[28 de junio de 2010] Por primera vez desde que comenzó el Mundial Sudáfrica 2010, a la Selección de Argentina le tocó jugar un domingo. En 9 de Julio, como en todo el país, la gente se fue preparando desde temprano para seguir por televisión o por radio, el choque ante México por los Octavos de final.
El almuerzo se hizo un poco más largo de lo habitual y se juntó con la adelantada e infaltable hora del mate. En algunos casos hubo panaderías que atendieron hasta el horario del partido y cerraron sus puertas para no perderse a la celeste y blanca.
El triunfo por 3 a 1 de Argentina se pudo observar con más atención porque la mayoría del público no estaba afectado al trabajo como ocurrió en el resto de los partidos (sábado ante Nigeria, jueves ante Corea del Sur y martes con Grecia).
El festejo fue con más fuerza porque se trataba de un partido en instancia de eliminación directa. El domingo las calles pasaron en poco minutos de estar desiertas a un congestionamiento por las caravanas producidas.
Hubo necesidad de cortar el tránsito alrededor de la Plaza Belgrano. Entre el patio de banderas del espacio público más céntrico de la Ciudad y el cruce de las avenidas Mitre y Vedia se concentró la mayor cantidad de gente para saltar y vivar a la Selección, con todo el colorido celeste y blanco.
Mientras los más conservadores prefieren esperar hasta último momento para festejar porque dicen que «todavía no se ganó nada», hay otros que se ilusionan y sienten que también se pueden celebrar los triunfos sin esperar a la obtención del Campeonato.
