[7 de junio de 2010] El de ayer en cancha de San Agustín fue el mano a mano de dos equipos que figuraban en la segunda posición de la tabla, y querían quedar solos con ese privilegio.
Fue el local el que al principio se acercó con más peligro al arco rival, aprovechando sobre todo que el equipo de Malfatto quería jugar al achique y no lo hacía del todo bien. En este contexto, la velocidad de Cortés fue la clave de las llegadas granates. En primer lugar, el delantero santo se escapó a sus marcas en velocidad y sacó un tiro al primer palo que desvió Torres con la punta del pie.
La respuesta roja llegó dos minutos más tarde, con un centro de Joglar que Casquero definió de atropellada, apenas alto.
Dos situaciones de gol en pocos minutos parecían indicar que el partido estaría a la altura de lo que ambos habían mostrado en el campeonato. Pero lo que siguió hasta la media hora de juego fue paupérrimo de ambos lados. Porque Agustín Alvarez seguía dejando groseros baches en su defensa, que intentaba aprovechar San Agustín, pero a excepción de la velocidad de Cortés, muy poco mostraba el granate.
Así fue hasta pasada la media hora de juego, porque por suerte para Agustín Alvarez estaba en su bando Ignacio Bossio, uno de esos jugadores que, cuando se enchufan, rompen esquemas y destraban partidos: tomó una pelota cruzada sobre el segundo palo, se acomodó y definió cruzándole el palo a Camiletti.
Con ventaja para el visitante, nada varió demasiado. Una falta contra Casquero en el área que el árbitro Morales no vio, encima sancionando al infraccionado por una supuesta simulación, exasperó la parcialidad roja.
Del otro lado, una dudosa falta de Oliva contra Cortés en la puerta del área le abrió la posibilidad de acercarse con mucho riesgo al equipo de Porta, pero Cañas dejó esta chance en la humanidad de un rival.
No faltaba nada para el final de esta floja primera etapa, cuando Morales aplicó la tarjeta roja, una para cada bando: Radiciotti y Massico; en una falta que pocos vieron y una decisión que sólo el árbitro pareció entender. No hace falta decir que los ánimos se caldearon más de lo que el partido merecía, y no precisamente por lo que ambos equipos habían dejado en el campo de juego, si no por la mala tarde del árbitro, que más allá de estos fallos puntuales estuvo demasiado errático.
Afortunadamente, en el segundo tiempo, todo siguió con tranquilidad. Agustín Alvarez hizo definitivamente pie en el campo de juego, ajustó algunas marcas y no pasó sobresaltos para mantener su ventaja. En una jugada bastante parecida a la del primer tiempo, Joglar y Oliva armaron una jugada por una banda, que terminó en pies de Casquero, quien, una vez más, estuvo cerca, pero definió alto.
Y el único escolta del campeonato ratificó su condición a los 23 minutos, cuando Duarte aprovechó un quedo defensivo en San Agustín, quedó solo ante el arquero apareciendo por la derecha, y definió al gol.
Partido liquidado, no tanto por la diferencia numérica y/o el tiempo que faltaba, si no por cómo estaba planteado el encuentro. Si Bossio hubiera mandado al gol un remate de tiro libre que pegó en el palo, hubiera sido sólo un premio a su desempeño. Fue justa la victoria de Agustín Alvarez, que está, como se ha acostumbrado sanamente en los últimos campeonatos, está al acecho de la punta.
