de Julio. Tampoco en el radicalismo de la Provincia de Buenos Aires.
Walter Battistella.
