Por Xavier Prieto Astigarraga
Un parto. Así fueron los nueve meses que pasó Juan Pedro Gutiérrez sin hacer lo que mejor hace, jugar al básquetbol. Pero dio a luz al confiable pivote que supo ser, o al menos eso parece en estos primeros encuentros desde su reaparición, en Obras Sanitarias , el líder de la zona sur de la Liga Nacional . Sin partidos oficiales, los meses fueron diez. En medio, lo peor: una operación de cadera y perderse el Mundial, nada menos. En España 2014 Pipa podría haber sido titular varias veces, en un seleccionado que, en espera del recambio, aún necesita a la vieja guardia. El grandote (2,05 metros) de Nueve de Julio no está viejo ni a punto de retirarse, pero a sus 31 años, las cosas no son como antes. «Cuesta. Cada vez más», admitió, terminada una práctica en el Templo del Rock.
-¿Cómo estás en este regreso?
-Contento. Tengo la ilusión de un chico, pero el cuerpo de un grande [risa]… Estoy tratando de recuperar las mejores sensaciones, de no generarme demasiada ansiedad ni exigirme, sino disfrutar. Quiero volver a mi mejor versión. Fue mucho tiempo sin jugar. Quizá más que lo que debió ser, porque demoré la decisión sobre la operación. Trataba de evitarla para ver si podía jugar el Mundial. No fue posible, y ya había que pensar en otra cosa para el fin de mi carrera.
-¿Específicamente qué era?
-Un daño en un cartílago, producto de artrosis en la cadera. Prácticamente todos los basquetbolistas tenemos artrosis. A mí se me había agravado y se habían formado unas calcificaciones en la articulación, que había que limpiar. A la operación le dicen «la toilette» cuando se hace en tobillos o rodillas. En la cadera es un poco más complicada porque involucra muchos más músculos y, al ser en el medio del cuerpo, hay factores de dolor por todos lados.
-Tomarás ritmo de a poco.
-Fue mejor de lo esperado, no sólo por el balance de victorias y derrotas sino además por las sensaciones. Aunque con inseguridades normales; hasta que lleve mucho tiempo jugando regularmente, no voy a asimilar que habré salido de esto. Justo nos tocaron diez partidos en menos de 30 días; me vendrían mejor partidos más espaciados y más entrenamientos, pero tenía ganas de volver a jugar y me siento bien. (N. de la R.: ayer Obras le ganó a Quilmes 89-68 y suma seis victorias y una derrota desde el regreso de Pipa).
-¿Podés descansar en algunos juegos?
-Puede ser, pero hay que ver cuáles son los límites de la articulación y forzarlos. El descanso es importante, pero ahora tengo que trabajar duramente. Lo ideal era volver a los seis, siete meses. Todavía estoy limitado, porque hasta que tomé la determinación de operarme fue crucial la pérdida de masa muscular, equilibrio y otras cosas muy importantes. Estoy tratando, a marcha forzada, de recuperar eso. Y dolores hay, normales. Están haciendo un gran trabajo el preparador físico y el kinesiólogo, que me tienen mucha paciencia, con muchos cuidados y estímulo de trabajo fuera de horario.
-¿Todavía te duelo lo del Mundial?
-Fue duro, muy duro. España es un país conocido para mí. Una pena. Fue duro verlo desde fuera. Pero me servía toda esa frustración para transformarla en motivación para entrenarme.
-¿Cómo viste al seleccionado?
-Por momentos jugó muy bien; después, Brasil nos hizo un planteo espectacular y nos dejó afuera. Es un momento de cambio, con muchos chicos nuevos.
-En algún momento volverán a convocarte y serás de los de más experiencia. ¿Te sentís referente ahora?
-No me siento referente ni estoy tan seguro de que vuelvan a convocarme. Hay que ver si después de esta lesión puedo alcanzar un nivel digno de una convocatoria. Me encantaría, pero tendré que evaluar si mi cuerpo podrá aguantar diez partidos en doce, trece días.
-¿Qué implica la vuelta de Sergio Hernández?
-Que se continúa con la base de siempre. La confederación sufrió cambios, pero debemos mantener lo que está en la cancha: la identidad del equipo. Los que hacen eso a la larga obtienen resultados.
-¿Cómo ves a tu compañero de puesto en Obras, Marcos Delía?
-Le veo una gran progresión; tendría que terminar jugando en el exterior. Tiene las condiciones, un tamaño impresionante, ganas de superarse. Le deseo lo mejor.
-Está en un buen momento Obras. ¿Qué proyección le ves?
-Es temprano. No nos fue bien al jugar contra aspirantes al título. Lo bueno es que el equipo tiene mucho margen de mejora. Yo tengo que tratar de no cambiar demasiado las cosas, porque el equipo viene bien; como visitantes, el balance es espectacular. Hay que ganar más en casa.
-¿Cuáles son las fortalezas y las debilidades de Obras?
-Una fortaleza es la juventud; varios chicos imprimen un ritmo vertiginoso. Y es espectacular la disciplina que impone Julio [Lamas] para no perder el rumbo. Muchas debilidades no tenemos. Hay que ver cuándo hay que jugar interior y cuándo tirar; tenemos jugadores para ambas cosas.
-¿Cómo viste el conflicto entre la Asociación de Jugadores y la de Clubes?
-Me habría gustado que no se llegara a tal punto. Me gusta lo que sucede ahora, que los jugadores y la AdC acerquen posturas. El diálogo es importante para todos. Si Leo Gutiérrez, Martín Leiva u otros referentes de la Liga son escuchados, que existan otros canales y no se convierta todo en una discusión. Creo que todos podemos aportar algo a la Liga.
-¿Y cómo ves a la Liga en general? Estructura de competencia, infraestructura, marketing/ comunicación…
-De alguna manera estoy redescubriéndola. Vuelvo y me encuentro con más equipos, más jugadores… Los clubes están tratando de otra manera el marketing, y me parece perfecto. Este nuevo sistema de muchos más partidos hace que viajemos más días pero menos kilómetros. Cuando termine haremos un balance.
16 partidos jugó Pipa el año pasado en la ACB con Tenerife (promedió 5,9 puntos y 3,5 rebotes); allí comenzó a sufrir por la lesión.